Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


Después de las elecciones

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Argentina, a 3 de Diciembre, 1999. ARGENTINA: Después de las elecciones. Por Sergio Ramírez.

El nuevo gobierno argentino de la Alianza (UCR-Frepaso) ha iniciado el recorrido del viejo camino del neoliberalismo, pavimentado por la administración de Menem. Su examen ante banqueros y grupos económicos ratifican la confianza que depositara EE.UU. sobre su gestión. De la Rúa y sus colaboradores de la "tercera Vía atornillarán al revés de los intereses populares. Una real oposición sólo puede brotar de la izquierda, en la perspectiva de erigir una alternativa real en la lucha por el poder. Para proyectarse en tal sentido necesita aprobar importantes asignaturas pendientes.

Horas después de haber sido proclamado por el Parlamento como nuevo Presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, dijo: "nuestro país está atravesando una situación económica muy compleja", y que la prioridad de su gobierno, que asumirá el 10 de diciembre próximo, será combatir el déficit fiscal. Subrayó, además, que la lucha contra la corrupción será un objetivo central, y advirtió a sus futuros ministros y colaboradores que les exigirá declaraciones públicas de bienes y de impuestos. "Nadie que cobre una jubilación de privilegio podrá ser funcionario de mi Gobierno", declaró. Y, para que no existan dudas sobre su política continuista, agregó: "Nadie ignora la difícil situación fiscal, el problema de las cuentas públicas, así como las necesidades de ahorro. La reorganización que he planteado en el nuevo Gobierno tiene como característica disminuir a casi la mitad los centros de gastos en las dependencias autónomas y en la administración central". Estimando que tales medidas serán positivas, dijo: "Vamos a iniciar una etapa de crecimiento económico, de generación de empleos para todos, de garantizar la seguridad de las personas, y proveer un futuro como solamente puede hacerlo la educación".

En la citada conferencia, también, dio a conocer los nombres del jefe de gabinete y de los ministros que lo secundarán. Esta información no produjo sorpresas. Es bastamente conocida las coincidencias entre las cúpulas de la Alianza y del Justicialismo. A pesar de los resultados electorales, que marcan un apoyo social a los partidos del sistema y a las tendencias conciliadoras del supuesto "progresismo" de los promotores de una "tercera vía", la desmembrada izquierda Argentina había anticipado que, independientemente de los nombres, los nuevos ministros representarían el continuismo de las políticas neoliberales aplicadas por Menem. Por lo cual, las palabras del nuevo presidente son banal retórica al expresar: "Los hombres y mujeres que forman mi Gobierno vienen a cumplir el programa electoral de la Alianza (UCR-Frepaso), que es el programa que el pueblo votó el 24 de octubre". Taler frases no dan respuesta a las críticas por algunas designaciones en cargos ministeriales y administrativos, de personeros que por sus trayectorias políticas anteriores, no son garantía del cumplimiento de los postulados, supuestamente renovadores y progresistas, de la coalición vencedora. A pesar de que rodeen a De la Rúa tres de sus antiguos competidores: Carlos "Chacho" Álvarez (vicepresidente), Rodolfo Terragno (jefatura de Gabinete), y Graciela Fernández Meijide (Ministerio de Acción Social), que se apresuró a aceptar las nuevas nominaciones del presidente electo y asumió un ministerio que la salva de una muerte política anunciada. Los citados realizan esfuerzos para fortalecer sus imágenes de garantes del sistema, enfatizando sus concepciones neoliberales, aunque algunos tratan, al mismo tiempo, de maquillarlas con el nuevo producto de belleza denominado "Tercera Vía", fabricado en los laboratorios ideológicos de las multinacionales y, recientemente, recomendado por Clinton. CANDIDATO FAVORITO DE WALL STREET

La porfiada realidad respalda las afirmaciones anteriores. En efecto, mientras los voceros del capital financiero y de los grupos económicos expresan su alegría ante la proximidad de nuevas disminuciones de los impuestos a los patrones, se supo que De la Rúa contaría con la asesoría de un consejo integrado por empresarios y banqueros. Entre ellos, figuran Víctor Savanti (vicepresidente de Loma Negra); Juan Munro (jefe de Phillip Morris para América Latina); Gustavo Herrera, (funcionario de la Universidad de Harvard); y Carlos Adamo (poderoso financista). Equipo que será coordinado por el empresario Fernando de Santibañez. Este hecho, unido a la determinación del presidente de la Alianza de negar la extradición a España de los militares por crímenes de lesa humanidad y genocidio, definen claramente lo que espera al pueblo argentino durante su administración. Por eso, con justa razón, el ex embajador norteamericano Terence Todman, había dicho antes de la elección: "el candidato favorito de Wall Street era De la Rúa. Eso lo dijeron todos los diarios. Tiene una imagen de buen ´businessman´y de predictibilidad. Por eso su triunfo no hará más que consolidar la posición de Argentina en los mercados". En efecto, tal imagen significó que no sólo las multinacionales, EE:UU. Y consorcios financieros le desearan éxito y brindaran su apoyo, sino que, ahora se aprestan para cobrar dividendos de su aportes electorales, preparando nuevos negocios y lucrativas inversiones que esperan, con absoluta confianza, sean más provechosas que las realizadas durante el gobierno de Menem.

Los grandes empresarios disfrutan de la alegría de ser los ganadores absolutos. El nuevo presidente, junto con los que de despiden de la Casa Rosada, rindió exitoso examen ante empresarios y banqueros. