Tlahui-Politic. No. 8, II/1999
Consideraciones sobre el Proceso Electoral
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Uruguay, a 16 de Diciembre, 1999. URUGUAY: "Algunas consideraciones sobre el Proceso Electoral", por Sergio Ramírez.
La eleción presidencial en Uruguay se desarrolló dentro de los mismos
parámetros que caracterizan tales eventos en la región, con la excepción de
Venezuela. Si bien ha significado un avance cuantitativo, registra también
un significativo retroceso cualitativo, en función de las posiciones
ideológicas de una supuesta izquierda, que busca el alero tranquilo y
benefactor del sistema a cambio de contribuir a su "gobernabilidad" y a
eliminar sus aristas más regresivas. Mientras que la reacción recurre a
todo para defender sus intereses de clase.
El triunfo de la izquierda uruguaya en la primera vuelta de las elecciones
presidenciales y parlamentarias, fue una victoria que refuerza la tendencia
en desarrollo, no rectilíneo, hacia un cambio que signifique frenar el
desenfrenado neoliberalismo y corrupción de las oligarquías en América
Latina y que permita el acceso de las mayorías al poder para iniciar la
construcción de nuevos sistemas, en los que impere la justicia social.
Proceso que Galeano identificaba como que "ahora soplan, en el país, buenos
vientos de cambio." Mientras que Tabaré Vásquez, señalaba que el pueblo
uruguayo "ha votado por el cambio".
Al no lograr la mayoría absoluta, correspondía una segunda roda entre los
candidatos más votados. En relación a la segunda etapa, Tabaré Vásquez
estimaba que "La disyuntiva ahora es entre el cambio y el continuismo de
una política que ha fracasado". La expresiones citabas estaban avaladas por
las cifras de la primera vuelta que señalaban la derrota del Partido
Colorado, con un 31,34% de los votos, mientras el Encuentro
Progresista-Frente Amplio obtenía un 38,45 por ciento. Los otros resultados
fueron: Partido Nacional 21,32%; Nuevo Espacio 4,36%; Unión Cívica 0,23%.
Cifras que significaban que la coalición de centro-izquierda conquistaba,
además, por primera vez la mayoría simple en el Congreso (12 senadores y 40
diputados).
Los colorados mantuvieron sus 10 senadores y 32 diputados, y los blancos
bajaron a 7 representantes en el Senado y 23 en la Cámara Baja.
El Nuevo Espacio, 1 senador y 4 diputados. El avance electoral fue
impresionante. Además, el Frente Amplio que gobierna Montevideo desde
1990, en esta elección logró el 50%de los votos y triunfó en 4 de los 19
departamentos del país. Así, la coalición EP-FA quebraba el bipartidismo
tradicional al convertirse en la primera fuerza electoral del país.
LA RONDA DE LA VERDAD
En la segunda ronda se elegía al presidente entre el izquierdista Tabaré
Vásquez y el candidato del Partido Colorado, Jorge Batlle. En el comando
electoral del EP-FA se abrigaron ilusiones de que sectores del electorado
del Partido Nacional (blanco,de centro-derecha), que determinaría el
resultado final, aunque apoyaba a Batlle, podrían votar por Vásquez,
considerando las diferencias históricas que los han separado. Tal esperanza
se fundamentaba en que Tabaré Vásquez, que había expresado su deseo de
aglutinar en torno a su postulación a fuerzas que van más allá de su
coalición izquierdista, señalara que de ser elegido aplicaría "reformas
gradualistas" ("Desarrollo de la inversión productiva en las áreas
estratégicas; empleo; políticas sociales de salud, educación y vivienda;
descentralización política y participación ciudadana; y acción sobre la
pobreza, es decir, la elaboración de un Plan de Emergencia).
