Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


Correo del Magdalena, Órgano Informativo del ELN, No. 117 (2° parte)

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 13 de Diciembre, 1999. COLOMBIA: ELN: Correo del Magdalena, Órgano Informativo del ELN. II Época No. 117 (2° parte), http://www.eln-voces.org

ACTUALIDAD NACIONAL
COLOMBIA: LA GUERRA Y LA PAZ.
Por: Claudia Korol

Las iniciativas dirigidas a abrir un proceso de paz en Colombia parecen languidecer y hasta desmoronarse, ante la ofensiva desarrollada por la cúpula militar colombiana, los paramilitares, las fuerzas de la oligarquía colombiana, con el activo respaldo de la industria bélica norteamericana y sus portavoces en el gobierno de EE.UU.

Cuando las guerrillas (principalmente las FARC y el ELN) aumentan su capacidad de desafío al poder político, económico y militar, incrementan su influencia nacional e internacional y refuerzan sus iniciativas diplomáticas tendientes a desenmascarar el discurso norteamericano legitimador de una eventual invasión a Colombia; las fuerzas militaristas colombianas y Norteamericanas sabotean las posibilidades de paz, convencidas de las ventajas que tendría un triunfo militar sobre la guerrilla, o en su defecto, la continuidad de la guerra... y del negocio que ésta implica.

El presidente colombiano Andrés Pastrana, que llegó al gobierno prometiendo abrir las negociaciones de paz y sentarse a dialogar con la guerrilla, quedó entrampado en este juego de presiones, en el que, al igual que la administración de Clinton, maneja con una mano la propuesta de paz, mientras que con la otra da las órdenes de guerra.

La gravedad de la situación radica en el alto costo que este proceso tiene para el pueblo colombiano y en las implicancias que una invasión directa norteamericana acarrearía para la región y para el continente latinoamericano.

En relación al primer aspecto, el politólogo Noam Chomsky aseguró que "según estimaciones del Departamento de Estado, el nivel anual de las matanzas políticas realizadas por el gobierno y sus asociados paramilitares, está alrededor del nivel de Kosovo; y el desplazamiento de refugiados, provocado sobre todo por sus atrocidades, está por encima del millón. Colombia ha sido el recipiente occidental principal del hemisferio de armas y el entrenamiento de los EE.UU.. Ha aumentado tanto como la violencia en los ' 90 y esa ayuda ahora está aumentando, bajo el pretexto de "la guerra de la droga", desprestigiado ante casi todos los observadores serios."

De esta manera, en una guerra con características diferentes a la de Yugoslavia, pero con efectos igualmente devastadores, los militares colombianos y norteamericanos, los paramilitares, la DEA, la CIA, el FMI, el gobierno norteamericano y el colombiano, están realizando esfuerzos dirigidos a liquidar a las fuerzas insurgentes de la guerrilla colombiana; creando las condiciones para una eventual invasión, que contaría con la dirección y el armamento norteamericano y con la participación con vidas humanas de los pueblos latinoamericanos, "carne de cañón" para una nueva aventura guerrerista del pretendido gendarme del mundo.

El recuerdo de la guerra de Vietnam estuvo en estos días en boca de unos y otros. El gobierno de EE.UU., aprendiendo de esa experiencia, intenta evitar la pérdida de vidas norteamericanas, implicando para ello a los países latinoamericanos. En el último día de la Conferencia de la OEA, realizada a principios de junio, Estados Unidos lanzo al aire, sin que el tema estuviera en el orden del día, la conformación de una Fuerza Multilateral de Estados Latinoamericano para "salvar las democracias y las constituciones del hemisferio".

Argentina, de acuerdo con declaraciones del presidente Menem, sería parte de los gobiernos de la región que intervendrían como fuerza de choque de la política norteamericana. Estas afirmaciones, luego desmentidas, crearon alerta en nuestra sociedad. Distintas organizaciones políticas, sociales, de derechos humanos, rechazaron con energía la posibilidad de que nuestra juventud sea implicada en una guerra contra la juventud y el pueblo de Colombia. El presidente peruano Alberto Fujimori, por su parte, agregó leña al fuego declarando que "si continúa este proceso guerrillero, no tengo la menor duda que Colombia se convertirá en una amenaza para la región".

La narcoguerrilla: un discurso legitimador

Los intereses norteamericanos en la región son numerosos, por la importancia que tiene Colombia en la estrategia de dominación mundial de los EE. UU.. Colombia con inmensos recursos energéticos, hidrográficos, marítimos y climatológicos, con cerca de 40 millones de habitantes y una extensión territorial de un millón 139 mil kilómetros cuadrados, es muy atractiva para los ambiciosos planes de la globalidad y la extra-territorialidad de EE.UU.

La prensa norteamericana, y sus repetidoras en todos los países, pretenden legitimar la intervención, intentando establecer la conexión entre el crecimiento de la influencia de la guerrilla, y el apoyo de ésta al narcotráfico. Este pretexto, viene siendo elaborado minuciosamente como estrategia discursiva norteamericana, desde los Documentos de Santa Fe 1 y 2, en los cuales se establece entre los principales "peligros" para la seguridad norteamericana, el narcotráfico. Se señalaba en el documento de Santa Fe 2, elaborado por los asesores del entonces presidente Ronald Reagan en 1989 que: "Colombia se enfrenta a una doble amenaza a su seguridad y a sus instituciones democráticas básicas. Una de esas es la insurgencia, respaldada por los comunistas, que en la década del 80 creció en tamaño y magnitud. Si las actuales tendencias continúan, Colombia se tornará en otro Salvador para mediados del 90."

