Tlahui-Politic. No. 8, II/1999
Morantes de AUSAC se declara responsables de las masacres de Barrancabermeja
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Colombia, a 2 de Octubre, 1999. Col - Camilo Morantes se declara responsables de las masacres de
Barrancabermeja, como jefe de la organización
criminal AUSAC.
Equipo Nizkor, miembro del Serpaj Europa, Derechos Human Rights (USA) y del GILC (Global Internet Liberty Campaign).
Información.
EL JEFE DE LAS AUTODEFENSAS DE SANTANDER Y SUR DEL CESAR ACEPTA QUE FUE
EL AUTOR DE LA MASACRE DE BARRANCABERMEJA EN MAYO DE ESTE AÑO
En la entrevista que Semana le hizo la semana pasada a Carlos Castaño,
jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), la revista le hizo
una pregunta sobre la masacre ocurrida el sábado 16 de mayo en
Barrancabermeja en la cual, según las primeras versiones, hubo 11
muertos y 25 desaparecidos. La respuesta de Castaño fue tajante: "No
conozco detalles sobre el caso de Barranca; eso fueron las autodefensas
de Santander; el comandante Morantes es el que se debe pronunciar sobre
ese hecho".
El comandante Morantes, a quien se refirió Castaño, es el jefe de las
Autodefensas de Santander y Sur del Cesar (Ausac). Camilo Aurelio
Morantes, su nombre de combate, es un santandereano de 35 años, de
origen campesino, que se consolidó como jefe de las autodefensas de esa
región del país desde hace cinco años. Es la máxima cabeza de los cuatro
jefes paramilitares que dominan la zona y tiene bajo su mando cerca de
400 hombres bien armados y entrenados. Contra él pesan varias órdenes de
captura por conformación de grupos paramilitares.
Hasta ahora todas las versiones sobre los hechos de Barrancabermeja
apuntaban a que la masacre había sido realizada por un grupo de
paramilitares, pero nadie se la había adjudicado. Por eso, y para tratar
de aclarar el caso, que en los tres meses transcurridos desde entonces
ha provocado
todo tipo de manifestaciones en el puerto petrolero --y que dio lugar a
la creación de una Comisión de la Verdad para tratar de identificar a
los responsables--.
SEMANA localizó, en las montañas de Santander, a tres horas de camino
de la ciudad de Bucaramanga, al jefe de las Ausac. Y por primera vez
Morantes reconoció públicamente ser el autor de la masacre.
Según él, el sector de Barrancabermeja donde ocurrieron los hechos "es
un santuario de la guerrilla, y nosotros no tenemos zonas vetadas para
incursionar".
El jefe paramilitar se responsabilizó de siete muertos en la incursión a
los barrios nororientales de la ciudad y de 25 más, que corresponden a
los desaparecidos, que según él fueron ajusticiados entre ocho y 15
días después "con base en los antecedentes ya investigados y en las
indagaciones correspondientes al caso".
Todas esas personas tenían, de acuerdo con el testimonio de Morantes,
"vínculos directos con las milicias populares de Barrancabermeja".
El líder paramilitar aseguró que su organización adelantó una minuciosa
labor de inteligencia en la ciudad y que la acción de Barrancabermeja no
fue improvisada. "El trabajo de inteligencia duró más de un año. La
misma población civil aportó la información. Además esa información fue
corroborada por miembros de las milicias que desertaron". Aunque hasta
ahora ninguna autoridad ha confirmado que las personas muertas y
desaparecidas en la masacre del 16 de mayo hayan tenido alguna relación
con los grupos guerrilleros que operan en la zona, Morantes dice que los
ajusticiados "fueron personas que participaron en la quema de buses y en
el ajusticiamiento de soldados profesionales que iban de licencia, de
comandantes en retiro y hasta de niños señalados de ser informantes del
Ejército".
A la pregunta que todo el mundo se hace, sobre dónde se encuentran los
desaparecidos, o --después de su confesión--, en dónde están los
cadáveres, el comandante Camilo, como lo llaman sus hombres, dijo con
absoluta frialdad que "unos fueron incinerados y otros arrojados
a las aguas del río Magdalena". Y ante la insistencia de SEMANA --dada
la angustia de sus familiares-- sobre el lugar exacto en el que fueron
arrojados, lo máximo que precisó fue: "Hay varios lugares... Paturia y
Chingalé, entre otros sitios sobre el río Magdalena, en la parte baja de
Puerto Wilches".
Hasta el momento el único detenido por el caso de Barrancabermeja es un
cabo del Ejército, quien está procesado por los delitos de secuestro y
homicidio. Hay testigos que afirman que lo vieron participar activamente
en los hechos del 16 de mayo, lo que confirmaría la relación entre los
paramilitares y algunos miembros de la fuerza pública. Morantes niega
esa relación y dice que "las órdenes de captura contra algunos miembros
de la fuerza pública son una demostración de la ineficiencia de las
autoridades, porque ellos nada tienen que ver con estos hechos".
