Tlahui-Politic. No. 8, II/1999
Pensamiento fascista del emulo de Pinochet
Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 16 de Noviembre, 1999. CHILE: "Pensamiento fascista del emulo de Pinochet". Por Sergio Ramírez.
En un discurso típicamente dictatorial, similar a todas las intervenciones
públicas del ex dictador Pinochet, el general Ricardo Izurieta, Comandante
en Jefe del Ejército, rechazó la "nueva interpretación" de la Ley de
Amnistía, se declaró solidario con los oficiales procesados por violaciones
a los DD. HH., calificó la detención de Pinochet de injusta y declaró
cerrado todo camino legal para obtener su libertad. Mientras que el
gobierno y los candidatos Lagos y Lavín enfatizaban su subordinación al
pinochetismo militarista.
Ricardo Izurieta, una vez más, incursionó no sólo en el escenario político
sino que también en el judicial, violando preceptos legales con sus
críticas a las resoluciones judiciales de detención y procesamiento de
varios oficiales en retiro. Sus afirmaciones "deliberante" la hizo en la
Academia de Historia Militar. Fue el discurso con mayor contenido político
que haya expresado desde que reemplazara a Pinochet en el mando castrense.
Así, al referirse a la detención de oficiales en retiro, Izurieta criticó
la "nueva" interpretación de la ley de amnistía, refiriéndose a la
aplicación de la figura del secuestro permanente, determinada en los
crímenes cometidos por los integrantes de la Caravana de la Muerte, por el
ministro de fuero Juan Guzmán Tapia, quien investiga las casi 50 querellas
criminales en contra del ex dictador. Izurieta es partidario de la no sólo
aplicación irrestricta de la ley de impunidad, sino más allá de esos
preceptos impuesta por la dictadura cuando él era una importante figura del
régimen militar. Sus declaraciones amenazantes y descalificadoras tienen la
misma connotación del pensamiento de la dictadura castrense de poseer el
derecho de asesinar, torturar, hacer desaparecer, a cuidadanos, calificados
como el "enemigo interno", por luchar por la instauración y vigencia de la
democracia.
EMULO DEL CHACAL DEL MAPOCHO
Izurieta no ha cambiado. Piensa y actúa como la cúpula castrense (de la que
formó parte) que asaltó el poder, destruyó la democracia y reprimió
criminalmente a un pueblo indefenso. Su pensamiento actual es que los
autores de esos crímenes de lesa humanidad no deben ser castigados. Para
ello recurrió a argumentos antihistóricos. Dijo: "No nos parece aceptable
caer en la tentación de juzgarlos por hechos acaecidos en un contexto en
que imperaba la lógica de la guerra y el odio impuesto por los enemigos de
Chile". La verdad de lo ocurrido a partir del 11 de septiembre de 1973 es un
tapabocas a todos los que han utilizado los argumentos, que ahora repite
Izurieta. Las FF. AA, por determinación de sus mandos superiores, declararon
la guerra al pueblo. Su odio biológico a la democracia los impulsó a
cometer los crímenes más brutales que mente humana puede imaginar. Ellos
fueron "los enemigos de Chile" al destruir su expresión democrática y de
defensa de intereses y riquezas nacionales, para imponer una dictadura y un
sistema económico, que entregó el patrimonio nacional a grupos económicos
nativos y transnacionales.
El émulo del Chacal del Mapocho solidariza y defiende a los violadores de
los DD. HH. Proclamándose dueño de la verdad jurídica y vocero de la
impunidad, dijo: "Hoy tenemos un importante número de camaradas de armas
sometidos a procesos judiciales, producto de una nueva interpretación por
parte de algunos magistrados de la legislación vigente, la que no se
compadece con el espíritu con que efectivamente esta fue originalmente
concebida". La verdad no puede ser ocultada por esas falacias. Pinochet y
el mando militar, del cual formaba parte Izurieta, con su ley de impunidad
aspiraban a legalizar el derecho a asesinar. Ahora, contrariado por el
"desfile militar ante los tribunales", Izurieta asume la vocería de
asesinos y condena sus actuales procesamientos por ser producto exclusivo,
dice, de "una campaña comunicacional que por años ha sido llevada a cabo en
el ámbito nacional e internacional, destinada a desperfilar o destruir la
obra del gobierno militar". Cree que con tal infantil y mediocre argumento
puede lograr hacer desaparecer la realidad terrorífica de 17 años de
dictadura.
Desde junio del presente año han sido procesados y detenidos cinco
generales (r): Humberto Gordon y Arturo Álvarez, por el asesinato de Tucapel
Jiménez; Sergio Arellano Stark, por los crímenes cometidos por la Caravana
de Muerte; Hugo Salas Wenzel y Humberto Leiva, por la muertes de la
Operación Albania. El general Izurieta declaró su solidaridad y lealtad con
ellos. Rechazó los procesos que les afectan, porque "cuesta calificar la
intencionalidad que existe detrás de ello". Además, en una de las frases
que resume más concretamente su tradición golpista, señaló: "El desfile de
militares ante los tribunales ha causado en nuestras tropas y en parte
importante de la ciudadanía sentimientos encontrados que no siempre es
fácil mantener en los cauces que todos quisiéramos". Al mismo tiempo,
develando la estrategia de los mandos castrenses para consolidad la
impunidad, reiteró su respaldo a la iniciativa del gobierno y cúpulas de la
Concertación de la mesa de diálogo, que encabeza Pérez Yoma y que reúne a
representantes de las FF. AA., abogados militantes de los partidos de la
Concertación y de otros sectores en la búsqueda de una ley de Punto Final.
