Tlahui-Politic. No. 8, II/1999
Correo del Magdalena, Órgano Informativo del ELN, No. 117 (2° parte)
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 13 de Diciembre, 1999.
COLOMBIA: ELN: Correo del Magdalena, Órgano Informativo del ELN. II Época No. 117 (2° parte), http://www.eln-voces.org
ACTUALIDAD NACIONAL
COLOMBIA: LA GUERRA Y LA PAZ.
Por: Claudia Korol
Las iniciativas dirigidas a abrir un proceso de paz en Colombia parecen
languidecer y hasta desmoronarse, ante la ofensiva desarrollada por la
cúpula militar colombiana, los paramilitares, las fuerzas de la oligarquía
colombiana, con el activo respaldo de la industria bélica norteamericana y
sus portavoces en el gobierno de EE.UU.
Cuando las guerrillas (principalmente las FARC y el ELN) aumentan su
capacidad de desafío al poder político, económico y militar, incrementan su
influencia nacional e internacional y refuerzan sus iniciativas
diplomáticas tendientes a desenmascarar el discurso norteamericano
legitimador de una eventual invasión a Colombia; las fuerzas militaristas
colombianas y Norteamericanas sabotean las posibilidades de paz,
convencidas de las ventajas que tendría un triunfo militar sobre la
guerrilla, o en su defecto, la continuidad de la guerra... y del negocio
que ésta implica.
El presidente colombiano Andrés Pastrana, que llegó al gobierno prometiendo
abrir las negociaciones de paz y sentarse a dialogar con la guerrilla,
quedó entrampado en este juego de presiones, en el que, al igual que la
administración de Clinton, maneja con una mano la propuesta de paz,
mientras que con la otra da las órdenes de guerra.
La gravedad de la situación radica en el alto costo que este proceso tiene
para el pueblo colombiano y en las implicancias que una invasión directa
norteamericana acarrearía para la región y para el continente
latinoamericano.
En relación al primer aspecto, el politólogo Noam Chomsky aseguró que
"según estimaciones del Departamento de Estado, el nivel anual de las
matanzas políticas realizadas por el gobierno y sus asociados
paramilitares, está alrededor del nivel de Kosovo; y el desplazamiento de
refugiados, provocado sobre todo por sus atrocidades, está por encima del
millón. Colombia ha sido el recipiente occidental principal del hemisferio
de armas y el entrenamiento de los EE.UU.. Ha aumentado tanto como la
violencia en los ' 90 y esa ayuda ahora está aumentando, bajo el pretexto
de "la guerra de la droga", desprestigiado ante casi todos los observadores
serios."
De esta manera, en una guerra con características diferentes a la de
Yugoslavia, pero con efectos igualmente devastadores, los militares
colombianos y norteamericanos, los paramilitares, la DEA, la CIA, el FMI,
el gobierno norteamericano y el colombiano, están realizando esfuerzos
dirigidos a liquidar a las fuerzas insurgentes de la guerrilla colombiana;
creando las condiciones para una eventual invasión, que contaría con la
dirección y el armamento norteamericano y con la participación con vidas
humanas de los pueblos latinoamericanos, "carne de cañón" para una nueva
aventura guerrerista del pretendido gendarme del mundo.
El recuerdo de la guerra de Vietnam estuvo en estos días en boca de unos y
otros. El gobierno de EE.UU., aprendiendo de esa experiencia, intenta
evitar la pérdida de vidas norteamericanas, implicando para ello a los
países latinoamericanos. En el último día de la Conferencia de la OEA,
realizada a principios de junio, Estados Unidos lanzo al aire, sin que el
tema estuviera en el orden del día, la conformación de una Fuerza
Multilateral de Estados Latinoamericano para "salvar las democracias y las
constituciones del hemisferio".
Argentina, de acuerdo con declaraciones del presidente Menem, sería parte
de los gobiernos de la región que intervendrían como fuerza de choque de la
política norteamericana. Estas afirmaciones, luego desmentidas, crearon
alerta en nuestra sociedad. Distintas organizaciones políticas, sociales,
de derechos humanos, rechazaron con energía la posibilidad de que nuestra
juventud sea implicada en una guerra contra la juventud y el pueblo de
Colombia. El presidente peruano Alberto Fujimori, por su parte, agregó leña
al fuego declarando que "si continúa este proceso guerrillero, no tengo la
menor duda que Colombia se convertirá en una amenaza para la región".
La narcoguerrilla: un discurso legitimador
Los intereses norteamericanos en la región son numerosos, por la
importancia que tiene Colombia en la estrategia de dominación mundial de
los EE. UU.. Colombia con inmensos recursos energéticos, hidrográficos,
marítimos y climatológicos, con cerca de 40 millones de habitantes y una
extensión territorial de un millón 139 mil kilómetros cuadrados, es muy
atractiva para los ambiciosos planes de la globalidad y la
extra-territorialidad de EE.UU.
La prensa norteamericana, y sus repetidoras en todos los países, pretenden
legitimar la intervención, intentando establecer la conexión entre el
crecimiento de la influencia de la guerrilla, y el apoyo de ésta al
narcotráfico. Este pretexto, viene siendo elaborado minuciosamente como
estrategia discursiva norteamericana, desde los Documentos de Santa Fe 1 y
2, en los cuales se establece entre los principales "peligros" para la
seguridad norteamericana, el narcotráfico. Se señalaba en el documento de
Santa Fe 2, elaborado por los asesores del entonces presidente Ronald
Reagan en 1989 que: "Colombia se enfrenta a una doble amenaza a su
seguridad y a sus instituciones democráticas básicas. Una de esas es la
insurgencia, respaldada por los comunistas, que en la década del 80 creció
en tamaño y magnitud. Si las actuales tendencias continúan, Colombia se
tornará en otro Salvador para mediados del 90."