Fue precisamente el presidente colombiano Andrés Pastrana, quien en los inicios de la negociación de paz, admitió que la guerrilla colombiana no está ligada al narcotráfico, sino que es una fuerza política y como tal debía ser tratada. Éste reconocimiento, fue el punto de partida de los diálogos tendientes a buscar una salida menos dolorosa para el pueblo colombiano. Sin embargo, tanto la prensa colombiana como la internacional, retoman con beligerancia en los últimos tiempos, el discurso guerrerista.

El diario La Nación, en un comentario especial del domingo 1 de agosto, afirma, en esta tónica que "La insurgencia se apropió de los procesos de elaboración de cocaína y heroína, y su logística se vio abastecida por una fuente casi inagotable de dinero. Se transformó, de hecho, en el tercer gran cartel, sucesor de los de Cali y Medellín...Por primera vez en su historia, Colombia se enfrenta a una narcoguerrilla de inmenso poder económico y gran capacidad de fuego". (Comentario de Enrique Comillas). A pesar de las numerosas desmentidas, a estas afirmaciones, la campaña de desprestigio continúa. El general Barra Mc Cafrey, conocido como "el zar de la lucha contra la droga" del gobierno de Clinton, al visitar recientemente Colombia propuso que la asistencia militar que este país recibe actualmente, destinada supuestamente a la lucha contra el narcotráfico, que asciende a la escalofriante cifra de 289 millones de dólares, sea aumentada a 1000 millones de dólares.

En una conferencia de prensa ofrecida por el Comandante Raúl Reyes, de las FARC, éste denunció el 17 de julio, que "se habla de 250 millones de dólares que EE.UU. da anualmente al Ejército Colombiano, para mejorar sus capacidad de combate y movilizarlo para la guerrera parte de los 289 millones de dólares destinados para la lucha contra el narcotráfico". Afirmó luego "Éste es otro aporte en dólares para luchar contra la insurgencia colombiana y contra el descontento del pueblo trabajador".

Al mismo tiempo, un informe de la oficina de investigaciones del Congreso de Estados Unidos asegura que la DEA (Drug Enforcemente Agency), tiene por lo menos 65 agentes en Colombia y entrenó en sus cuarteles centrales de Virginia, hasta 1998, a 112 oficiales colombianos. Los Estados Unidos tienen en Colombia también, una dotación de funcionarios del Departamento de Estado, militares que están entrenando a un grupo de elite de las fuerzas armadas colombianas, a funcionarios de la Aduana y del IRS (la oficina que recauda impuestos), y otros especializados en inteligencia y lavado de dinero. Según el Pentágono, los Estados Unidos tienen actualmente 240 funcionarios en Colombia.

En los hechos EE. UU está proveyendo de información de inteligencia militar a las FF. AA. colombianas para el combate a la guerrilla. A través de imágenes satelitales estadounidenses e información obtenida de la escucha telefónica, les informan de los movimientos de las guerrillas colombianas. También están entrenando militarmente a las FF.AA. para la lucha antiguerrilla, y están proveyendo armas y dinero. El New York Times informa en la semana anterior que "un nuevo batallón antinarcotraficante del ejército colombiano, que comenzará a operar a fines de este año, está siendo entrenado y armado por Estados Unidos, no sólo para la guerra contra el narcotráfico, sino también para la guerra contra las guerrillas".

La agencia ANNCOL de principios de este año informa que "Según los diarios de Washington, en la operación (que formalmente se denomina antinarcóticos) se incluye la utilización de aviones espías y vigilancia por satélite a las selvas de Orinoquia y la Amazonia, que podrán proveer imágenes de color e infrarrojas con los cuales se podrá identificar de inmediato las concentraciones de combatientes de las FARC en la jungla y monitorear sus comunicaciones, incluyendo la localización." (Informe de Germán Silva).

Es evidente el nivel de intervención norteamericana actual en Colombia. Sin embargo este nivel de participación no les alcanzó para aplastar a la insurgencia, y en este contexto, tambalea la economía, aumenta en flecha la desocupación, se fugan los capitales, y se genera una fuerte desestabilización en el país, y una suerte de ingobernabilidad. El 6 de julio el director del Fondo Monetario Internacional, Michael Camdessus expresó en una conferencia en San Sebastián (España) la necesidad de que Colombia tomara otro rumbo para superar "el terrorismo y la división de hecho del país" que "está desestabilizando una economía estable por 40 años".

El derecho de vivir en paz

Así como al comienzo del siglo 20, el gobierno norteamericano intervino en Colombia para asegurar su dominio estratégico en la región, provocando la separación de Panamá y la construcción del canal interoceánico; en el final del siglo, cuando debería verificarse la salida de EE.UU. de Panamá, se produce una gran campaña dirigida a generar consenso interno y mundial ante esta posible invasión. La historia de las intervenciones norteamericanas en América Latina es extensa y dramática para los pueblos del continente.

Pero las consecuencias posibles de una acción de este carácter en Colombia, son impredecibles.