Además, había
prometido que no afectaría el secreto bancario ni aplicará impuestos a los
depósitos, que mantendría el actual sistema cambiario con una banda de
flotación y devaluación gradual del peso, y que no pensaba dejar de pagar
la deuda externa (14% del PIB). "Vamos a buscar todos los caminos para
mantener la estabilidad, que ha sido a costa del sacrificio de amplios
sectores de la sociedad uruguaya". Tales planteamientos no se diferenciaban
significativamente de las promesas de Batlle. Representaban una "corrida"
al centro-derecha para tranquilizar y conquistar votos en sectores de la
burguesía uruguaya. La justas expresiones de Galeano de que "en Uruguay y
en toda América Latina los pobres siempre votaron contra los pobres, pero
ahora los pobres están comenzando ya a votar por sus propios
representantes, lo que significa un cambio muy interesante", quedaron
flotando en el aire ante la similitud de ambas promesas electorales. En
efecto, inmediatamente después de su triunfo en la primera ronda, Tabaré
enfatizaba sus planteamientos. Dijo: "...Pero la historia no termina acá. Sin
duda, este crecimiento y esta ofrenda que hacen el FA y el EP a todo el
pueblo uruguayo se va a ver incrementada en el correr de los próximos días
por la llegada de miles y miles de uruguayos... Los recibiremos en este
espacio político y los recibiremos con los brazos abiertos, sin pedir que
cambien su pensamiento político. No les vamos a pedir que dejen de ser
blancos o que dejen de ser colorados, les vamos a pedir que juntos
trabajemos para mejorar la calidad de vida de todos los uruguayos.....Lo
único que les vamos a pedir a estos uruguayos que seguramente nos
acompañarán, es que quieran cambiar, que entre todos tratemos de hacer un
Uruguay distinto, un Uruguay mucho más solidario, más humano, más
fraterno.". Su propuesta de "cambio" posible era un llamado, según muchos
analistas de izquierda, a la cohabitación con la derecha, a la cual
sindicaba también partidaria de "cambios", sin explicar el contenido de ellos.
LA VIEJA PERO EFECTIVA CAMPAÑA DEL TERROR
Vásquez, al definir su propuesta, decía: "es transitar hacia gobiernos
progresistas, profundamente serios, responsables pero también profundamente
humanos y profundamente honestos. Esta es la propuesta para todos los
uruguayos". Ella fue derrotada en la segunda vuelta por la coalición de los
dos partidos de derecha que han mantenido el poder desde la independencia.
La misma propuesta, aderezada con los ingredientes clásicos que utiliza la
reacción, como la campaña del terror, la intervención de los aparatos del
Estado y el volcamiento de los indecisos hacia el candidato oficialista
debido a temores injustificados, impidió que Tabaré Vásquez pudiera poner
en práctica sus "cambios posibles". La balanza en su contra se inclinó en
las dos últimas semanas de la carrera final, después que colorados y
blancos (nacionales) se unieran en torno a Batlle. Además, había un sector
del electorado que no se había pronunciado aún por ninguno de los
contendientes. Entonces, con un fuerte apoyo del gobierno y los medios de
comunicación más poderosos ligados a los sectores del gran empresariado,
Batlle, el candidato oficialista, centro su campaña en esa dirección para
sembrar el temor ante un probable triunfo del EP-FA. Sus objetivos
preferentes fueron los jubilados, las mujeres, los pequeños comerciantes e
industriales, siempre sensibles a cualquier medida que creen puede
disminuir sus ingresos. El Encuentro Progresista-Frente Amplio hizo lo
imposible por hacer comprender a dichos sectores que los infundios en su
contra correspondían a una razón electoralista, producto de la
desesperación de las clases más reaccionarias al verse superadas en la
primera vuelta. Fracasó en tal objetivo. Su programa electoral era casi
similar al de Batlle. Estaba a la defensiva y desarmado ideológicamente para
enfrentar la ofensiva de la derecha. No era suficiente enfatizar que su
programa y plan de emergencia "nada tenían de marxistas".
El discurso anti-izquierdista dominó la campaña en la segunda ronda. Negar
o reconocer que no eran partidarios de cambios profundos y reales no fueron
explicaciones satisfactorias para anular la verdadera conjuración de las
fuerzas más retardatarias del Uruguay. En efecto, el diario brasileño "O
Estado de Sao Paulo" decía que "los grupos de ultraderecha que proliferaron
durante la dictadura militar, de 1973 a 1985, resurgieron de las sombras en
panfletos y sitios de Internet, 'alertando' a los religiosos uruguayos
sobre el 'peligro socialista' y convocando 'a cada patriota a matar por lo
menos un comunista'". Mientras que Vásquez criticaba la "falta de ética" de
la campaña publicitaria de la derecha, sosteniendo que sus dirigentes
"falsificaron muchos argumentos", el senador (colorado) Pablo Millor decía
que, si ganaba Tabaré, los comunistas y los tupamaros se iban a meter en
los baños de las casas e iban a revisar los colchones, buscando dinero
escondido, para aplicarle impuesto a la renta. El proyecto del EP-FA de
implantar el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas "para que pague
más el que tiene más", fue tergiversado por Battle. Su coalición sembró el
pánico entre los ancianos, afirmando que el nuevo tributo "tendrá que
pagarlo uno de cada tres jubilados". La coalición EP-FA fue arrinconada por
la campaña del terror y sus debilidades aperturistas. Vásquez denunciaba
discriminación informativa de varias emisoras de Montevideo. Sus palabras
demuestran que confiaba en la burguesía y en los empresarios: "Hablé con
sus dueños y nos dijeron que todo iba a ser muy equitativo. Pero las
apariciones de Battle cuadruplicaron las nuestras".