Fue precisamente el presidente colombiano Andrés Pastrana, quien en los
inicios de la negociación de paz, admitió que la guerrilla colombiana no
está ligada al narcotráfico, sino que es una fuerza política y como tal
debía ser tratada. Éste reconocimiento, fue el punto de partida de los
diálogos tendientes a buscar una salida menos dolorosa para el pueblo
colombiano. Sin embargo, tanto la prensa colombiana como la internacional,
retoman con beligerancia en los últimos tiempos, el discurso guerrerista.
El diario La Nación, en un comentario especial del domingo 1 de agosto,
afirma, en esta tónica que "La insurgencia se apropió de los procesos de
elaboración de cocaína y heroína, y su logística se vio abastecida por una
fuente casi inagotable de dinero. Se transformó, de hecho, en el tercer
gran cartel, sucesor de los de Cali y Medellín...Por primera vez en su
historia, Colombia se enfrenta a una narcoguerrilla de inmenso poder
económico y gran capacidad de fuego". (Comentario de Enrique Comillas).
A pesar de las numerosas desmentidas, a estas afirmaciones, la campaña de
desprestigio continúa. El general Barra Mc Cafrey, conocido como "el zar de
la lucha contra la droga" del gobierno de Clinton, al visitar recientemente
Colombia propuso que la asistencia militar que este país recibe
actualmente, destinada supuestamente a la lucha contra el narcotráfico, que
asciende a la escalofriante cifra de 289 millones de dólares, sea aumentada
a 1000 millones de dólares.
En una conferencia de prensa ofrecida por el Comandante Raúl Reyes, de las
FARC, éste denunció el 17 de julio, que "se habla de 250 millones de
dólares que EE.UU. da anualmente al Ejército Colombiano, para mejorar sus
capacidad de combate y movilizarlo para la guerrera parte de los 289
millones de dólares destinados para la lucha contra el narcotráfico".
Afirmó luego "Éste es otro aporte en dólares para luchar contra la
insurgencia colombiana y contra el descontento del pueblo trabajador".
Al mismo tiempo, un informe de la oficina de investigaciones del Congreso
de Estados Unidos asegura que la DEA (Drug Enforcemente Agency), tiene por
lo menos 65 agentes en Colombia y entrenó en sus cuarteles centrales de
Virginia, hasta 1998, a 112 oficiales colombianos. Los Estados Unidos
tienen en Colombia también, una dotación de funcionarios del Departamento
de Estado, militares que están entrenando a un grupo de elite de las
fuerzas armadas colombianas, a funcionarios de la Aduana y del IRS (la
oficina que recauda impuestos), y otros especializados en inteligencia y
lavado de dinero. Según el Pentágono, los Estados Unidos tienen actualmente
240 funcionarios en Colombia.
En los hechos EE. UU está proveyendo de información de inteligencia
militar a las FF. AA. colombianas para el combate a la guerrilla. A través
de imágenes satelitales estadounidenses e información obtenida de la
escucha telefónica, les informan de los movimientos de las guerrillas
colombianas. También están entrenando militarmente a las FF.AA. para la
lucha antiguerrilla, y están proveyendo armas y dinero. El New York Times
informa en la semana anterior que "un nuevo batallón antinarcotraficante
del ejército colombiano, que comenzará a operar a fines de este año, está
siendo entrenado y armado por Estados Unidos, no sólo para la guerra contra
el narcotráfico, sino también para la guerra contra las guerrillas".
La agencia ANNCOL de principios de este año informa que "Según los diarios
de Washington, en la operación (que formalmente se denomina
antinarcóticos) se incluye la utilización de aviones espías y vigilancia
por satélite a las selvas de Orinoquia y la Amazonia, que podrán proveer
imágenes de color e infrarrojas con los cuales se podrá identificar de
inmediato las concentraciones de combatientes de las FARC en la jungla y
monitorear sus comunicaciones, incluyendo la localización." (Informe de
Germán Silva).
Es evidente el nivel de intervención norteamericana actual en Colombia.
Sin embargo este nivel de participación no les alcanzó para aplastar a la
insurgencia, y en este contexto, tambalea la economía, aumenta en flecha la
desocupación, se fugan los capitales, y se genera una fuerte
desestabilización en el país, y una suerte de ingobernabilidad. El 6 de
julio el director del Fondo Monetario Internacional, Michael Camdessus
expresó en una conferencia en San Sebastián (España) la necesidad de que
Colombia tomara otro rumbo para superar "el terrorismo y la división de
hecho del país" que "está desestabilizando una economía estable por 40 años".
El derecho de vivir en paz
Así como al comienzo del siglo 20, el gobierno norteamericano intervino
en Colombia para asegurar su dominio estratégico en la región, provocando
la separación de Panamá y la construcción del canal interoceánico; en el
final del siglo, cuando debería verificarse la salida de EE.UU. de Panamá,
se produce una gran campaña dirigida a generar consenso interno y mundial
ante esta posible invasión. La historia de las intervenciones
norteamericanas en América Latina es extensa y dramática para los pueblos
del continente.
Pero las consecuencias posibles de una acción de este carácter en Colombia,
son impredecibles.