En las últimas negociaciones, el debate se centró en la creación de una comisión internacional que diera seguimiento a este proceso. El Comandante de las FARC, Raúl Reyes, fundamentó la oposición de las FARC a que se designe una Comisión Internacional que supervise las negociaciones de paz.

"El gobierno -aseguró- quiere aprovecharla para captar y recolectar más recursos, que no son para resolver el problema de los trabajadores en Colombia, la cantidad de gente que está desempleada, el problema de los maestros, el problema de los destechados, lo de la salud, sino para la guerra contra el pueblo, para que no reclame lo que le pertenece. Nosotros no podemos entender cómo un gobierno que empieza a dialogar de la Paz, y que es consciente de que la Paz requiere una fuerte inversión social, estando el país en crisis económica, insiste en armar más al Ejército. No es que estamos en contra de nombrar comisiones internacionales, -agregó- sino por la utilización que se hace de esas comisiones internacionales, para recolectar apoyo financiero, para crearle a los colombianos más hechos de guerra."

El Comandante Reyes se refería así a las giras realizadas por el presidente Pastrana a países europeos, fundamentalmente, para buscar respaldo a su propuesta de Paz y para recolectar fondos, supuestamente para la Paz, que están destinados, según los guerrilleros, para la Guerra.

La situación colombiana está en una encrucijada que compromete sus destinos, el de miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños; y que nos compromete también a nosotros. Los EE.UU. no permitirán un mayor desafío a su poder en el continente. La soberbia de gendarme del mundo, demostrada en la Guerra del Golfo y recientemente en Yugoslavia, ahora puede apuntar sus misiles hacia el corazón de América Latina. Esto se vuelve un desafío, en consecuencia, para toda América Latina. Tal vez en estas circunstancias sea más adecuado que nunca, volver la mirada hacia nuestra historia, para encontrar en ella ejemplo y claridad. Quizás nunca, como ahora, tuvieron más vigencia los ideales de Bolívar, de San Martín, de José Artigas. Patria es América, nos recordaban.

LECTURAS RECOBRADAS
FUERZA REGIONAL DE INTERVENCIÓN?
INVASIÓN DE EE.UU. EN COLOMBIA?.

Por: Ion Arregui
Tomado de Hilka

En enero se iniciaron conversaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC, y éstas exigieron el desmantelamiento del paramilitarismo, por considerarlo una estrategia de guerra sucia impulsada por el Estado. A lo largo de este año, la actividad paramilitar, con su implacable desarrollo territorial y su secuela de muertos entre la población civil, ha ido en aumento. Tampoco se han logrado acuerdos para el intercambio de prisioneros que, en número de unos 450, existen por ambas partes. Finalmente, las atribuciones de una comisión de verificación y control han sido lo que aparentemente más ha paralizado y atrasado las conversaciones, hasta que dicha exigencia parece haber sido retirada por el gobierno. A la par que se viene desarrollando este proceso, las medidas neoliberales están siendo agresivamente aplicadas por el gobierno contra las clases sociales más desfavorecidas.

Entretanto, muchos sectores del ejército, políticos y empresarios han tocado a rebato contra las conversaciones tratando de desestabilizarlas y romperlas. La intransigencia, vestida con mil ropajes, y el guerrerismo puro y duro están dispuestos "a liquidar la subversión a la que el gobierno le da oxigeno" y, cómo no, los EE.UU. están muy presentes impulsando argumentos de fuerza -la puesta en vigor del plan B, excluyente de la zanahoria y puramente militar- para hacer entrar en razón a los insurgentes. Mientras algunos hablan de paz, se entrenan batallones especiales, se impulsan fuerzas regionales de intervención, las fuerzas USA se redistribuyen en todo el área y se inyectan millones de dólares de la administración Clinton.

De continuar así la paz de Pastrana demostraría ser un globo con poco gas, incapaz de remontar el vuelo. La música pacifista que alzó a Pastrana como presidente seria calderilla, y las FARC no parecen dispuestas a inclinarse por unas pocas monedas. Confían en sus fuerzas para mantener su dignidad, desean paz con contenidos sociales y no quieren dejarse matar como conejos. Las negociaciones de paz en Colombia emiten presagios de guerra; incluso se ha señalado la fecha de final de año como plazo para Pastrana para declarar el estado de guerra. Una guerra que se intensificaría en todos los frentes: la guerra sucia paramilitar, la especialización del ejército, y la participación de los EE.UU. junto a lo que denominan una fuerza regional de ayuda y colaboración con Pastrana. A pesar de todo, las FARC continúan apostando por las negociaciones, que han sido nuevamente anunciadas.

LA ESTRATEGIA DE LOS EE.UU.

Madeleine Albright declaró a New York Times, en septiembre, que "los problemas de Colombia se extienden más allá de sus fronteras y tienen implicaciones para la seguridad y la estabilidad regional. Pastrana necesita y merece un respaldo internacional que enfoque más allá de la interdicción y erradicación de la droga". Además de considerar correcta la política del presidente colombiano de iniciar conversaciones de paz, advierte que "la pregunta es si él podrá llegar a alcanzar una combinación de presiones e incentivos que motiven una respuesta de la guerrilla", y que "los esfuerzos de paz deben ser liderados por los propios colombianos", pero "entre los heroicos riesgos que Pastrana ha emprendido, es decisivo que él decida de qué zanahorias y de que garrotes debe echar mano".

