Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


Revista Pachakutik: Hacia una Izquierda Humana y Sustentable

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Ecuador, a 12 de Noviembre, 1999. ECUADOR: Revista Pachakutik: Hacia una Izquierda Humana y Sustentable. Por Miguel Lluco Tixe*.

Ya no hay duda de que la caída del socialismo histórico no representa el fin de la izquierda. Representa sí, el cierre de un ciclo en que las coordenadas que marcaron la identidad de la izquierda estuvieron desafortunadamente sobredeterminadas por una forma de construir una supuesta sociedad socialista en contraposición, pero también en continuidad con el paradigma capitalista. Digo en continuidad pues ambos modelos compartían las mismas perversiones de la modernidad esclavizante: industrialización sin preocuparse por la destrucción de la naturaleza ni la fuerza de trabajo, control autoritario de la sociedad y los mismos patrones de consumo. Frente a la caída del socialismo real se presentaron algunas posiciones: una que niega todos los procesos históricos y atribuye al imperialismo la derrota del socialismo; la otra que extenuando la crítica al socialismo y reivindicando las virtudes del capitalismo, se ha situado en la vereda de enfrente.

Nosotros nos situamos, y creemos que a eso contribuye el debate, en la necesidad de la reconstrucción teórico-política de la izquierda. Creemos que las posibilidades de refundación y reconstitución de la izquierda están en la injusticia e irracionalidad del neoliberalismo, en la pobreza material y espiritual del cada vez mayor número de mujeres y hombres, y en la necesidad de refundarnos por fuera de paradigmas preestablecidos.

Nuestra preocupación básica unificadora debe ser la búsqueda incansable por la justicia, por la equidad; por la potenciación y humanización del ser humano. Debemos detener el proceso de deterioro de la vida, democratizar la sociedad y trasformar al sujeto enajenado en sujeto de su destino. Estos retos son urgentes porque vivimos un sistema social agotado en lo económico, político y social.

El neoliberalismo y la democracia burguesa agudizaron la pobreza, la incertidumbre y el caos. Las elites de poder se han constituido en un obstáculo para una vida mejor. Debemos construir un nuevo proyecto histórico que se reapropie del futuro, que genere un nuevo modelo de cambio y de vida en la sociedad. Ello implica pensar y fundamentar las bases de la nueva izquierda.

En lo ideológico, debemos construir una corriente renovadora que retome los aportes de:

la cosmovisión indígena y campesina, especialmente en su organización comunitaria y en su relación con la naturaleza;

los impulsos de renovación social de los movimientos sociales, la equidad de género y la lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres;

el sentido intrageneracional en la búsqueda de un modelo que permita el desarrollo de las futuras generaciones no sólo para el sustento material sino también para la reproducción de los valores en los próximos años;

el sentido de la ética en todas nuestras actuaciones personales y políticas; en lo público y en lo privado, tomando en cuenta que la historia se hace desde la cotidianeidad;

la democracia plena en toda la sociedad, incluyendo nuestros movimientos y partidos políticos.

Debemos estar claros que luego de 15 años de neoliberalismo, el mercado ha sido incapaz de regular la economía, menos aún de impulsar procesos equitativos de desarrollo. Por tanto es imprescindible fomentar la participación de la sociedad para contrarrestar esa realidad. La sociedad debe ser capaz de regular y coordinar el mercado y compatibilizar el crecimiento económico con el desarrollo, la equidad y la potenciación de las capacidades sociales.

La Izquierda actual debe mirar hacia la construcción de un desarrollo humano y sustentable, con una inserción selectiva en el mercado mundial y combinando nuestra originalidad y sabiduría con los resultados más avanzados de la revolución científico-técnica. Para eso es necesario impulsar y fortalecer:

mecanismos para la democratización de la riqueza, exigiendo la renegociación de la deuda externa;

un nuevo contrato social que garantice condiciones de vida mínimas para el trabajador y su familia, priorizando la atención de la salud, educación, y la seguridad social;

igualdad de oportunidades para los sectores discriminados tradicionalmente: indios, negros, mujeres, niños y ancianos;

los procesos de iniciativa y participación ciudadana;

la descentralización, respetando la identidad y capacidad de decisión de los pueblos indígenas, las comunidades negras y los actores sociales;

la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Para lograr estos objetivos debemos crear un nuevo sujeto del cambio: la nueva izquierda que impulse una alianza cívico social, que congregue a todas las fuerzas y sectores afectados por el modelo neoliberal.

Uno de los aspectos claves de esta refundación de la izquierda es reconstituir el espacio de la política como espacio de representación de la sociedad, de sus intereses, pero también de reconstrucción de sus horizontes. Para eso es fundamental:

dejar de pensar en partidos-sectas;

abrir los partidos a la población, a la sociedad, tener una relación abierta y perceptiva con la mayoría del pueblo;

construir una nueva izquierda plural, rompiendo las ortodoxias y sectarismos, que impulse un diálogo de saberes entre diversas tendencias y posiciones, que genere complementariedades de fortalezas y culturas organizativas;

romper con el criterio sectorial, a través del cual cada partido se cree dueño de tal ó cual sector social;

construir lo político en función de los intereses de las mayorías y aportando propuestas y respuestas a los retos del país del futuro.

Esta unidad y reconstitución de la izquierda debe superar las contingencias electorales. Varias veces nos hemos reunido incluso en espacios de concertación y hemos definido programas, pero no hemos sido capaces de construir unidades políticas. No ha existido la voluntad política para llevar adelante esta unidad. Hablamos de unidad pero en el momento de los acuerdos tenemos una dimensión cuantitativa y sumatoria de la misma. Los procesos políticos de otros países de América Latina enseñan que sin unidades políticas (que han implicado acuerdos básicos sobre programas, elecciones primarias internas, participación unitaria en elecciones), no es posible avanzar en el enfrentamiento al neoliberalismo y en la puesta en marcha de un proyecto alternativo. La experiencia del PT en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay, nos exige unir nuestras fuerzas. Esta unidad debe ser un encuentro de saberes pero también de factores reales de poder.

Ecuador vive una grave crisis que pretende ser superada en beneficio de los ricos aniquilando a la mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas. Por eso, hoy más que nunca tenemos el reto de construir una propuesta alternativa. Es la hora de superar nuestras visiones parciales, de pensar en el futuro, de convertir estas horas amargas en encuentro para potenciar nuestras fuerzas. Tenemos que enfrentar los proyectos tecnocrático de la Democracia Popular y deshumanizante del Partido Social Cristianismo, construyendo en el marco del respeto procesos sociales, políticos y electorales unitarios.

*Dirigente Indígena. Coordinador Nacional del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik - Nuevo País y ex Diputado del Movimiento por la Provincia de Chimborazo. Este artículo publicado en la revista Pachakutik de julio de 1999, recoge la exposición presentada por Lluco en el Encuentro de la Izquierda Latinoamericana, realizado en abril de 1999 en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito.

Información difundida por:
Joel Atilio Cazal
Revista Koeyu Latinoamericano
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Caracas-Venezuela

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