En las últimas negociaciones, el debate se centró en la creación de una
comisión internacional que diera seguimiento a este proceso. El Comandante
de las FARC, Raúl Reyes, fundamentó la oposición de las FARC a que se
designe una Comisión Internacional que supervise las negociaciones de paz.
"El gobierno -aseguró- quiere aprovecharla para captar y recolectar más
recursos, que no son para resolver el problema de los trabajadores en
Colombia, la cantidad de gente que está desempleada, el problema de los
maestros, el problema de los destechados, lo de la salud, sino para la
guerra contra el pueblo, para que no reclame lo que le pertenece.
Nosotros no podemos entender cómo un gobierno que empieza a dialogar de la
Paz, y que es consciente de que la Paz requiere una fuerte inversión
social, estando el país en crisis económica, insiste en armar más al
Ejército. No es que estamos en contra de nombrar comisiones
internacionales, -agregó- sino por la utilización que se hace de esas
comisiones internacionales, para recolectar apoyo financiero, para crearle
a los colombianos más hechos de guerra."
El Comandante Reyes se refería así a las giras realizadas por el presidente
Pastrana a países europeos, fundamentalmente, para buscar respaldo a su
propuesta de Paz y para recolectar fondos, supuestamente para la Paz, que
están destinados, según los guerrilleros, para la Guerra.
La situación colombiana está en una encrucijada que compromete sus
destinos, el de miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños; y que nos
compromete también a nosotros. Los EE.UU. no permitirán un mayor desafío a
su poder en el continente. La soberbia de gendarme del mundo, demostrada en
la Guerra del Golfo y recientemente en Yugoslavia, ahora puede apuntar
sus misiles hacia el corazón de América Latina. Esto se vuelve un desafío,
en consecuencia, para toda América Latina. Tal vez en estas circunstancias
sea más adecuado que nunca, volver la mirada hacia nuestra historia, para
encontrar en ella ejemplo y claridad. Quizás nunca, como ahora, tuvieron
más vigencia los ideales de Bolívar, de San Martín, de José Artigas.
Patria es América, nos recordaban.
LECTURAS RECOBRADAS
FUERZA REGIONAL DE INTERVENCIÓN?
INVASIÓN DE EE.UU. EN COLOMBIA?.
Por: Ion Arregui
Tomado de Hilka
En enero se iniciaron conversaciones entre el Gobierno colombiano y las
FARC, y éstas exigieron el desmantelamiento del paramilitarismo, por
considerarlo una estrategia de guerra sucia impulsada por el Estado. A lo
largo de este año, la actividad paramilitar, con su implacable desarrollo
territorial y su secuela de muertos entre la población civil, ha ido en
aumento. Tampoco se han logrado acuerdos para el intercambio de prisioneros
que, en número de unos 450, existen por ambas partes. Finalmente, las
atribuciones de una comisión de verificación y control han sido lo que
aparentemente más ha paralizado y atrasado las conversaciones, hasta que
dicha exigencia parece haber sido retirada por el gobierno. A la par que se
viene desarrollando este proceso, las medidas neoliberales están siendo
agresivamente aplicadas por el gobierno contra las clases sociales más
desfavorecidas.
Entretanto, muchos sectores del ejército, políticos y empresarios han
tocado a rebato contra las conversaciones tratando de desestabilizarlas y
romperlas. La intransigencia, vestida con mil ropajes, y el guerrerismo
puro y duro están dispuestos "a liquidar la subversión a la que el gobierno
le da oxigeno" y, cómo no, los EE.UU. están muy presentes impulsando
argumentos de fuerza -la puesta en vigor del plan B, excluyente de la
zanahoria y puramente militar- para hacer entrar en razón a los
insurgentes. Mientras algunos hablan de paz, se entrenan batallones
especiales, se impulsan fuerzas regionales de intervención, las fuerzas USA
se redistribuyen en todo el área y se inyectan millones de dólares de la
administración Clinton.
De continuar así la paz de Pastrana demostraría ser un globo con poco gas,
incapaz de remontar el vuelo. La música pacifista que alzó a Pastrana como
presidente seria calderilla, y las FARC no parecen dispuestas a inclinarse
por unas pocas monedas. Confían en sus fuerzas para mantener su dignidad,
desean paz con contenidos sociales y no quieren dejarse matar como conejos.
Las negociaciones de paz en Colombia emiten presagios de guerra; incluso se
ha señalado la fecha de final de año como plazo para Pastrana para declarar
el estado de guerra. Una guerra que se intensificaría en todos los frentes:
la guerra sucia paramilitar, la especialización del ejército, y la
participación de los EE.UU. junto a lo que denominan una fuerza regional de
ayuda y colaboración con Pastrana. A pesar de todo, las FARC continúan
apostando por las negociaciones, que han sido nuevamente anunciadas.
LA ESTRATEGIA DE LOS EE.UU.
Madeleine Albright declaró a New York Times, en septiembre, que "los
problemas de Colombia se extienden más allá de sus fronteras y tienen
implicaciones para la seguridad y la estabilidad regional. Pastrana
necesita y merece un respaldo internacional que enfoque más allá de la
interdicción y erradicación de la droga". Además de considerar correcta la
política del presidente colombiano de iniciar conversaciones de paz,
advierte que "la pregunta es si él podrá llegar a alcanzar una combinación
de presiones e incentivos que motiven una respuesta de la guerrilla", y que
"los esfuerzos de paz deben ser liderados por los propios colombianos",
pero "entre los heroicos riesgos que Pastrana ha emprendido, es decisivo
que él decida de qué zanahorias y de que garrotes debe echar mano".