El tema de la intervención en Colombia se ha puesto de actualidad informativa gracias a una campaña publicitaria desatada por EE.UU. con el objetivo de desinformar a la opinión pública, observar las reacciones de los países del área y del conjunto de la comunidad internacional, y crear el clima favorable para una aventura militar.

La argumentación más manida echa mano de las drogas ilegales que en Colombia son un reino incontrolable que afecta directamente a los EE.UU., tal y como lo oficializa el zar antidrogas Barry McCaffrey. Los dirigentes norteamericanos identifican drogas ilegales con inestabilidad continental y con guerrilleros, que estarían detrás de los negocios; es decir, la narcoguerrilla. Conclusión: para librarse de las drogas ilegales hay que combatir a la guerrilla, en palabras de los representantes diplomáticos que EE.UU. ha desplegado recientemente a lo largo y ancho de la geografía americana.

En Colombia no se trataría de una injerencia humanitaria; aquí la intromisión estadounidense se viste de cruzada antidroga. Sí unimos estas ideas, bastante apañadas, a las expuestas por Madeleine Albrigth sin trampa ni cartón, tenemos el cóctel preciso para saber que, sobre todo, pretenden liquidar la insurgencia, a la que consideran que ha llegado ya demasiado lejos. Para ello, se ha puesto en marcha un dispositivo de guerra que contaría con medios poderosos y con la idea de la regionalización militar. Si atendemos a las declaraciones de Montesinos, jefe de Inteligencia del gobierno Fujimori y agente de la CIA, se ha ratificado un plan de invasión de Colombia en el que "Perú y Ecuador tendrían un rol protagónico en una eventual operación multilateral para ayudar en la lucha contra la subversión". Además, señaló que la participación de esos países seria "por invitación de Colombia", y podría realizarse en "forma de incursiones directas contra los campamentos de las FARC en las fronteras de los dos países", y además "mediante vigilancia de las zonas donde el ejército colombiano haya expulsado a la guerrilla". En la operación, "participarían 120 mil hombres, en un periodo de 45 a 60 días. A estas tropas se sumarían dos divisiones aerotransportadas, dos fuerzas especiales del ejército de tierra, tres divisiones de marines y 200 aviones C-5 y C-141.. El plan incluiría, también una amplia gama de tareas iniciales como patrullas de reconocimiento y movilizaciones navales, según afirma el principal colaborador del dictador Fujimori, uno de los más entusiastas de la aventura intervencionista.

Salvando lo que pueda haber de mero tanteo, o de esbozo de planes como hipótesis utilizadas en determinadas reuniones o, si se quiere, de simple bravuconada, qué duda cabe que en Colombia hay en marcha una operación militar de gran envergadura.

EL SIGLO DE EE.UU. EN COLOMBIA.

La intervención norteamericana en la zona data del siglo pasado, fundamentada en la doctrina Monroe "América es de los norteamericanos". A comienzos de siglo invadieron Colombia para apoderarse del istmo de Panamá, donde construyeron el Canal, con claros propósitos estratégicos políticos, económicos y militares.

A comienzos de los 60, diseñaron e implementaron el plan LASO, con el que intentaron exterminar la resistencia campesina en Pato, Guayabero y Río Chiquito. Producto de esta agresión, nacieron las guerrillas de las FARC. En 1962, el general norteamericano Yarbourough, con un equipo de instructores militares, diseñó, organizó y financió grupos paramilitares. En la misma época, EE.UU. creó la escuela contrainsurgente de Lanceros, en la ciudad de Tolemaida, y dio vida a las llamadas.

En 1965, bajo la presidencia de Lyndon Johnson, los EE.UU. estuvieron a punto de repetir en Colombia su aventura de Santo Domingo. En tan solo una década, en la base del Canal de Panamá, la Escuela de las Américas y la de Operaciones Especiales han instruido a 13.300 miembros del ejército colombiano, especializándolos en la lucha contrainsurgente y en la guerra sucia contra la población civil. Muchísimos de ellos han sido implicados en matanzas y asesinatos en Colombia.

Con el pretexto de la lucha antidrogas, EE.UU. ha destinado a Colombia miles de millones de dólares, centenares de asesores militares así como moderna tecnología dedicada, en la practica, a la acción contrainsurgente. De acuerdo con el Pentágono, actualmente hay en Colombia entre 175 y 200 militares estadounidenses que dan asistencia en operaciones antidroga, además de otros 100 agentes de la CIA y la DEA. Fuentes no oficiales cifrarían en 1.200 el número de asesores militares.

REDISTRIBUCIÓN DE TROPAS

15.000 soldados estadounidenses serian concentrados en la zona caribeña y en la frontera del sur de Colombia.

PANAMÁ

El vencimiento, el 31 de diciembre de este año, del contrato de administración del Canal de Panamá, no significará el retorno de las fuerzas armadas a EE.UU. El Secretario de Defensa norteamericano ha dicho que, ni un sólo soldado regresaría Estados Unidos, pues tienen muchas tareas que cumplir todavía., mientras que Clinton ha establecido que, "se hace necesario fortalecer la presencia militar norteamericana en el continente".

La nueva presidenta, Mireya Moscoso ha aceptado la permanencia de 3.300 soldados norteamericanos hasta después del año 2000, además del despliegue de una Fuerza Militar conjunta de 2.000 uniformados en la frontera con Colombia.

