Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


La CIDH condena al Estado Argentino por las violaciones a los Derechos Humanos

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Argentina, a 19 de Diciembre, 1999. ARGENTINA: Presos Políticos de La Tablada. 16 de diciembre de 1999.

Ad 11 años de La Tablada
LA HISTORIA ESTARÁ A FAVOR DE NUESTRA ACTITUD
Y SERÁ CONDENATORIA DE NUESTROS VERDUGOS

Que Cumpla Con La Ley

En diciembre de 1997 la Comisión Interamericana de derechos Humanos de la OEA (CIDH) hizo público el informe 55/97 de la causa 11.137. En él condena al Estado Argentino por las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por las fuerzas represoras durante los sucesos de La Tablada los días 23 y 24 de enero de 1989; también invalida el juicio realizado contra quienes estamos detenidos, por las irregularidades que existieron en el mismo. Los acusados carecimos de poder recurrir a la "Doble Instancia Judicial", lo que es violatorio del derecho a defensa, establecido por la Constitución Nacional, e ilegitima lo actuado por el tribunal; y sus actos posteriores que se basaron en lo "probado" en aquel juicio, como fue la condena a dos de nosotros en 1997, o como fueron las ordenes de capturas para quienes hoy viven perseguidos.

Principalmente en base a la consumación confirmada de esos delitos por parte del Estado, es que la CIDH recomendó a éste la investigación real de los sucesos, y la reparación a los familiares de los asesinados y a los presos; en el caso de quienes estamos encarcelados, como es evidente, esto implica que debemos ser liberados.

Este informe - de acuerdo a criterios establecidos por jurisprudencia aceptada por la Corte Suprema de Justicia y por pactos internacionales, como el de San José de Costa Rica, suscrito por nuestro país e incorporado a la Constitución desde 1994 - es de cumplimiento obligatorio para el Estado.

Desde diciembre de 1997, en nuestro caso, la Constitución fue ignorada por el gobierno anterior, y cada día que pasa se acrecienta la injusticia. Es por eso que para otorgarnos la libertad a todos y terminar con la persecución a nuestros compañeros obligadamente clandestinos no reclamamos que el gobierno actual viole la ley; reclamamos que cumpla con la ley.

La Crueldad Como Método De Acción Política.

En los últimos cinco años, Menem, sumando dolor al provocado por los asesinatos posteriores a sus detenciones de nueve de nuestros compañeros y a la desaparición de tres más, gestó una política de increíble perversidad contra nuestras familias.

Ante la cercanía de cada final de año creó expectativas de que seríamos liberados, para frustrar dicha esperanza cuando ya todos creíamos que se trataba de una probabilidad cierta. Esto que alternativamente alentó y desvaneció nuestra ilusión, fue para nuestras familias una repugnante y macabra práctica de tortura sicológica. Para implementarla y hacer creíbles sus versiones, Menem y sus secuaces mintieron con descaro a terceras y respetables personas u organizaciones; y en un caso, en 1996, a un gobierno, el de Costa Rica.

También la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (CIDH) fue irrespetada por Menem. En 1998 ésta citó a una audiencia de seguimiento en Washington a la que concurrieron el Gobierno, nuestros abogados y las autoridades de la CIDH. Aunque ninguno de los compromisos asumidos ahí por el Estado Argentino se cumplieron, la CIDH decidió suspender una nueva audiencia prevista para octubre reciente (1999), luego de que el gobierno le diera una serie de justificativos por su incumplimiento, y le prometiera que resolvería el problema, es decir que nos liberaría, antes de abandonar sus funciones.

Pero sin ningún pudor, esa insólita dinámica de mentiras y ofensas duró hasta el 10 de diciembre. El mismo Menem se reunió a mediados de noviembre con dos prestigiosas personalidades, a quienes no sólo les expresó su voluntad de cumplir con la CIDH y liberarnos; para convencerlos aún más de su aparente decisión les informó que su acto estaría avalado por un pedido del Papa realizado por medio de una carta de su representante en Argentina, el Nuncio Papal Monseñor Calabrese. Para dar credibilidad pública a lo dicho por Menem, Kohan (entonces Secretario General de la Presidencia) declaró al diario Crónica que "el tema..." (La Tablada) se había conversado en el viaje al Vaticano.

Lógicamente, al conocer nosotros esta situación - que se sumaba a reclamos hechos por Amnesty Internacional en el mismo sentido y a críticas aparecidas en el informe de 1999 sobre Derechos Humanos en Argentina elaborado por la sección correspondiente del Departamento de Estado de los Estados Unidos - nos convencimos, y más aún nuestras familias, que esta vez si era cierto. Sin duda, Menem utilizó la crueldad como método de acción política.

Además, si bien existieron y existen militantes y funcionarios de la Alianza (también del P.J.) que han sido sensibles con nuestro reclamo y han actuado en su favor dentro de sus posibilidades, el papel oficial de la Alianza en este proceso fue el de no responder a nuestras solicitudes de entrevistas a fin de tratar el problema y el de negarse a una solución; y esto nos hace dudar hoy de su voluntad en cuanto ajustarse los dictados de la Constitución. Por otra parte su actitud contribuyó a que la nefasta artimaña menemista avanzara sin demasiadas trabas. Cuando todos sabemos que este no es un problema de "consenso" sino de justicia, la Alianza, con su postura, permitió que Menem se amparara tras el argumento de "no hay consenso". ¡Como si el menemismo hubiese considerado el vapuleado "consenso" cuando indultó a los genocidas!; o cuando asiló a Oviedo para facilitar ahora la conspiración del mismo general contra las autoridades legítimas del Paraguay.