El tema de la intervención en Colombia se ha puesto de actualidad
informativa gracias a una campaña publicitaria desatada por EE.UU. con el
objetivo de desinformar a la opinión pública, observar las reacciones de
los países del área y del conjunto de la comunidad internacional, y crear
el clima favorable para una aventura militar.
La argumentación más manida echa mano de las drogas ilegales que en
Colombia son un reino incontrolable que afecta directamente a los EE.UU.,
tal y como lo oficializa el zar antidrogas Barry McCaffrey. Los dirigentes
norteamericanos identifican drogas ilegales con inestabilidad continental y
con guerrilleros, que estarían detrás de los negocios; es decir, la
narcoguerrilla. Conclusión: para librarse de las drogas ilegales hay que
combatir a la guerrilla, en palabras de los representantes diplomáticos que
EE.UU. ha desplegado recientemente a lo largo y ancho de la geografía
americana.
En Colombia no se trataría de una injerencia humanitaria; aquí la
intromisión estadounidense se viste de cruzada antidroga. Sí unimos estas
ideas, bastante apañadas, a las expuestas por Madeleine Albrigth sin trampa
ni cartón, tenemos el cóctel preciso para saber que, sobre todo, pretenden
liquidar la insurgencia, a la que consideran que ha llegado ya demasiado
lejos. Para ello, se ha puesto en marcha un dispositivo de guerra que
contaría con medios poderosos y con la idea de la regionalización militar.
Si atendemos a las declaraciones de Montesinos, jefe de Inteligencia del
gobierno Fujimori y agente de la CIA, se ha ratificado un plan de invasión
de Colombia en el que "Perú y Ecuador tendrían un rol protagónico en una
eventual operación multilateral para ayudar en la lucha contra la
subversión". Además, señaló que la participación de esos países seria "por
invitación de Colombia", y podría realizarse en "forma de incursiones
directas contra los campamentos de las FARC en las fronteras de los dos
países", y además "mediante vigilancia de las zonas donde el ejército
colombiano haya expulsado a la guerrilla". En la operación, "participarían
120 mil hombres, en un periodo de 45 a 60 días. A estas tropas se sumarían
dos divisiones aerotransportadas, dos fuerzas especiales del ejército de
tierra, tres divisiones de marines y 200 aviones C-5 y C-141.. El plan
incluiría, también una amplia gama de tareas iniciales como patrullas de
reconocimiento y movilizaciones navales, según afirma el principal
colaborador del dictador Fujimori, uno de los más entusiastas de la
aventura intervencionista.
Salvando lo que pueda haber de mero tanteo, o de esbozo de planes como
hipótesis utilizadas en determinadas reuniones o, si se quiere, de simple
bravuconada, qué duda cabe que en Colombia hay en marcha una operación
militar de gran envergadura.
EL SIGLO DE EE.UU. EN COLOMBIA.
La intervención norteamericana en la zona data del siglo pasado,
fundamentada en la doctrina Monroe "América es de los norteamericanos". A
comienzos de siglo invadieron Colombia para apoderarse del istmo de Panamá,
donde construyeron el Canal, con claros propósitos estratégicos políticos,
económicos y militares.
A comienzos de los 60, diseñaron e implementaron el plan LASO, con el que
intentaron exterminar la resistencia campesina en Pato, Guayabero y Río
Chiquito. Producto de esta agresión, nacieron las guerrillas de las FARC.
En 1962, el general norteamericano Yarbourough, con un equipo de
instructores militares, diseñó, organizó y financió grupos paramilitares.
En la misma época, EE.UU. creó la escuela contrainsurgente de Lanceros, en
la ciudad de Tolemaida, y dio vida a las llamadas.
En 1965, bajo la presidencia de Lyndon Johnson, los EE.UU. estuvieron a
punto de repetir en Colombia su aventura de Santo Domingo. En tan solo una
década, en la base del Canal de Panamá, la Escuela de las Américas y la de
Operaciones Especiales han instruido a 13.300 miembros del ejército
colombiano, especializándolos en la lucha contrainsurgente y en la guerra
sucia contra la población civil. Muchísimos de ellos han sido implicados en
matanzas y asesinatos en Colombia.
Con el pretexto de la lucha antidrogas, EE.UU. ha destinado a Colombia
miles de millones de dólares, centenares de asesores militares así como
moderna tecnología dedicada, en la practica, a la acción contrainsurgente.
De acuerdo con el Pentágono, actualmente hay en Colombia entre 175 y 200
militares estadounidenses que dan asistencia en operaciones antidroga,
además de otros 100 agentes de la CIA y la DEA. Fuentes no oficiales
cifrarían en 1.200 el número de asesores militares.
REDISTRIBUCIÓN DE TROPAS
15.000 soldados estadounidenses serian concentrados en la zona caribeña y
en la frontera del sur de Colombia.
PANAMÁ
El vencimiento, el 31 de diciembre de este año, del contrato de
administración del Canal de Panamá, no significará el retorno de las
fuerzas armadas a EE.UU. El Secretario de Defensa norteamericano ha dicho
que, ni un sólo soldado regresaría Estados Unidos, pues tienen muchas
tareas que cumplir todavía., mientras que Clinton ha establecido que, "se
hace necesario fortalecer la presencia militar norteamericana en el
continente".