PUERTO RICO.

Se esta convirtiendo en el centro de mayor concentración de recursos militares estadounidenses en Latinoamérica; se prepara para asumir el papel que ha desempeñado Panamá durante los últimos 50 años. Seria el nuevo hogar, desde el 31 de diciembre, de 25.000 empleados del Departamento de Estado norteamericano, en su mayoría soldados y miembros de Fuerzas de Acción Rápida. Sería también una cabeza de playa para un ataque e invasión a Colombia y un centro de permanentes provocaciones contra Cuba, mientras en esta isla los EE.UU. conservan la base de Guantánamo.

ISLAS DE ARUBA Y CURACA0

Reubicados 1.830 infantes de marina de EE.UU. se adaptan terrenos, construyen campamentos y se ha concentrado material bélico, lanchas, helicópteros. Además, deberán instalarse 2.700 unidades de las Fuerzas Especiales del Canal.

HONDURAS.

Han habilitado la base Soto de Cano; construyen nuevas pistas y alojamientos, y han trasladado helicópteros y cerca de mil unidades.

PERÚ Y ECUADOR.

Países ya comprometidos en la fuerza conjunta de agresión en la frontera del sur de Colombia, en ellos se están concentrando los pertrechos bélicos y el mayor número de Fuerzas Especiales. En enero de 1999 se comenzaba a instalar la Base de Entrenamiento de Combate Naval Riverine en Iquitos. (Perú), y la Escuela de Selva del Ejército Ecuatoriano en El Coca; las dos bases son financiadas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y cuentan con dependencias y dormitorios exclusivos para los contingentes norteamericanos de las Fuerzas Especiales Operativas. Bajo el patrocinio y la financiación del Pentágono, en Ecuador entrenarían fuerzas militares de Colombia, Ecuador y Brasil en técnicas de combate en selva, mientras que en Per lo harán para el combate ribereño.

BRASIL

Aunque no tienen en ejecución en su territorio planes de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, comparte con Per y Ecuador la determinación de actuar coordinadamente en el plan de invasión de Colombia y tendrá una responsabilidad en el despliegue de las fuerzas en el vasto territorio de la Amazonia.

COLOMBIA.

La mayor cantidad de asesores c instructores militares norteamericanos se concentran en la base del ejército colombiano de Tolemaida (Tolima) y en la sede del Comando Especifico de Oriente, en Tres Esquinas (Caqueta). Hasta el momento hay tres bases aéreas importantes en Colombia usadas por EE.UU.: las de Palanquero, Apiay y Tres Esquinas. Washington quiere ahora sumar las de la isla San Andrés, frente a Nicaragua, y la del Centro Aéreo de Operaciones de Barranquilla.

El Batallón Antinarcóticos formado por mil hombres seleccionados y entrenados durante 5 meses por 67 instructores norteamericanos ha sido puesto en marcha -oficialmente en la lucha contra el narcotráfico- en septiembre. Tras recibir equipamiento de este país, sus integrantes contarán con 18 helicópteros UH-IN, donados por el gobierno de EE.UU. En este momento se prepara un nuevo Batallón Antidrogas.

Las Fuerzas Especiales norteamericanas proporcionaran la inteligencia de campo en tiempo real para conocer los movimientos estratégicos del enemigo, a través de las señales de radio en cuya captación están especializados la mayoría de aviones de inteligencia desplazados a la Amazonia. Para ello, contarán con el apoyo y despliegue de la Base Naval de Puerto Leguizamo, recién pertrechada. Mientras que en la Base de Tres Esquinas se ubicarían los grupos de asalto, tipo comandos, especializados en lucha contrainsurgente.

ARGENTINA.
El gobierno de Menem ha autorizado a los EE.UU. el entrenamiento en la zona selvática de la Escuela del Monte en Misiones, y se prepara una base militar conjunta argentino-anglo-norteamericana en las islas Malvinas, que daría cabida a 13.000 soldados.

PARAGUAY
Proyectan la creación de un centro antidroga en Pedro Juan Caballero.

DEBATES
PASAJES DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA: CONGO

Por: Ernesto Guevara
Fragmentos - Tercera parte

Los jefes de la revolución.

... Podemos dividirlos para su descripción, en los de carácter nacional y los de carácter local. Los jefes que me han sido permitido conocer son Kabila y Masengo, en primer lugar Kabila es sin duda el único de ellos que une a un cerebro claro, una personalidad de dirigente; se impone por su presencia, es capaz de obligar a la lealtad, al menos a la sumisión, es hábil en su trato directo con la población (muy escaso por cierto); en suma: un dirigente capaz de movilizar las masas. Masengo es un individuo de muy poco carácter sin conocimiento del arte de la guerra ni capacidad organizativa, que fue superado totalmente por los acontecimientos...

... Entre todos los jefes de distintas secciones de Estado Mayor y los llamados jefes de brigada no se puede mencionar ninguno que retina condiciones de dirigente nacional. El único que pudiera desarrollarse en el futuro es el compañero Mujumba, que todavía esta en el interior del Congo, no sabemos en qué situación. Es un hombre joven, serio, al parecer inteligente, decidido, hasta el momento y el punto en que lo pudimos observar, pero de quien no se puede decir nada más.

