Tlahui-Politic. No. 8, II/1999
La carrera presidencial entra en la última recta
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 1 de Diciembre, 1999. CHILE: La carrera presidencial entra en tierra derecha. Por Sergio Ramírez.
Encuesta confirma que habrá segunda vuelta. Sondeo ratifica un "empate
técnico" entre Lagos y Lavin. Esta situación de equilibrio se repite en el
caso de una segunda votación entre ambos el 16 de enero. Todo indica, hasta
el momento, que el resultado final será incierto. Ante esta realidad
"virtual" de los sondeos de opinión pública, el oficialismo y la derecha
desatan maniobras publicitarias, golpes bajos y falaces argumentos para que
su candidato sea elegido como administrador del sistema.
A escasos días de las elecciones presidenciales, la consultora Gemines
publicitó una encuesta realizada en las principales ciudades del país (las
que tienen más de 40 mil habitantes), en la que se refleja un "empate
técnico" entre Lagos (41,5 %), y Lavín (41,7 %). De mantenerse estos
porcentajes el 12 de diciembre, deberá realizarse una segunda vuelta (16 de
enero). En este nuevo escenario, según la encuesta, seguirían empatando:
44,1 % para el oficialista, y 44,5 % para el opositor. Por lo cual, la
segunda vuelta provocaría distintos efectos en las candidaturas. En la de
Lagos significaría una derrota política de proporciones para la
Concertación, ya que nunca se han discutido sus éxitos en elecciones
presidenciales. En efecto, el candidato de la Concertación no igualaría el
53% que obtuvo Aylwin (1989), en primera vuelta al menos, y estará lejos
del 58% de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En cambio, para la candidatura Lavín
sería el escenario más deseado. Es probable que bordee o incluso supere el
43% que obtuvo Pinochet en el plebiscito (1988), lo que constituiría, no
sólo una demostración del fracaso de 10 años de gobierno de la
Concertación, sino también de su "éxito" de haber contribuido a dar el
título de demócrata a una derecha fascista, activa responsable de la
destrucción de la democracia y cómplice de crímenes y latrocinios del
período dictatorial.
Ante la "realidad" de las encuestas, los esfuerzos de la Concertación y de
la derecha se centran en buscar el apoyo de los "indecisos" que, según
Gemenis, corresponden al 11,8 % de los votantes (960 mil sufragios).
Además, enfrentan la caza de electores entre los que votarán "blanco
O "nulo" y buscan el apoyo definitivo de los "no convencidos totalmente",
dado que la mencionada encuesta registra que un 19,6 % que afirma que
podría cambiar de candidato por otro y sólo el 0,7 % no respondió. Es
decir, poco más del 20 % de electores puede "cambiar de camiseta" al
depositar la papeleta electoral.
EL MISTERIO DE LAS CAJAS ELECTORALES
Entretanto, se aceleran las campañas de los 6 postulantes. La franja
televisiva aumenta las esperanzas de los candidatos "alternativos" de
lograr sus metas, dado que ahora son "visibles" ante millones de
espectadores. Miles de activistas (la mayoría de la derecha y del
oficialismo a sueldo), rayan paredes, cuelgan afiches, cuidan carteles y
entregan volantes y folletos. La ventaja en letreros murales la lleva
Lavín. A un costo de 80 mil pesos por letrero, ha hecho pintar miles en
todo el país. El costo de la propaganda en televisión es prohibitivo. Lavín
y Lagos cuentan con el aporte millonario de grandes empresarios e
inversionistas. Paradojalmente, Lagos tiene mayor apoyo entre los
inversionistas de las multinacionales. Sus relaciones con George Soros y
Nelson Rockefeller, son fuentes de financiamiento. Españoles y alemanes lo
ven con buenos ojos. También Lagos recibe los derrames de la "tercera vía"
que postulan los partidos socialdemócratas europeos. Además, las
declaraciones de apoyo del empresario y ex ministro de la dictadura,
Fernando Léniz, fueron una señal hacia comerciantes, industriales y
financistas de mediana envergadura. Fernando Flores, Sergio Bitar, Marco
Colodro y Jorge Awad, importantes voceros de Lagos, "mueven" dineros que
aseguran el financiamiento de la campaña pero, sobre todo, facilitan
contactos y respaldo futuro, además de ser "garantes" el pago de tales
inversiones.
Los poderes fácticos se juegan por Lavín. Uno de sus principales
financistas es Sebastián Piñera, que ve en Lavín la posibilidad de una
derecha remozada, que pudiera ser útil más adelante para sus propias
ambiciones. Además, a través del Opus Dei los empresarios más ricos de
Chile le apoyan: Eliodoro Matte, Ricardo Claro, Ernesto Silva, José Antonio
Guzmán, Marco Cariola, Hernán Briones, José Yurazseck y Eugenio Heiremans,
para citar a algunos de los "má generosos". Mientras que Luksic, Angelini y
Said colaboran con uno y otro candidato, de acuerdo a la práctica antigua
de apostar a ganador, que siempre les ha dado beneficios.
En las campañas alternativas, que no disponen de dinero, los esfuerzos
propagandísticos provienen del aporte voluntario. En la de Gladys Marín
sólo se paga el pasaje de la candidata, los acompañantes costean sus
propios gastos. Algo parecido ocurre con Hirsch y Sara Larraín. Estos 3
candidatos, dada la falencia de sus "cajas electorales" recurren al ingenio
y organización. Con caravanas en tren, en buses, en lanchas, cicletadas,
cenas y batucadas improvisadas en las poblaciones pretenden suplir la falta
crónica de recursos. Creatividad frente al marketing es el dilema. Ante el
"empate técnico", lo que determinará que haya o no segunda vuelta será la
votación de los candidatos alternativos. Si la suma de todos ellos excede
al 7% se producirá esta situación. La última encuesta señala que sobrepasan
el 10%. Además, a ellos que cifran sus esperanzas en organización,
capacidad creativa y trabajo persona a persona, les preocupa la
polarización que se manipula desde el comando de Lagos, al tratar de
asustar a los electores de izquierda con un posible triunfo de Lavín, lo
que es imposible, según analistas que consideran lo que señalan todas las
encuestas y sondeos. Trata el "laguismo" de lograr, mediante una variante
de la "campaña del terror", un "voto del miedo" que le permita ganar en
primera vuelta y, al mismo tiempo, impedir que la izquierda avance en su
objetivo de erigir de una alternativa real de cambios.
SE PARECEN CADA DÍA MÁS
Desde que Jorge Alessandri derrotó estrechamente a Allende (1958), esta es
la primera vez que la derecha podría triunfar. Viene perdiendo desde 1938 y
Alessandri fue presentado como "independiente". Esto explicaría, según
algunos, una de las razones por las cuales la derecha no cree en la
democracia y trata de arrastrar a los militares al golpe de Estado, cuando
ve amenazados sus intereses de clase. Nuevamente transita por el sendero
antidemocrático. En efecto, con gran dominio del marketing, la derecha
impuso variaciones al viejo estilo electoral: La candidatura Lavín se alejó
del pinochetismo "duro" y rehuyó toda confrontación ("Lo que importa es el
futuro y la concordia"). El resto lo hizo el populismo y, sobre todo, el
desencanto ante los gobiernos de la Concertación, especialmente ante el
fracaso de Frei con sus recetas neoliberales para resolver los problemas de
la mayoría nacional. Mientras Lavín apela, en ese contexto, al "cambio",
que define como "mayor eficiencia", y a un populismo desenfrenado que
compite con las promesas de igualdad de Lagos, ambas inviables a menos que
se modifique el modelo económico neoliberal que se aplica y cuya
continuidad garantizan. La actitud frente a la dictadura, a Pinochet y sus
crímenes, que había sido elemento diferenciador en las campañas de Aylwin y
Frei, han desaparecido. Ambos piensan igual. La Concertación se ha jugado
por Pinochet y ha diseñado una "mesa de diálogo" que apunta en el mediano
plazo a la reconciliación instrumental, subordinándos a las presiones de
las FF.AA., Lavín aplaude.
Lavín y Lagos se parecen cada día más. Ambos candidatos son "mellizos
ideológicos". Sólo presentan diferencias formales. Así lo constata la
revista "Mensaje", de la Iglesia Católica ("Los dos candidatos, de ganar
las elecciones presidenciales, no son percibidos como una amenaza real de
los avances logrados con tanto sacrificio por los chilenos. Lagos y Lavín
aparecen distantes de opciones extremas"). Mientras que Sebastián Edward,
ex jefe del Banco Mundial para América Latina, decía con alegría: "En la
parte gruesa los dos candidatos aplicarán una cierta continuidad". Los
poderes fácticos están felices con los "gemelos". Sus esperanzas de que
todo siga igual, independientemente de quién sea electo, están aseguradas.
Un nuevo botón de muestra en este sentido son las garantías que dio a los
hombres de negocios estadounidenses el ex ministro de Economía, Álvaro
García, hombre clave en el comando de Lagos. Comprometió que en un gobierno
de Lagos no habría reforma tributaria ni cambios laborales importantes y
aseguró que continuarían las privatizaciones. Agregó, que para flexibilizar
el flujo de capitales se eliminaría la obligación temporal de permanencia
para ellos, abriendo así paso a los llamados "capitales golondrina". Estos
hechos impiden ubicar a Lagos dentro de una "tercera vía socialdemócrata",
a pesar de que fuera uno de los firmantes, (fines de 1997), junto a un
grupo de políticos latinoamericanos del documento "La Centro Izquierda
busca una salida para Latinoamérica", conocido también como "Consenso de
Buenos Aires". En efecto, varios de esos planteamientos son contradictorios
con la política aplicada por los dos gobiernos de la Concertación, los
cuales Lagos ha sido uno de sus protagonistas principales.
Ese documento
declaraba como objetivo la instauración de un modelo alternativo al
neoliberalismo, rechazando "el fundamentalismo de mercado imperante...",
aspiraba a "democratizar la economía de mercado" aceptando al mismo tiempo
las privatizaciones, y buscar "una alianza del centro con la Izquierda" en
vez de la alianza con la derecha. Todas esas propuestas son contradictorias
con las políticas neoliberales aplicadas por la Concertación durante sus
dos gobiernos, porque ha descargado sobre los sectores populares los
efectos de la crisis del sistema y ha cogobernado con la derecha, haciendo
posible su trasvertismo político. En lo que únicamente coincide es en la
aceptación de las privatizaciones, que ha extendido a nuevas empresas
estatales, después de traicionar sus programas originales de revisar las
realizadas en dictadura. Por eso, el concepto del fracaso de la
Concertación se reconoce dentro de sus propias filas. El historiador
Alfredo Jocelyn-Holt, partidario acérrimo de Lagos, escribió: "Cualquiera
sea el resultado de la elección, la Concertación está mortalmente dañada"
porque ya cumplió su papel "legitimante" de los planes institucionales de
la dictadura trazados en 1977 y por lo tanto "ha sobrepasado su vida útil".
Además, considerando que las diferencias programáticas entre las
candidaturas (de la Concertación y la derecha) apenas se notan, concluyó,
preguntando: "¿Hay algo en juego en esta elección?", respondiendo:
"....Paciencia estoica ante tanta banalidad y blandenguería: eso es lo que
está en juego".(El Mercurio, 11.11.99)
Por otra parte, la pretendida "independencia" del candidato de la derecha
es una falacia. Lavín es fundador de la Unión Demócrata Independiente
(UDI), perteneció al escogido grupo de discípulos del ideólogo fascista
Jaime Guzmán, y desempeñó altos cargos partidarios antes de ser alcalde de
Las Condes. Siempre ha militado en el sector conservador más agresivo y
fascistoide (el gremialismo en la universidad, la UDI en política y el Opus
Dei en religión. La máquina publicitaria se ha encargado de vender una
"imagen" que esconde su historia vinculada a la dictadura militar y a sus
crímenes, su relación directa con el empresariado y su rol en la UDI,
cloaca política en la cual chapotean ex militares y agentes de la DINA y
CNI, esbirros responsables de torturas y crímenes y desapariciones,
ejecutadas por órdenes de Pinochet. La masiva y eficiente publicidad, junto
al silencio cómplice del oficialismo, han lanzado a Lavín al mercado
electoral como un nuevo producto "demócrata liberal" que puede ser comprado
en un mercado desideologizado. En espera de que la operación comercial
resulta, los mismos políticos y empresarios que gobernaron con los
dictadores uniformados, se preparan a ganar con Lavín. Mientras que Lagos
sueña ganar gracias a la votación de Izquierda que, haciendo "de tripas
corazón", vote por él para "impedir un triunfo de Lavín".
