Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


Revista Marcha: Octubre 1999. Secuelas del Control Militar

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Panamá, a 10 de Septiembre, 1999. PANAMÁ: Revista Marcha: Octubre 1999. De: Revista Marcha revistamarcha@hotmail.com

Diversos informes señalan que, durante cuatro décadas, el área bajo control militar estadounidense en Panamá, fue utilizada para pruebas químicas, que, entre otros, afectaron el ecosistema. Esos daños al ecosistema y, en diversas ocasiones, a la vida humana, son apenas una muestra del potencial tecnológico-militar-químico utilizado por los Estados Unidos en su guerra contra Vietnam.

En Vietnam, entre 1964 y 1975, más de dos millones de personas resultaron afectadas por esas armas de destrucción masiva. Durante más de diez años Estados Unidos esparció sobre Indochina 72 millones de litros de compuestos químicos para "alcanzar" una victoria militar rápida, sobre una nación campesina.

Entre las armas químicas utilizadas por los Estados Unidos, en Vietnam, se encuentra el "agente naranja" que causó miles de muertes, parálisis, ceguera y deformaciones físicas: 50 mil niños sufren, hoy en día, las consecuencias de esa barbarie. Pero esta modalidad de guerra con agentes químicos, por la cantidad de víctimas humanas que genera y los efectos que tiene sobre el medio ambiente, y, distintas generaciones, fue gradualmente perdiendo su utilidad, en la medida que los bombardeos aéreos masivos se hicieron más efectivos: la estrategia dirigida hacia la región -Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá-, muestra que existe la disposición de cerrar un polígono, donde, ante la eventualidad, los Estados Unidos realizará, -con, o, sin colaboración- un bombardeo masivo, y, selectivo, similar al registrado en Vietnam, Grenada, Iraq, Panamá, Kosovo y Serbia.

No obstante, en Panamá, esas armas químicas, o no, al margen de su uso, afectan a 17 comunidades, cercanas a los polígonos de Emperador, Piña y Balboa Oeste. En esas comunidades se producen accidentes, cuyas consecuencias son, por ahora, 27 víctimas fatales; aunque Estados Unidos señala que, según sus informes, solo existen siete panameños muertos, a partir de 1984, en los polígonos de Emperador y Piña.

Las poblaciones cercanas a estos polígonos y que pueden ser afectadas en mayor o menor medida, por la contaminación existente, son Arraiján (Loma Cová, 27, 13 de Febrero, Palo Diferente, Once de Octubre, Rogelio Paredes, Burunga, Nuevo Chorrillo, Nuevo Emperador, La Gloria y Peñas Blancas); La Chorrera (El Arado, La Represa, Pueblo Nuevo, La Mendoza), Colón (Cristóbal, Chagres) y la población de Chimán. En esas comunidades el nivel de pobreza es alto y, al mismo tiempo, el nivel de educación es sumamente bajo. Esas áreas, representan en su conjunto, el nuevo foco de crecimiento de la ciudad y del modelo económico transitista, por lo que poco a poco rodeará y luego ocupara esos terrenos contaminados, con las subsiguientes consecuencias.

Por tanto, la descontaminación de las áreas utilizadas para pruebas químicas en Panamá, implica, también, al mismo tiempo, el conocimiento del para qué, por qué y contra quiénes fueron utilizadas dichas municiones. Además del conocimiento de donde se encuentran todos los sitios de pruebas y prácticas donde la población no debe entrar, y que los Estados Unidos debe limpiar. No se trata, por tanto, de una reivindicación que una vez alcanzada, le permita al capital transnacional, expropiar dichas áreas, tal cual sucede con las áreas revertidas, sino de un proceso distinto, en medio del cual sea posible conocer los casos de los pueblos contra los que se cometieron, en su orden, crímenes de lessa humanidad; crímenes contra el ambiente; y crímenes contra el conocimiento.

From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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