La nueva presidenta, Mireya Moscoso ha aceptado la permanencia de 3.300
soldados norteamericanos hasta después del año 2000, además del despliegue
de una Fuerza Militar conjunta de 2.000 uniformados en la frontera con
Colombia.
PUERTO RICO.
Se esta convirtiendo en el centro de mayor concentración de recursos
militares estadounidenses en Latinoamérica; se prepara para asumir el papel
que ha desempeñado Panamá durante los últimos 50 años. Seria el nuevo
hogar, desde el 31 de diciembre, de 25.000 empleados del Departamento de
Estado norteamericano, en su mayoría soldados y miembros de Fuerzas de
Acción Rápida. Sería también una cabeza de playa para un ataque e invasión
a Colombia y un centro de permanentes provocaciones contra Cuba, mientras
en esta isla los EE.UU. conservan la base de Guantánamo.
ISLAS DE ARUBA Y CURACA0
Reubicados 1.830 infantes de marina de EE.UU. se adaptan terrenos,
construyen campamentos y se ha concentrado material bélico, lanchas,
helicópteros. Además, deberán instalarse 2.700 unidades de las Fuerzas
Especiales del Canal.
HONDURAS.
Han habilitado la base Soto de Cano; construyen nuevas pistas y
alojamientos, y han trasladado helicópteros y cerca de mil unidades.
PERÚ Y ECUADOR.
Países ya comprometidos en la fuerza conjunta de agresión en la frontera
del sur de Colombia, en ellos se están concentrando los pertrechos bélicos
y el mayor número de Fuerzas Especiales. En enero de 1999 se comenzaba a
instalar la Base de Entrenamiento de Combate Naval Riverine en Iquitos.
(Perú), y la Escuela de Selva del Ejército Ecuatoriano en El Coca; las dos
bases son financiadas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y
cuentan con dependencias y dormitorios exclusivos para los contingentes
norteamericanos de las Fuerzas Especiales Operativas. Bajo el patrocinio y
la financiación del Pentágono, en Ecuador entrenarían fuerzas militares de
Colombia, Ecuador y Brasil en técnicas de combate en selva, mientras que en
Per lo harán para el combate ribereño.
BRASIL
Aunque no tienen en ejecución en su territorio planes de las Fuerzas
Especiales de Estados Unidos, comparte con Per y Ecuador la determinación
de actuar coordinadamente en el plan de invasión de Colombia y tendrá una
responsabilidad en el despliegue de las fuerzas en el vasto territorio de
la Amazonia.
COLOMBIA.
La mayor cantidad de asesores c instructores militares norteamericanos se
concentran en la base del ejército colombiano de Tolemaida (Tolima) y en la
sede del Comando Especifico de Oriente, en Tres Esquinas (Caqueta). Hasta
el momento hay tres bases aéreas importantes en Colombia usadas por EE.UU.:
las de Palanquero, Apiay y Tres Esquinas. Washington quiere ahora sumar las
de la isla San Andrés, frente a Nicaragua, y la del Centro Aéreo de
Operaciones de Barranquilla.
El Batallón Antinarcóticos formado por mil hombres seleccionados y
entrenados durante 5 meses por 67 instructores norteamericanos ha sido
puesto en marcha -oficialmente en la lucha contra el narcotráfico- en
septiembre. Tras recibir equipamiento de este país, sus integrantes
contarán con 18 helicópteros UH-IN, donados por el gobierno de EE.UU. En
este momento se prepara un nuevo Batallón Antidrogas.
Las Fuerzas Especiales norteamericanas proporcionaran la inteligencia de
campo en tiempo real para conocer los movimientos estratégicos del enemigo,
a través de las señales de radio en cuya captación están especializados la
mayoría de aviones de inteligencia desplazados a la Amazonia. Para ello,
contarán con el apoyo y despliegue de la Base Naval de Puerto Leguizamo,
recién pertrechada. Mientras que en la Base de Tres Esquinas se ubicarían
los grupos de asalto, tipo comandos, especializados en lucha
contrainsurgente.
ARGENTINA.
El gobierno de Menem ha autorizado a los EE.UU. el entrenamiento en la zona
selvática de la Escuela del Monte en Misiones, y se prepara una base
militar conjunta argentino-anglo-norteamericana en las islas Malvinas, que
daría cabida a 13.000 soldados.
PARAGUAY
Proyectan la creación de un centro antidroga en Pedro Juan Caballero.
DEBATES
PASAJES DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA: CONGO
Por: Ernesto Guevara
Fragmentos - Tercera parte
Los jefes de la revolución.
... Podemos dividirlos para su descripción, en los de carácter nacional y
los de carácter local. Los jefes que me han sido permitido conocer son
Kabila y Masengo, en primer lugar Kabila es sin duda el único de ellos que
une a un cerebro claro, una personalidad de dirigente; se impone por su
presencia, es capaz de obligar a la lealtad, al menos a la sumisión, es
hábil en su trato directo con la población (muy escaso por cierto); en
suma: un dirigente capaz de movilizar las masas. Masengo es un individuo de
muy poco carácter sin conocimiento del arte de la guerra ni capacidad
organizativa, que fue superado totalmente por los acontecimientos...
... Entre todos los jefes de distintas secciones de Estado Mayor y los
llamados jefes de brigada no se puede mencionar ninguno que retina
condiciones de dirigente nacional. El único que pudiera desarrollarse en el
futuro es el compañero Mujumba, que todavía esta en el interior del Congo,
no sabemos en qué situación. Es un hombre joven, serio, al parecer
inteligente, decidido, hasta el momento y el punto en que lo pudimos
observar, pero de quien no se puede decir nada más.