Cuatro días antes de la definición electoral, Vásquez intentó desvirtuar,
en entrevista concedida a diarios argentinos ("La Nación" y "Clarín") los
falaces argumentos en su contra y dar confianza absoluta a los grupos
económicos de que sus interese económicos no serían tocados. Respecto al
infundio de que gravaría los intereses de los depósitos bancarios de los
argentinos en su país, sostuvo que "si por un lado estamos buscando
inversores, si estamos proponiendo herramientas de estímulo para las
inversiones, no les podemos cobrar impuestos. Y esto lo decimos con
absoluta seguridad: no va a haber un impuesto a la renta ni de los
depósitos bancarios ni de los intereses de esos depósitos". El candidato
desmintió, además, que él se propusiera levantar el secreto bancario, que
"sólo puede levantarse ante la orden judicial".
NUNCA SOLTARA VOLUNTARIAMENTE "EL HUESO"
El ex candidato presidencial de la izquierda, general Liber Seregni,
denunció claramente la campaña del terror, que continúa dando dividendos de
poder a la reacción, no sólo en Uruguay sino en todos los países
latinoamericanos donde se han realizados actos electorales últimamente.
Seregni decía que "después que asustaron con la salida de capitales si
ganaba el EP-FA, se les ocurrió esto del Impuesto a la Renta, diciendo que
le íbamos a meter la mano en el bolsillo de la gente para sacarle lo poco
que tiene". Además, agregaba que el "empecinamiento" de blancos y
colorados, acudiendo a métodos antidemocráticos, no es de ahora. "Desde que
nació el Frente Amplio hace 30 años, el sistema político vio que cambiaba,
que el país cambiaba de historia, que más de 136 años de gobierno alternado
y en conjunto, de colorados y blancos" corrían peligro, y entonces "largar
ese hueso no es fácil".
La reacción uruguaya no largó "el hueso".Nunca lo hará voluntariamente, ni
respetará las "normas democráticas" que ha impuesto para conservarlo. En
esta oportunidad, para conservar sus privilegios de clase, le bastó el
poder de su dinero para montar una exitosa campaña del terror que
manipulara la conciencia de los electores. Mientras que en su arsenal
conservaba integra la capacidad represiva-militar de los aparatos del
Estado, utilizada en otras oportunidades cuando sus interese estaban
realmente amenazados.
Después de su derrota, el mensaje de Tabaré Vásquez, la misma noche de la
elección, mostró un alto grado de "generosidad, en contraste con el odio y
la perfidia destilada por su adversario conservador", como lo expresa un
diario de "izquierda" de Latinoamérica. Al saludar a sus partidarios, dijo:
"queremos felicitar y sentirnos profundamente orgullosos de integrar este
maravilloso pueblo uruguayo que hoy dio otra magnífica lección al mundo
entero de lo que es el pueblo uruguayo. Un pueblo que ama la paz, la
tolerancia, la libertad y la democracia. Aquellos que pronosticaban
terrores, horrores, violencia ven hoy acá al pueblo uruguayo con respeto,
saludando a su compañero, a su compañera y al otro uruguayo que no pensando
como nosotros también merece todo nuestro respeto y saludo". Más adelante
señaló, al referirse al EP-FA que "esta fuerza política se ha transformado
en la primera fuerza política del país a partir del 31 de octubre. Tenemos
una fuerza importante, en cuanto a número, pero también importante, y sobre
todo, en cuanto a la calidad de la representación parlamentaria". Y, al
sintetizar la jornada electoral realizada y las "perspectivas" de la
izquierda, expresó que "ésta fue una batalla, fue dada, la hemos dado con
amor, la hemos dado con entrega, la hemos dado con cariño. Quiero destacar
en esa batalla y en ese trabajo a la militancia del Frente y del Encuentro,
que con su entrega logró lo que hemos logrado. Y los invito a seguir
trabajando sin bajar los brazos. Mañana la vida política del país sigue, en
cinco o seis meses tendremos elecciones departamentales, y toda una enorme
tarea hacia adelante". Tales declaraciones y la realidad desnuda del acto
eleccionario presidencial conforman interrogantes que van más allá de la
autocomplacencia ideológica.
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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