De los dirigentes nacionales del Congo, la gran incógnita es Mulele, casi un fantasma; no ha sido visto nunca en reuniones, no ha salido de su zona luego de iniciada la lucha. Hay muchos indicios de que se trata de un hombre de categorías superior, pero sus enviados, o los que dicen ser sus enviados, presentan todas las características negativas de sus iguales, los miembros de las distintas comisiones y sectores del Movimiento de Liberación que deambulan por el mundo cometiendo la estafa de la Revolución....

.... Pudiera ser que surgieran algunos jóvenes que aunaran condiciones de dirigentes con un verdadero espíritu revolucionario, pero no los he conocido o no lo han demostrado hasta ahora....

... Los jefes locales son de dos categorías: de agrupaciones Militares y dirigentes campesinos. Los jefes militares han sido nombrados por los métodos más arbitrarios, sin preparación de ningún tipo, teórica, intelectual, militar, organizativa. Su único mérito es ejercer alguna influencia sobre las tribus de la región en que habitan pero se pueden suprimir de un plumazo sin perdida para la Revolución. Los jefes campesinos locales son los kapitas y presidentes; están nombrados por la antigua administración de Lumumba o por sus continuadores y quieren ser el germen de un poder civil pero, frente a la realidad de la presencia tribal, se eligió el camino cómodo de hacer presidentes y kapitas a los jefes tradicionales de la tribu. No son más que caciques disfrazados, entre los cuales hay buenos y malos, más o menos progresistas, más o menos conscientes del sentido de la Revolución, pero no han alcanzado un desarrollo político ni siquiera mediano. Controlan un grupo de campesinos y son los encargados de conseguir alimentos para una tropa en transito, cargadores para trasladar algo, ocuparse del abastecimiento de algún grupo instalado en las cercanías, ayudar a la construcción de viviendas, etc. Fueron intermediarios útiles para solucionar este tipo de problema, pero no hacen ni la sombra de un trabajo político...

Los comisarios políticos

Las tropas tenían su comisario político, titulo que han copiado de las versiones socialistas de un ejército de liberación o un ejército popular. Quien haya leído las narraciones de la labor de los comisarios en todas las guerras de liberación o se entere, por los relatos, del heroísmo y del. espíritu de sacrificio de compañeros, estos no podría reconocerlos en el Congo.

El comisario político se elige entre hombres que han tenido alguna educación -casi siempre conocen el francés-, pertenecientes a familias de la pequeña burguesía urbana. Desarrollaban un tipo de labor semejante a la de magnavoces esporádicos; en un momento dado se reunía la tropa y el comisario era el encargado de lanzar su "descarga" sobre problemas concretos, luego esta quedaba librada a sus propios medios para seguir las orientaciones verbales. Ni estos ni los jefes, salvo honrosas excepciones, participaban directamente en los combates; cuidaban su pellejo, tenían mejor alimentación y vestido que el resto de la tropa y gozaban de frecuentes vacaciones, yendo a emborracharse a los poblados cercanos con el nefasto pombe. El comisario político, en las condiciones en que se realiza esa tarea en el Congo, es un verdadero chulo de la Revolución y también puede ser suprimido sin perjuicio ninguno, aunque lo correcto seria desarrollar verdaderos revolucionarios para ocupar ese cargo, importantísimo para un ejército popular.

...Entre los comisarios políticos y algunos instructores de armas especiales se daba mucho el estudiante que había llegado de algún país socialista, donde cursaba estudios de seis meses. Las promociones mis abundantes venían de Bulgaria, de la Unión Soviética y de China. No se podía hacer maravillas con esos hombres; la selección previa había sido muy mala y era un caso de lotería encontrar allí verdaderos revolucionarios u hombres probados en la lucha, al menos. Trajeron una gran dosis de suficiencia, un concepto muy desarrollado de la obligación personal de cuidar el cuadro (ellos mismos) y la idea claramente expresada en sus actos y demandas de que la Revolución les debía mucho por el hecho de haber estudiado esa temporada en el extranjero y tendría que pagárseles en alguna forma ahora que venían a hacer el sacrificio de estar junto a sus compañeros. No participaron en los combates casi nunca; podían ser instructores, para lo cual no estaban calificados, salvo unos pocos, o hicieron organizaciones políticos paralelas que decían ser marxista-leninistas, pero conducían a ahondar las divisiones...

... Considero que la mayoría de estos males se debe a la falta de una selección previa; una buena educación desarrolla extraordinariamente a un individuo con una consciencia en despertar. Pero a este tipo de revolucionario, domesticado y acomodaticio, lo único que se le desarrollaba. durante los meses de permanencia en los países socialistas, era la ambición de conseguir después un cargo de dirección en base a sus colosales conocimientos. Y, en el frente, una añoranza de los buenos días pasados en el extranjero....

El grupo Cubano

Cabe hacer un análisis de nuestro grupo. La gran mayoría eran negros. Eso podía haber dado una nota simpática y de unidad con los congoleses pero no fue así; en nuestro trato no se pudo apreciar que el ser negro o blanco influyera mucho en las relaciones; los congoleses sabían distinguir las características personales de cada uno y solo en mí caso, a veces, tuve la sospecha de que algo influía mi condición de blanco. Lo cierto es que nuestros propios compañeros tenían una base cultural muy escasa y un desarrollo político relativamente bajo también. Llegaron, como siempre sucede en estos casos, pletóricos de optimismo y buena voluntad, pensando hacer un paseo triunfal por el Congo. Hubo algunos que antes de comenzar la lucha se reunieron, comentando que Tatu estaba muy alejado de las cosas de la guerra, que no podía impedirles hacer una acción a fondo por timidez al apreciar la correlación de fuerzas; que íbamos a penetrar por una punta y salir por la otra. Estaba liberado el país; podíamos volver a La Habana.