LA RESPONSABILIDAD ES DE LA CONCERTACIÓN
Manipular conciencias es un quehacer permanente del sistema neoliberal.
Ella está presente en la campaña actual El gran descontento popular por la
crisis y desocupación actuales, junto con la denuncia e influencia de la
Izquierda, obligan a las fuerzas políticas del sistema a exacerbar el uso
de la demagogia y el populismo. Prometen todo tipo de cambios a pesar que
han sido los campeones del statu quo. Lavín esconde que fue funcionario de
la dictadura y que es candidato del pinochetismo, y Lagos su calidad de
participante protagónico en las políticas neoliberales de los dos gobiernos
de la Concertación, y ahora su calidad de candidato continuista. No es
equivocado sostener que Lagos y Lavín son en esencia lo mismo. Tampoco,
nadie se ha esforzado para que esa idea se difunda. La Concertación la ha
sancionado. Ella es la única responsable de que gran parte de la ciudadanía
arribe a esa conclusión. Durante diez años ha cohabitado con la derecha y
aplicado sus políticas. En efecto, el gobierno de la Concertación no tenía
por qué defender a Pinochet y suplicar por su regreso, pero la
inconsecuencia la impulsó, y Lagos lo ha apoyado. Además, su candidato ha
mostrado que está por preservar el rol determinante del capital
transnacional y sus asociados. Nadie puede negar que Lagos respaldó la
privatización del agua potable, promueve la de CODELCO, se pronuncia por el
regreso de Pinochet. En la mina Los Pelambres y en compañía de Luksic, el
multimillonario que contribuye a su caja electoral, ha dicho que no
descarta la privatización de la fundición de ENAMI. También ha reiterado
que el de Ferrocarriles de Santiago a Chillán será entregado en concesión
al capital privado. Estas no son "apariencias" ni "debilidades"
intrascendentes, sino aspectos de fondo, en que ha opinado y opina, y
actuado y actúa de manera igual a la derecha. Los chilenos hoy pueden con
razón preguntarse cómo una coalición que estafó al país durante dos
gobiernos, podrá hacer algo distinto con su posible tercer presidente.
La Izquierda por su parte debe jugarse más en esta última etapa de la
campaña para denunciar tales falacias y avanzar en conformar un movimiento
nacional capaz de generar rupturas democráticas, romper las ataduras
dictatoriales e imponer cambios democráticos, democráticos,
revolucionarios. Las cifras indican que Lavín no ganará. Aún si ganara, no
sería un terremoto político. Pasó la época en que la derecha y el
militarismo podían hacer y deshacer. Además, siempre habría una segunda
vuelta. Pero si la derecha crece, no será porque la Izquierda vote por él,
sino porque una parte de la Concertación así lo hizo. Será responsabilidad
de la Concertación que cogobernó con ella y traicionó su programa
consolidando y profundizando el modelo heredado de la dictadura. La
Izquierda en cambio ha sido y es la más consecuente y decidida luchadora
contra el pinochetismo y la derecha. Pero más importante que haya o no
segunda vuelta o que gane uno u otro candidato, lo principal es que se
acelerare la construcción de una alternativa real de cambios.
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
Más información - Further information - Plus d'information
|