Víctimas Del Revanchismo

Cualquiera que lea nuestras declaraciones previas y posteriores a L.T., e independientemente de la valoración que haga sobre la acción que nos involucra, podrá apreciar que ésta fue producto de una circunstancia especial. Ocurrió en medio de embates golpistas y con el fin de contrarrestarlos; y no fue la consecuencia de una postura a favor de la lucha armada que no tuvimos ni tenemos.

Cualquiera que investigue nuestras actitudes políticas en el contexto de la historia Argentina de las últimas décadas, se encontrará con que todas están enfrascadas en la lucha contra los tiempos finales del golpismo que - pretendiendo imponer planes antipopulares - asoló al país en forma ininterrumpida desde el 6 de septiembre de 1930 hasta el 3 de diciembre de 1990.

También observará que todos, en algún momento, pasamos por el vejamen de la tortura, la cárcel o la persecución; y que nos consideramos hermanos y compañeros de los 30 mil desaparecidos y de los niños robados por los dictadores.

Y conocerá que uno de nosotros, Roberto Felicetti, lleva 19 de sus 46 años en prisión (8 durante la dictadura y 11 ahora) por su participación en la mencionada lucha, siendo el preso político que más tiempo estuvo privado d su libertad en toda la historia Argentina después de Radowinski (21 años preso); que otro, Enrique Gorriarán, cumplirá que en marzo próximo 29 años consecutivos alternados entre la clandestinidad y la cárcel, siendo el militante político que más tiempo debió vivir oculto en toda la historia nacional; que Fray Antonio Puigjané, tiene a su padre desaparecido durante la dicta0dura de Lanusse; y que Claudio Rodríguez tiene a su padre desaparecido desde 1977, cuando Videla y Masera masificaron la práctica del secuestro y el crimen.

Por otra parte siempre intentamos una actitud que combine la firmeza con la amplitud; una actitud política que no parta del resentimiento ni esté guiada por un insano espíritu de venganza. Tras esos principios, en septiembre de 1998, buscando una salida a los duros problemas del pasado, hemos planteado una política integral que se puede resumir en tres puntos: 1- Ley de la Verdad (hoy, a instancia de la CIDH que hizo lugar a un reclamo de Organismos de Derechos Humanos, es posible que la política del Estado se encamine a ese objetivo). 2- Castigo a quienes cometieron delitos de Lesa Humanidad. Es decir los que no se justifican tras ningún argumento político o militar; como son la desaparición forzada de persona y el robo de niños. 3- Convivencia democrática entre todo el resto, independientemente del papel político o militar que haya jugado en los tiempos en que predominó el enfrentamiento armado.

Vivimos un país actual que, felizmente, está alejado de los peligros golpistas; un país que transita por una democracia de la cual - injustificadamente - nos está vedado participar Nosotros no merecemos la prisión porque en los tiempos duros fuimos luchadores comprobados contra desaparecedores y golpistas y, consecuentes con esa postura, hoy somos defensores de la democracia. Nuestra situación es, de por sí, una gran injusticia. Pero más grave es si se observa otra triste realidad. ¿Que justifica que Aztiz - y otros tantos - esté en la calle y nosotros acá? ¿No debería ser a la inversa? ¡El es un desaparecedor comprobado!. ¿Nadie percibe ese hecho?. ¿A nadie le llama la atención ese hecho?

Por haber denunciado, cuando nadie lo hacía, la alianza pro golpista Menem - Seineldin en aquellos días difíciles de1989; y por nuestra permanente postura a favor de la justicia social y de enfrentamiento al autoritarismo retrógrada - algunos de cuyos representantes aún ostentan puestos oficiales - es que somos objeto del odio y víctimas del revanchismo.

Nuestra Paciencia Está Colmada.

No quisiéramos llegar a dar un grito que, basado en el ejemplo de nuestros compañeros masacrados, se convierta en un acto desesperado y digno, que corte abruptamente esta situación.

Tendríamos, sin duda, del apoyo de la realidad, que en lo inmediato probablemente redundaría en el sustento de nuestro pueblo y de gente solidaria de otros lugares; y donde, con seguridad, la historia estará a favor de nuestra actitud y será condenatoria de nuestros verdugos.

Pero dada la instalación reciente del actual gobierno y a pesar de sus negativas actitudes precedentes, hemos decidido esperar a saber su postura definitiva. Es decir, si cumplirá con el reclamo de la CIDH, y por tanto con la constitución y la ley, o pretenderá que pasemos la onceava Navidad consecutiva y la llegada del tercer milenio, tras las rejas o perseguidos. Somos capaces de muchos esfuerzos. Pero no aceptaremos "soluciones" a cuentagotas; y nuestra paciencia está colmada.

Presos Políticos de La Tablada

Roberto Felicetti, Fray Antonio Puigjané, Caludia Acosta, Enrique Gorriarán, Ana María Sívori, Isabel Fernández, Paz Miguel Aguirre, Carlos Motto, Claudio Rodriguez, Claudio Veiga, Luis Díaz, Gustavo Mesutti, José Moreira, Dora Molina, Miguel Falduti, Daniel Gabioud, Juan M. Burgos, Carlos Abella.

Desde: tablada@xoommail.com

From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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