Mi advertencia sobre la duración de la guerra fue siempre de tres a cinco años, pero nadie lo creyó; todos se inclinaban a solar con el paseo triunfal, la despedida, probablemente con grandes discursos y grandes honores, las condecoraciones y La Habana. La realidad fue golpeando: faltó comida, hubo muchos días de yuca sola, sin sal, o de bukali. que es lo mismo; faltaron medicamentos, a veces ropa y zapatos y aquella identidad con que soñé, entre nuestra tropa de hombres experimentados, con una discipline de ejército, y los congoleses, no se realizó jamás.

Nunca hubo la integración necesaria y no se puede achacar al color de la piel: tan negros eran algunos que no podían distinguir- se de los compañeros congoleses; sin embargo, a uno de esos prietos oí decir:

"Mándame dos negros de esos para acá", dos congoleses. Los nuestros eran extranjeros, seres superiores, y lo hacían sentir con demasiada asiduidad. El congolés, sensible al extremo por los vejámenes sufridos a manos de los colonialistas, notaba ciertos gestos de desprecio en el trato de los cubanos y lo sentía en lo más hondo. Tampoco pude lograr que la comida se distribuyera en una forma totalmente justa y, aun cuando es necesario reconocer que, la mayoría de las veces quienes más cargados íbamos éramos los cubanos, siempre que se presentaba la oportunidad se hacia cargar a algún congolés, con cierta falta de sensibilidad. Es un poco difícil de explicar este contrasentido, pues se trata de interpretaciones subjetivas y de sutilezas, pero hay un simple hecho que puede arrojar alguna luz: no pude lograr que los congoleses fueran llamados así; siempre fueron los "congos", apelativo que parece mis simple y mis intimo, pero que portaba una buena dosis de veneno.

Otra barrera real fue el idioma; difícil fue para una tropa como la nuestra, sumergida en la masa congolesa, trabajar sin poseer su lengua. Algunos de los que convivieron desde el primer momento con los congoleses aprendieron muy rápidamente a hablar y lo hacían de corrido en el swahili básico, es decir, una media lengua, pero fueron pocos y siempre se corría el riesgo de malas interpretaciones que agriaban nuestras relaciones o nos inducían a errores.

Bases de apoyo

Otra dificultad que soportamos, a la que se debe de prestar extraordinaria atención en el futuro, es la de la base de apoyo. Cantidades relativamente grandes de dinero desaparecieron en sus fauces insaciables, y cantidades infinitesimales de alimentos y equipos llegaron a las tropas en campaña. Primera condición, el mando debe ser indiscutible y absoluto en las zonas de operaciones, con controles rigurosos sobre la base de apoyo, descontando los controles naturales a ejercer desde los centros superiores de la Revolución, y la selección de hombres para cumplir esas tareas debe ser seriamente realizada mucho tiempo antes. Hay que ver lo que significa una cajetilla de cigarros para un individuo que esta en una emboscada sin hacer nada durante 24 horas de un día y hay que ver lo poco que significa en gastos las cien cajetillas diarias que pudieran fumarse comparándolas con el costo de cosas innecesarias o perdidas inútilmente en el curso de la acción.

Autocrítica del Che

Me toca hacer el análisis mis difícil, el de mí actuación personal. Profundizando hasta donde he sido capaz en el análisis autocrático, llegué a las siguientes conclusiones: desde el punto de vista de las relaciones con los mandos de la Revolución, me vi trabado por la forma un tanto anormal en que entré al Congo y no fui capaz de superar ese inconveniente. En mis reacciones fui disparejo; mantuve mucho tiempo una actitud que podía calificarse de excesivamente complaciente, y, a veces, tuve explosiones muy cortantes y muy hirientes, quizás por una característica innata en mí; el único sector con quien mantuve sin desmayos relaciones correctas fue con los campesinos, pues estoy más habituado al lenguaje político, a la explicación directa y mediante el ejemplo, y creo que hubiera tenido éxito en este campo.

No aprendí el swahili con la suficiente rapidez y con la suficiente profundidad; fue un defecto atribuible, en primera instancia, al conocimiento del francés, lo que me permitía comunicarme con los jefes, pero me alejaba de las bases. Faltó voluntad para realizar el esfuerzo necesario.

