Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


CLaudio Molina: Los Zarpazos del Dictador

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Chile, a 12 de Septiembre, 1999. CHILE: CLaudio Molina: Los Zarpazos del Dictador. Viaje a Chile con la Brigada italiana Arco Iris (italia@presos.org). 10 de Diciembre de 1999 - 6 de Enero de 2000.

Los Zarpazos del Dictador
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RFAPPCh/Claudio Molina Donoso/11-09-99

Tras 26 años de ocurrido el golpe militar de 1973 contra el Gobierno de Salvador Allende en Chile, Pinochet pasará un 7 de septiembre enfrentado con la justicia. Igualmente ocurrió en 1986, luego de que un puñado de hombres y mujeres valientes intentaron ajusticiarlo.

Al cumplirse casi 11 meses de la detención de Pinochet en Londres, para la humanidad no quedan dudas sobre el carácter terrorista y genocida de la tiranía y de las fuerzas que la impulsaron a dar el golpe y la contrarrevolución en Chile en 1973.

No fue golpe al estilo de los hasta ese entonces habituales golpes gorilas latinoamericanos. Debían en esta ocasión erradicar de raíz cualquier intento de defensa del Gobierno Popular y dar un escarmiento brutal a quien tuviera la osadía de continuar con el inédito ejemplo: intentar realizar las transformaciones revolucionarias mediante la vía electoral y la legalidad del statu quo. Como lo expresara el miembro de la Junta militar de entonces, General Leight, se trataba de extirpar de raíz el cáncer marxista... Ese fue el propósito de la Junta de militares conjurados.

Operaron sin anestesia y con el sadismo de los enfermos. Más de 10. 000 muertos y detenidos desaparecidos, más de 500. 000 mil presos y torturados, miles de exiliados. Eliminaron la Constitución de 1925, prohibieron a todos los partidos políticos, organizaciones sindicales y sociales. Más de tres personas juntas no podían andar por las calles. Una sociedad, un país ultrajado.

Fueron 17 años de terrorismo de Estado y el principal terrorista fue Pinochet, en vigor de su fuerza bruta, presión, respaldo y acuerdos secretos con EE. UU. Continuó como Comandante en Jefe y posteriormente como Senador de la República. ¿Qué ejemplo de ética y moral de los actuales gobernantes? Premian a los culpables de genocidio y se continúa castigando a los justos. El crimen compensa. La rectitud y la dignidad son crímenes terroristas...

Con la impunidad más absoluta y el cinismo más insolente

Poco o nada aporta la Concertación y sus gobiernos con su postura conciliadora. Es detestable la impunidad más absoluta, el cinismo más insolente con que actúan los uniformados chilenos. Sus altos mandos continúan la formación de sus nuevos cuadros con la misma doctrina de entonces.

Se reproduce la historia deformada, acomodada a su conveniencia en la que aparecen como el ejército vencedor y jamás vencido. Sin embargo, se derrotaron a sí mismos al masacrar cobardemente a su propio pueblo indefenso, con las armas y recursos que son patrimonio de todos los chilenos. Hasta el día de hoy siguen usufructuando de ello y mantienen el control mediante el terror de la fuerza. ¿Hasta cuando podrán mantener estos privilegios?

Mientras las Fuerzas Armadas mantengan los suprapoderes que hoy detentan en virtud de una espúrea Constitución elaborada a su medida, no será posible su más que necesaria autocrítica y su reconocimiento del atroz genocidio cometido.

El problema de fondo es terminar con todos los enclaves autoritarios empezando por la Constitución vigente y generar una nueva doctrina militar basada en el respeto a los Derechos Humanos y a la democracia como valores esenciales de la formación de los hombres de armas.

Que Pinochet tenga que ser juzgado en Inglaterra, España, en el Tribunal de La Haya o en cualquier lugar es una de las pocas instancias que le quedan a las víctimas para después de 25 años de estériles esfuerzos por lograr justicia.

Los militares se justifican en una supuesta violación de la soberanía nacional al buscar el necesario juicio a Pinochet en España, pero no puede haber soberanía sin justicia.

Durante los últimos nueve años, la soberanía nacional ha sido vergonzosamente mancillada por la injusticia y la complicidad. Mi detención y las arbitrariedades cometidas en la solicitud de extradición de la Corte Marcial con la obsecuencia de la Corte Suprema así lo confirman una vez más. Los tribunales militares son los únicos que se arrogan el poder de la justicia; en Chile. Poco importa que sean juez y parte y que ejerzan coerción al poder judicial y al Ejecutivo.

Hoy los militares están preocupados. Presionan a toda la sociedad chilena para imponer un gran acuerdo nacional. La amenaza de un golpe de estado está siempre pendiente como la espada de Damocles.

La Concertación de Partidos por la Democracia busca desesperadamente actuar de facilitador de un diálogo entre uniformados y familiares de Detenidos Desaparecidos para obtener la libertad de Pinochet. Quieren obligar a que los deudos se conformen con la versión oficial de la muerte de sus seres queridos y paralizar de cualquier forma el necesario juicio y castigo a los asesinos inmisericordes. Jamás lo lograrán.

Dos caminos de la justicia

Más allá de las intenciones, está el juicio de la historia. Pinochet ya está juzgado y condenado. Frente a tanto horror, genocidio e injusticia la humanidad entera se pronuncia.

Asimismo, queda claro la legitimidad de la emboscada al tirano del 7 de septiembre de 1986. La justeza de la acción quedó demostrada en los trece años posteriores al atentado, en que Pinochet no tan solo vivió en la más absoluta impunidad, sino que además recibió honores beneméritos y senaturías vitalicias.

De esta forma, la acción de tiranicidio de 1986 se transformó en una acción legítima, al igual como fuera reconocido el atentado protagonizado por patriotas alemanes contra Hitler en 1945 y se les otorgara póstumamente la condición de héroes nacionales. Hubieron de pasar casi 50 años para que el Ejército Alemán les diera el reconocimiento moral e histórico que se merecen, asumiera el Holocausto y pidiera perdón al pueblo judío. En definitiva, para que la sociedad y el mundo le reconociera a sus participantes su sacrificio en esa justa acción. ¿Cuántos años más faltarán para que en Chile ocurra lo mismo?

El pueblo tiene derecho a ejercer justicia. El 7 de septiembre, el día del intento de ajusticiamiento a Pinochet, es el verdadero día de la dignidad de los chilenos.

Claudio Molina

Buenos Aires, Cárcel de Villa Devoto

Red de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Chile ¡Muchas gracias!

De: molina@presos.org

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