El gobierno sabía
De acuerdo con Morantes, el gobierno sabía de la muerte de los 25
desaparecidos. A los tres o cuatro días del 'ajusticiamiento', según él,
los paramilitares le hicieron llegar a las autoridades un informe del
resultado de sus acciones: "Se hicieron llegar, de manera indirecta,
unos informes de las personas que habían sido ajusticiadas en el puerto
petrolero". Es más, Morantes aseguró que ellos les habían pedido a los
familiares "fotografías, nombres e identificación" de las personas
desaparecidas para constatar que correspondieran con las personas que
ellos tenían retenidas. Esos datos, según él, se adjuntaron después "a
los antecedentes que se entregaron al gobierno con cada una de las fotos
que aparecían". Reconoció que una de las fotos no coincidía con uno de
los retenidos, pero que de todas maneras el juicio fue para los 25.
Morantes, quien asegura que ingresó a las autodefensas porque desde niño
vio cómo la guerrilla asaltaba las fincas de la región, sin respetar ni
los bienes ni la vida de sus propietarios, dice que las acciones de su
grupo contra los pobladores de Barrancabermeja que auxilian a los grupos
subversivos apenas comienzan. "Seguiremos nuestro accionar porque hoy
más que nunca la opinión pública, el gobierno y los estamentos de
seguridad del Estado saben que en esta ciudad está latente la presencia
de la guerrilla. Estamos haciendo inteligencia y tenemos ubicados
varios lugares donde es clara la presencia de estos bandoleros".
Como desde hace varios meses se viene asegurando que uno de los
objetivos militares de estos grupos al margen de la ley es la Unión
Sindical Obrera (USO), el sindicato de trabajadores de Ecopetrol, SEMANA
le preguntó a Morantes qué había de cierto en esa afirmación. "Nosotros
-dijo el líder paramilitar-- en ningún momento hemos declarado objetivo
militar a la USO. Hemos declarado objetivo militar a miembros de la USO
que son cuota del ELN. Como tampoco hemos declarado objetivo militar a la
población civil, sino a los guerrilleros vestidos de civil que hacen
parte de las Milicias Populares en diferentes sectores de
Barrancabermeja".
SEMANA preguntó por el caso particular de Hernando Hernández, presidente
de la USO, quien ha sido señalado en repetidas ocasiones por los
paramilitares como una persona cercana a la subversión. Al especto
Morantes dijo que, en efecto, "Hernández fue objetivo militar, no sólo
por
la manifestación que él hizo en contra de nosotros y los señalamientos
directos que nos hizo, sino porque la misma comunidad lo ha denunciado
por tener vínculos directos con el ELN".
Morantes y Hernández se encontraron en la reunión de los paramilitares,
encabezados por Carlos Castaño, con los representantes de la sociedad
civil en el Nudo de Paramillo.
Morantes describió cómo fue el encuentro: "En un principio no fue muy
amigable, o que de todas maneras él fue objetivo militar y era, por lo
tanto, un enemigo. Pero creo que para él fue una sorpresa encontrarse
con unas autodefensas estructuralmente, militarmente preparadas. Con una
ideología y con unos planteamientos claros. Y creo que mal haría él
ahora en desconocer que las
autodefensas son parte del conflicto". Por eso, dijo, lo van a dejar
tranquilo, al menos por un tiempo.
Siguiendo con la reunión del Nudo de Paramillo, SEMANA le preguntó por
su relación con Carlos Castaño. Y dijo que no siempre recibe órdenes de
él. "Carlos Castaño es el jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia.
El, con su gran experiencia, nos da algunas instrucciones de manejo
interno y de la política que tiene que ver con todo esto. Pero cada
autodefensa es autónoma, como somos nosotros aquí. Castaño es el
encargado de los contactos de paz a nivel nacional. Pero a nivel
regional cada autodefensa es autónoma en sus acciones y deberá
responder por ellas".
Al igual que el comandante en jefe de las autodefensas, Carlos Castaño,
el jefe de los paramilitares de Santander dijo que en los acuerdos del
Nudo de Paramillo nunca se habló de no avanzar, de no accionar, y que
eso es indiscutible en este momento. Por eso dice que sus hombres siguen
preparando acciones ofensivas, entre las cuales está una sobre el filo
de Turbay, más exactamente en la parte alta de Rionegro, y la zona de La
Esperanza que, según él, es otro santuario de la guerrilla.
Pero sus objetivos no se limitan a la zona rural. Entre ellos está, nada
más y nada menos, que la ciudad de Bucaramanga, donde piensa combatir a
las milicias procedentes de varias zonas del Magdalena Medio.
Es posible que en las afirmaciones de Morantes haya la intención de
crear un clima de intimidación en sus zonas de influencia. Pero lo
cierto es que SEMANA pudo comprobar que, aunque más pequeñas, las
autodefensas de Santander están tan organizadas como los ejércitos
de Carlos Castaño. No en vano este último prefirió que fueran ellas las
que dieran el parte de lo sucedido en la ciudad de Barrancabermeja el
pasado 16 de mayo.
[Fuente: Revista Semana, Bogota, Agosto 24 de 1998, Edición 851]
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