En cuanto al contacto con mis hombres, creo haber sido lo suficientemente sacrificado como para que nadie me imputara nada en el aspecto personal y físico, pero mis dos debilidades fundamentales estaban satisfechas en el Congo: el tabaco, que me faltó muy poco, y la lectura, que siempre fue abundante. La incomodidad de tener un par de botas rotas o una muda de ropa sucia o comer la misma pitanza que la tropa y vivir en las mismas condiciones, para mí, no significaba sacrificio. Sobre todo, el hecho de retirarme a leer, huyendo de los problemas cotidianos, tendía a alejarme del contacto con los hombres, sin contar que hay ciertos aspectos de mi carácter que no hacen fácil el intimar. Fui duro, pero no creo haberlo sido excesivamente, ni injusto; utilice métodos que no se usan en un ejército regular, como el de dejar sin comer: es el único eficaz que conozco en tiempos de guerra. Al principio quise aplicar coerciones morales y fracase. Traté de que mí tropa tuviera el mismo punto de vista que yo en cuanto a la situación y fracasé; no estaba preparada para mirar con optimismo un futuro que debía ser avizorado a través de brumas tan negras en el presente.

No me animé a exigir el sacrificio máximo en el momento decisivo. Fue una traba interna, psíquica. Para mí era muy fácil quedarme en el Congo; desde el punto de vista del amor propio de combatiente, era lo que cuadraba hacer; desde el punto de vista de mí actividad futura, si no lo que más convenía, era indiferente en el momento actual. Cuando sopesaba la decisión, jugaba en mí contra el que supiera lo fácil que resultaba el sacrificio decisivo. Considero que debía haberme sobrepuesto en mí interior al lastre de ese análisis autocrítico e imponer a una determinada cantidad de combatientes el gesto final; pocos, pero debíamos habernos quedado. Además, no tuve el valor o la visión de romper las amarras de la costa e internarme con la tropa cubana, integra, o depurada, a lugares donde no se hiciera presente la tentación perenne del lago y sus esperanzas de retorno ante cualquier fracaso.

Por último, peso en mis relaciones con el personal en los últimos días -lo pude palpar bien aun cuando es completamente objetivo- la carta de despedida a Fidel. Esta provocó el que los compañeros vieran en mi, como hace muchos años, cuando empece en la Sierra, un extranjero en contacto con cubanos; en aquel momento, el que estaba de negada, ahora el que estaba de despedida. Había ciertas cosas comunes que ya no teníamos, ciertos anhelos comunes a los cuales tácita o explícitamente había renunciado y que son los mis sagrados para cada hombre individualmente: su familia, su tierra, su medio. La carta que provocó tantos comentarios elogiosos en Cuba y fuera de ella me separó de los combatientes.

Tal vez parezcan insólitas estas consideraciones psicológicas en el análisis de una lucha que tiene escala casi continental. Sigo fiel a mi concepto del núcleo; yo era el jefe de un grupo de cubanos, una compañía nada más; y mi función era la de ser su jefe real, su conductor a la victoria que impulsaría el desarrollo de un autentico tiempo en soldado, representante de un poder extranjero, instructor de cubanos y congoleses, estratega, político de alto vuelo en un escenario desconocido y un Catón-censor, repetitivo y machacón, en mis relaciones con los jefes de la Revolución. Al tirar de tantos hilos, se formó el nudo gordiano que no tuve decisión para cortar. Si hubiera sido más autentico soldado hubiera podido tener mi influencia en los demás aspectos de mis complejas relaciones. He narrado cómo llegué al extremo de cuidar el cuadro (mí preciosa persona) en los momentos de particular desastre en que me vi envuelto y cómo no me sobrepuse a condiciones subjetivas en el momento final.

He aprendido en el Congo; hay errores que no cometeré más, otros tal vez se repitan y cometa algunos nuevos. He salido con más fe que nunca en la lucha guerrillera, pero hemos fracasado. Mi responsabilidad es grande; no olvidaré la derrota ni sus mas preciosas enseñanzas.

Qué nos depara el futuro del Congo? claro está que la victoria, pero esta lejana. La lucha de liberación contra los poderes coloniales de nuevo tipo deben ofrecer dificultades extremas en África. De hecho no hay ningún ejemplo que permita mostrar sus distintas fases hasta la victoria; la Guinea llamada Portuguesa es una demostración no acabada de una guerra del pueblo bien conducida pero contra el colonialismo. Argelia no debe considerarse como ejemplo útil para nuestras experiencias puesto que Francia había desarrollado formas neocoloniales que pudiéramos llamar típicas dentro de su opresión colonial.

El Congo es el escenario de la más cruel y enconada lucha de liberación, por tanto, el estudio de esta experiencia nos podrá dar útiles ideas para el futuro.

POESÍA

FABULITA

Pax vohis!
WILSON

"¦Viva la paz, viva la paz!"....

Así
trinaba alegremente un colibrí
sentimental, sencillo de flor en flor...
Y el pobre pajarillo
trinaba tan feliz sobre el anillo
feroz de una culebra mapaná.

Mientras que en un papayo
reía gravemente un guacamayo
bisojo y medio cínico:
-Cuá, Cuá!

Luis Carlos López
Cartagena, 1879-1950

POEMA FINAL

"Qué tiempos son éstos
en que hablar de árboles
significa callar tanta barbarie?"
B. Brecht

Y de qué servirán tantas palabras
Si cada amanecer es un sudario
Si vivir es morirse
a plazos
Lentamente
Si ante cada pared
O al pie de cada árbol
Se despierta la patria hecha pedazos?.

(Y la patria es un niño o una huelga
es un indio o un negro que agoniza
es un pueblo de piel acribilladav es usted o soy yo,
la patria es eso...)

Y de qué servirán los retóricos
goces del lenguaje,
de que pregunto yo,
este poema?.

Tomás Quintero
Cali, 1945-1978

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