Pero, junto con destacar la voluntad de su institución de colaborar en la
"consolidación de la unidad nacional", puso énfasis en repetir que ella no
posee información sobre los detenidos desaparecidos, al decir que no acepta
que pongan en duda esa versión, quienes sostienen "sin fundamentos
responsablemente informados", que el Ejército poseería datos para encontrar
los restos de los detenidos-desaparecidos. Es decir, los asesinos y sus
jefes superiores no sólo eran brutales homicidas, sino que también padecían
de una especial amnesia: han olvidado donde cavaron fosas para enterrar a
sus víctimas.
Como era de esperar, Izurieta rechazó la detención de Pinochet en Londres.
La calificó de injusta y definió como una abierta e inaceptable violación a
la soberanía nacional y al principio de autodeterminación de los pueblos,
así como una situación eminentemente política. Repetía así el viejo y
caduco libreto elaborado por el pinochetismo de dentro y fuera de la
Concertación, que se ha convertido en el libro de cabecera de la reacción y
de los trasvesti de izquierda. Tal rechazo expresa, también, su frustración
y perdida de confianza en la acción judicial que han realizado y financiado
conjuntamente con el gobierno. ("Debemos ser muy sinceros en reconocer que
hemos perdido nuestra confianza en la vía jurídica como una alternativa de
solución"). Por lo cual, considera que el único camino con posibilidad de
"rescatar" a Pinochet son las gestiones que pueda realizar el gobierno de
la Concertación. y los poderes fácticos (la jerarquía católica recientemente
se ha sumado oficialmente a solicitar "clemencia" para el genocida).
Izurieta también aseveró que con la detención de Pinochet se ha acrecentado
la campaña nacional e internacional destinada a destruir la obra del
régimen militar, por lo cual corresponde a la las cúpulas de la
Concertación y su gobierno no sólo la tarea de traer a "casa" al genocida
sino, también, defender y consolidad aún más "la "obra" de la dictadura. La
orden está dada.
SE INCLINAN CADA VEZ MÁS REVERENTES
Ante las declaraciones sediciosas de Izurieta, las cúpulas políticas del
Gobierno y de la Concertación, tradicionalmente subordinadas al mando
militar, trataron de minimizar sus amenazas con actitudes conciliadoras y
declaraciones formales, que representan la determinación de continuar
aceptando el "rol tutelar de las FF. AA". en el futuro, si ganan la elección
presidencial con Lagos. En efecto, la bancada parlamentaria del PS pidió al
ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, citar a Izurieta "para hacerle ver
que está entrometiéndose en las decisiones de un poder del Estado y
poniendo en riesgo su institucionalidad", como si el émulo de Pinochet no
estuviera consciente de lo que realiza desde que asumió el mando castrense.
En efecto, cada una de las intervenciones públicas de Izurieta han tenido
una clara connotación política. Así ocurrió, por ejemplo, el 7 de junio,
durante la conmemoración de la Toma del Morro de Arica. Entonces demandó
"un juicio a los causantes de la crisis política que originó la
intervención de las FF. AA en 1973". El gobierno guardó silencio. Tal
postura fue una muestra más de la subordinación del gobierno de la
Concertación y de la debilidad del entonces ministro de Defensa, José
Florencio Guzmán (DC). Las palabras de Izurieta terminaron por crear un
clima insostenible para la permanencia de Guzmán en el cargo. Dos semanas
después, Guzmán fue sustituido por Edmundo Pérez Yoma, conocido por su
incondicionalidad al mando militar. Su regreso a Defensa sería un
"reordenamiento" que impediría nuevas declaraciones de los mandos
castrenses fuera de los "conductos regulares". Fue una reacción
inconsecuente y timorata, dado que su discurso en el citado aniversario de
la Toma del Morro de Arica fue interpretado, en esa oportunidad, como una
evidente y clara intervención política y acusado por algunos personeros de
la Concertación de "deliberación", sin que su gobierno adoptara ninguna
clase de medida, ni siquiera una simples amonestación. Ahora, ante sus
recientes nuevas afirmaciones, ni siquiera las califican de deliberaciones.
Al contrario, se inclinan más reverentes. En efecto, como el ministro de
Defensa se encontraba en Washington, negociando la compra de aviones para
la FACH, el vocero del Gobierno para responder a Izurieta fue el ministros
del Interior, Raúl Troncoso (DC), que justificó las amenazas y la actuación
politiquera de Izurieta, sosteniendo: "Las declaraciones no son nada nuevo
en relación con lo que ha venido diciendo desde un comienzo en el tema del
general (R) Pinochet, de tal manera que sabemos que expresa el sentir del
Ejército".
Los candidatos Lagos y Lavín mantuvieron sus conocidas postura sobre los
violadores de los DD. HH. El presidenciable de la derecha y el pinochetismo,
Joaquín Lavín, reiteró que los tribunales "deben trabajar libremente".
Mientras que Ricardo Lagos, que había sido más crítico con Izurieta a raíz
de su discurso de Arica al calificar sus afirmaciones como "inadecuadas y
delicadas" y que eran "no propias de un oficial de las FF. AA ya que debemos
tener sumo cuidado en emitir opiniones que pudieran tener connotación
política", ahora, sólo dijo: "En mi gobierno voy a garantizar a los
tribunales que pueden trabajar tranquilamente". Así, los gemelos "La-La"
aceptan la "cancha rayada" por la ley de impunidad y el rol tutelar de las
FF. AA., mientras emulan fraternalmente con promesas en el Mercado Persa
electoral.
PRONTUARIO DE UN "HOMBRE" DE PINOCHET
El sometimiento a proceso del ex director de la Central Nacional de
Informaciones (CNI), mayor general (R) Hugo Salas Wenzel, por 12 homicidios
y 7 secuestros en el marco de la llamada Operación Albania, es rechazado
por Izurieta. Por eso, actualizando aspectos de la realidad dictatorial, se
puede afirmar que protege a un responsable directos de crímenes, torturas y
desapariciones. En efecto, el empleo sistemático del terrorismo de Estado
para imponer un régimen dictatorial, se vio incrementado bajo la conducción
de Salas Wenzel de la CNI. El Informe Rettig, registra su período de jefe
del organismo represivo como una etapa en que recrudeció la violación de
los DD. HH. En el lapso que Salas Wenzel ocupó la dirección de la CNI
(octubre de 1986 y noviembre de 1988), se cometieron numerosos crímenes,
que retratan bien el nivel de culpabilidad de unos de los "hombres" de
Pinochet. Cito algunos de ellos, que demuestran también el significado real
de la actitud cómplice de Izurieta.
El 8 de diciembre de 1986, fue asesinado Marcelino Marchandón Valenzuela
(PC), Detenido en la vía pública por efectivos de la CNI. Fue acribillado y
se trató de hacer aparecer su asesinato, como resultado de un ataque
"terrorista"al cuartel del organismo represivo. Entre los días 15 y 16 de
junio de 1987, agentes de la CNI y de Carabineros e Investigaciones
realizaron la Operación Albania (Matanza de Corpus Cristi). Son muertos 12
militantes del FPMR. Las bandas represivas de la dupla Pinochet-Salas
Wenzel asesinaron a los rodriguistas: Ignacio Valenzuela, Patricio Acosta
Castro, Juan Henríquez Araya, Wilson Henríquez Gallegos, Julio Guerra,
Esther Cabrera, Elizabeth Escobar, Patricia Quiroz, Ricardo Rivera, Ricardo
Silva, Manuel Valencia y José Valenzuela Levy. Como justificación de tales
latrocinios, Hugo Salas Wenzel trató de presentarlo como "enfrentamientos".
La justicia ha demostrado la falsedad de tal afirmación y determinó sea
procesado Salas Wenzel y demás asesinos de la operación. Pero, éstos no son
los únicos delitos que registra su prontuario criminal. Hay más antecedentes.
En septiembre de 1987 fue secuestrado el coronel Carlos Carreño, ingeniero
de FAMAE. La CNI organizó una serie de operativos para asesinar a sus
autores. Entre los días 9 y 10 de ese mes fueron detenidos José Peña
Maltés, Julio Muñoz Otárola, Manuel Sepúlveda Sánchez, Alejandro Pinochet
Arenas y Gonzalo Fuenzalida Navarrete, todos integrantes del FPMR. Sus
detenciones fueron negadas por la jefatura de la CNI, pese a que varias de
ellas fueron corroboradas por testigos. A contar de la fecha de detención,
los 5 se encuentran desaparecidos. Posteriormente, testigos que los vieron
certifican que estuvieron detenidos en el cuartel de la CNI de calle
Borgoño, desde donde fueron trasladados con destino desconocido.
Revelaciones de ex agentes del organismo y certificaciones notariales,
indican que habrían sido trasladados en helicóptero, mar adentro frente a
Valparaíso y lanzados al océano, después de ser drogados y aún con vida.
Mientras que el 19 de enero de 1988, agentes de la CNI asesinaron a Juan
Carlos Hernández Alarcón, militante del FPMR. Su cuerpo fue hallado en un
canal de la parcela El Nogal, de Maipú. El 14 de noviembre de 1989 fue
detenido por agentes de la CNI, en la población Herminda de la Victoria
(Cerro Navia), Héctor Segundo Pacheco Avendaño, integrante de un comité de
base de DD. HH. de la Capilla Nuestra Señora de la Esperanza. Desde su
detención se encuentra desaparecido. Impedir castigo a los autores de estos
y otros miles de crímenes explican las intervención política de Izurieta.
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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