De los dirigentes nacionales del Congo, la gran incógnita es Mulele, casi
un fantasma; no ha sido visto nunca en reuniones, no ha salido de su zona
luego de iniciada la lucha. Hay muchos indicios de que se trata de un
hombre de categorías superior, pero sus enviados, o los que dicen ser sus
enviados, presentan todas las características negativas de sus iguales, los
miembros de las distintas comisiones y sectores del Movimiento de
Liberación que deambulan por el mundo cometiendo la estafa de la
Revolución....
.... Pudiera ser que surgieran algunos jóvenes que aunaran condiciones de
dirigentes con un verdadero espíritu revolucionario, pero no los he
conocido o no lo han demostrado hasta ahora....
... Los jefes locales son de dos categorías: de agrupaciones Militares y
dirigentes campesinos. Los jefes militares han sido nombrados por los
métodos más arbitrarios, sin preparación de ningún tipo, teórica,
intelectual, militar, organizativa. Su único mérito es ejercer alguna
influencia sobre las tribus de la región en que habitan pero se pueden
suprimir de un plumazo sin perdida para la Revolución.
Los jefes campesinos locales son los kapitas y presidentes; están nombrados
por la antigua administración de Lumumba o por sus continuadores y quieren
ser el germen de un poder civil pero, frente a la realidad de la presencia
tribal, se eligió el camino cómodo de hacer presidentes y kapitas a los
jefes tradicionales de la tribu. No son más que caciques disfrazados, entre
los cuales hay buenos y malos, más o menos progresistas, más o menos
conscientes del sentido de la Revolución, pero no han alcanzado un
desarrollo político ni siquiera mediano. Controlan un grupo de campesinos y
son los encargados de conseguir alimentos para una tropa en transito,
cargadores para trasladar algo, ocuparse del abastecimiento de algún grupo
instalado en las cercanías, ayudar a la construcción de viviendas, etc.
Fueron intermediarios útiles para solucionar este tipo de problema, pero no
hacen ni la sombra de un trabajo político...
Los comisarios políticos
Las tropas tenían su comisario político, titulo que han copiado de las
versiones socialistas de un ejército de liberación o un ejército popular.
Quien haya leído las narraciones de la labor de los comisarios en todas las
guerras de liberación o se entere, por los relatos, del heroísmo y del.
espíritu de sacrificio de compañeros, estos no podría reconocerlos en el
Congo.
El comisario político se elige entre hombres que han tenido alguna
educación -casi siempre conocen el francés-, pertenecientes a familias de
la pequeña burguesía urbana. Desarrollaban un tipo de labor semejante a la
de magnavoces esporádicos; en un momento dado se reunía la tropa y el
comisario era el encargado de lanzar su "descarga" sobre problemas
concretos, luego esta quedaba librada a sus propios medios para seguir las
orientaciones verbales. Ni estos ni los jefes, salvo honrosas excepciones,
participaban directamente en los combates; cuidaban su pellejo, tenían
mejor alimentación y vestido que el resto de la tropa y gozaban de
frecuentes vacaciones, yendo a emborracharse a los poblados cercanos con el
nefasto pombe. El comisario político, en las condiciones en que se realiza
esa tarea en el Congo, es un verdadero chulo de la Revolución y también
puede ser suprimido sin perjuicio ninguno, aunque lo correcto seria
desarrollar verdaderos revolucionarios para ocupar ese cargo,
importantísimo para un ejército popular.
...Entre los comisarios políticos y algunos instructores de armas
especiales se daba mucho el estudiante que había llegado de algún país
socialista, donde cursaba estudios de seis meses. Las promociones mis
abundantes venían de Bulgaria, de la Unión Soviética y de China. No se
podía hacer maravillas con esos hombres; la selección previa había sido muy
mala y era un caso de lotería encontrar allí verdaderos revolucionarios u
hombres probados en la lucha, al menos. Trajeron una gran dosis de
suficiencia, un concepto muy desarrollado de la obligación personal de
cuidar el cuadro (ellos mismos) y la idea claramente expresada en sus actos
y demandas de que la Revolución les debía mucho por el hecho de haber
estudiado esa temporada en el extranjero y tendría que pagárseles en alguna
forma ahora que venían a hacer el sacrificio de estar junto a sus
compañeros. No participaron en los combates casi nunca; podían ser
instructores, para lo cual no estaban calificados, salvo unos pocos, o
hicieron organizaciones políticos paralelas que decían ser
marxista-leninistas, pero conducían a ahondar las divisiones...
... Considero que la mayoría de estos males se debe a la falta de una
selección previa; una buena educación desarrolla extraordinariamente a un
individuo con una consciencia en despertar. Pero a este tipo de
revolucionario, domesticado y acomodaticio, lo único que se le
desarrollaba. durante los meses de permanencia en los países socialistas,
era la ambición de conseguir después un cargo de dirección en base a sus
colosales conocimientos. Y, en el frente, una añoranza de los buenos días
pasados en el extranjero....
El grupo Cubano
Cabe hacer un análisis de nuestro grupo. La gran mayoría eran negros. Eso
podía haber dado una nota simpática y de unidad con los congoleses pero no
fue así; en nuestro trato no se pudo apreciar que el ser negro o blanco
influyera mucho en las relaciones; los congoleses sabían distinguir las
características personales de cada uno y solo en mí caso, a veces, tuve la
sospecha de que algo influía mi condición de blanco. Lo cierto es que
nuestros propios compañeros tenían una base cultural muy escasa y un
desarrollo político relativamente bajo también. Llegaron, como siempre
sucede en estos casos, pletóricos de optimismo y buena voluntad, pensando
hacer un paseo triunfal por el Congo. Hubo algunos que antes de comenzar la
lucha se reunieron, comentando que Tatu estaba muy alejado de las cosas de
la guerra, que no podía impedirles hacer una acción a fondo por timidez al
apreciar la correlación de fuerzas; que íbamos a penetrar por una punta y
salir por la otra. Estaba liberado el país; podíamos volver a La Habana.
Mi advertencia sobre la duración de la guerra fue siempre de tres a cinco
años, pero nadie lo creyó; todos se inclinaban a solar con el paseo
triunfal, la despedida, probablemente con grandes discursos y grandes
honores, las condecoraciones y La Habana. La realidad fue golpeando: faltó
comida, hubo muchos días de yuca sola, sin sal, o de bukali. que es lo
mismo; faltaron medicamentos, a veces ropa y zapatos y aquella identidad
con que soñé, entre nuestra tropa de hombres experimentados, con una
discipline de ejército, y los congoleses, no se realizó jamás.
Nunca hubo la integración necesaria y no se puede achacar al color de la
piel: tan negros eran algunos que no podían distinguir- se de los
compañeros congoleses; sin embargo, a uno de esos prietos oí decir:
"Mándame dos negros de esos para acá", dos congoleses.
Los nuestros eran extranjeros, seres superiores, y lo hacían sentir con
demasiada asiduidad. El congolés, sensible al extremo por los vejámenes
sufridos a manos de los colonialistas, notaba ciertos gestos de desprecio
en el trato de los cubanos y lo sentía en lo más hondo. Tampoco pude lograr
que la comida se distribuyera en una forma totalmente justa y, aun cuando
es necesario reconocer que, la mayoría de las veces quienes más cargados
íbamos éramos los cubanos, siempre que se presentaba la oportunidad se
hacia cargar a algún congolés, con cierta falta de sensibilidad. Es un poco
difícil de explicar este contrasentido, pues se trata de interpretaciones
subjetivas y de sutilezas, pero hay un simple hecho que puede arrojar
alguna luz: no pude lograr que los congoleses fueran llamados así; siempre
fueron los "congos", apelativo que parece mis simple y mis intimo, pero que
portaba una buena dosis de veneno.
Otra barrera real fue el idioma; difícil fue para una tropa como la
nuestra, sumergida en la masa congolesa, trabajar sin poseer su lengua.
Algunos de los que convivieron desde el primer momento con los congoleses
aprendieron muy rápidamente a hablar y lo hacían de corrido en el swahili
básico, es decir, una media lengua, pero fueron pocos y siempre se corría
el riesgo de malas interpretaciones que agriaban nuestras relaciones o nos
inducían a errores.
Bases de apoyo
Otra dificultad que soportamos, a la que se debe de prestar extraordinaria
atención en el futuro, es la de la base de apoyo. Cantidades relativamente
grandes de dinero desaparecieron en sus fauces insaciables, y cantidades
infinitesimales de alimentos y equipos llegaron a las tropas en campaña.
Primera condición, el mando debe ser indiscutible y absoluto en las zonas
de operaciones, con controles rigurosos sobre la base de apoyo, descontando
los controles naturales a ejercer desde los centros superiores de la
Revolución, y la selección de hombres para cumplir esas tareas debe ser
seriamente realizada mucho tiempo antes. Hay que ver lo que significa una
cajetilla de cigarros para un individuo que esta en una emboscada sin hacer
nada durante 24 horas de un día y hay que ver lo poco que significa en
gastos las cien cajetillas diarias que pudieran fumarse comparándolas con
el costo de cosas innecesarias o perdidas inútilmente en el curso de la
acción.
Autocrítica del Che
Me toca hacer el análisis mis difícil, el de mí actuación personal.
Profundizando hasta donde he sido capaz en el análisis autocrático, llegué
a las siguientes conclusiones: desde el punto de vista de las relaciones
con los mandos de la Revolución, me vi trabado por la forma un tanto
anormal en que entré al Congo y no fui capaz de superar ese inconveniente.
En mis reacciones fui disparejo; mantuve mucho tiempo una actitud que podía
calificarse de excesivamente complaciente, y, a veces, tuve explosiones muy
cortantes y muy hirientes, quizás por una característica innata en mí; el
único sector con quien mantuve sin desmayos relaciones correctas fue con
los campesinos, pues estoy más habituado al lenguaje político, a la
explicación directa y mediante el ejemplo, y creo que hubiera tenido éxito
en este campo.
No aprendí el swahili con la suficiente rapidez y con la suficiente
profundidad; fue un defecto atribuible, en primera instancia, al
conocimiento del francés, lo que me permitía comunicarme con los jefes,
pero me alejaba de las bases. Faltó voluntad para realizar el esfuerzo
necesario.
En cuanto al contacto con mis hombres, creo haber sido lo suficientemente
sacrificado como para que nadie me imputara nada en el aspecto personal y
físico, pero mis dos debilidades fundamentales estaban satisfechas en el
Congo: el tabaco, que me faltó muy poco, y la lectura, que siempre fue
abundante. La incomodidad de tener un par de botas rotas o una muda de ropa
sucia o comer la misma pitanza que la tropa y vivir en las mismas
condiciones, para mí, no significaba sacrificio. Sobre todo, el hecho de
retirarme a leer, huyendo de los problemas cotidianos, tendía a alejarme
del contacto con los hombres, sin contar que hay ciertos aspectos de mi
carácter que no hacen fácil el intimar. Fui duro, pero no creo haberlo sido
excesivamente, ni injusto; utilice métodos que no se usan en un ejército
regular, como el de dejar sin comer: es el único eficaz que conozco en
tiempos de guerra. Al principio quise aplicar coerciones morales y fracase.
Traté de que mí tropa tuviera el mismo punto de vista que yo en cuanto a la
situación y fracasé; no estaba preparada para mirar con optimismo un futuro
que debía ser avizorado a través de brumas tan negras en el presente.
No me animé a exigir el sacrificio máximo en el momento decisivo. Fue una
traba interna, psíquica. Para mí era muy fácil quedarme en el Congo; desde
el punto de vista del amor propio de combatiente, era lo que cuadraba
hacer; desde el punto de vista de mí actividad futura, si no lo que más
convenía, era indiferente en el momento actual. Cuando sopesaba la
decisión, jugaba en mí contra el que supiera lo fácil que resultaba el
sacrificio decisivo. Considero que debía haberme sobrepuesto en mí interior
al lastre de ese análisis autocrítico e imponer a una determinada cantidad
de combatientes el gesto final; pocos, pero debíamos habernos quedado.
Además, no tuve el valor o la visión de romper las amarras de la costa e
internarme con la tropa cubana, integra, o depurada, a lugares donde no se
hiciera presente la tentación perenne del lago y sus esperanzas de retorno
ante cualquier fracaso.
Por último, peso en mis relaciones con el personal en los últimos días -lo
pude palpar bien aun cuando es completamente objetivo- la carta de
despedida a Fidel. Esta provocó el que los compañeros vieran en mi, como
hace muchos años, cuando empece en la Sierra, un extranjero en contacto con
cubanos; en aquel momento, el que estaba de negada, ahora el que estaba de
despedida. Había ciertas cosas comunes que ya no teníamos, ciertos anhelos
comunes a los cuales tácita o explícitamente había renunciado y que son los
mis sagrados para cada hombre individualmente: su familia, su tierra, su
medio. La carta que provocó tantos comentarios elogiosos en Cuba y fuera de
ella me separó de los combatientes.
Tal vez parezcan insólitas estas consideraciones psicológicas en el
análisis de una lucha que tiene escala casi continental. Sigo fiel a mi
concepto del núcleo; yo era el jefe de un grupo de cubanos, una compañía
nada más; y mi función era la de ser su jefe real, su conductor a la
victoria que impulsaría el desarrollo de un autentico tiempo en soldado,
representante de un poder extranjero, instructor de cubanos y congoleses,
estratega, político de alto vuelo en un escenario desconocido y un
Catón-censor, repetitivo y machacón, en mis relaciones con los jefes de la
Revolución. Al tirar de tantos hilos, se formó el nudo gordiano que no tuve
decisión para cortar. Si hubiera sido más autentico soldado hubiera podido
tener mi influencia en los demás aspectos de mis complejas relaciones. He
narrado cómo llegué al extremo de cuidar el cuadro (mí preciosa persona) en
los momentos de particular desastre en que me vi envuelto y cómo no me
sobrepuse a condiciones subjetivas en el momento final.
He aprendido en el Congo; hay errores que no cometeré más, otros tal vez se
repitan y cometa algunos nuevos. He salido con más fe que nunca en la lucha
guerrillera, pero hemos fracasado. Mi responsabilidad es grande; no
olvidaré la derrota ni sus mas preciosas enseñanzas.
Qué nos depara el futuro del Congo? claro está que la victoria, pero esta
lejana. La lucha de liberación contra los poderes coloniales de nuevo tipo
deben ofrecer dificultades extremas en África. De hecho no hay ningún
ejemplo que permita mostrar sus distintas fases hasta la victoria; la
Guinea llamada Portuguesa es una demostración no acabada de una guerra del
pueblo bien conducida pero contra el colonialismo. Argelia no debe
considerarse como ejemplo útil para nuestras experiencias puesto que
Francia había desarrollado formas neocoloniales que pudiéramos llamar
típicas dentro de su opresión colonial.
El Congo es el escenario de la más cruel y enconada lucha de liberación,
por tanto, el estudio de esta experiencia nos podrá dar útiles ideas para
el futuro.
POESÍA
FABULITA
Pax vohis!
WILSON
"¦Viva la paz, viva la paz!"....
Así
trinaba alegremente un colibrí
sentimental, sencillo de flor en flor...
Y el pobre pajarillo
trinaba tan feliz sobre el anillo
feroz de una culebra mapaná.
Mientras que en un papayo
reía gravemente un guacamayo
bisojo y medio cínico:
-Cuá, Cuá!
Luis Carlos López
Cartagena, 1879-1950
POEMA FINAL
"Qué tiempos son éstos
en que hablar de árboles
significa callar tanta barbarie?"
B. Brecht
Y de qué servirán tantas palabras
Si cada amanecer es un sudario
Si vivir es morirse
a plazos
Lentamente
Si ante cada pared
O al pie de cada árbol
Se despierta la patria hecha pedazos?.
(Y la patria es un niño o una huelga
es un indio o un negro que agoniza
es un pueblo de piel acribilladav
es usted o soy yo,
la patria es eso...)
Y de qué servirán los retóricos
goces del lenguaje,
de que pregunto yo,
este poema?.
Tomás Quintero
Cali, 1945-1978
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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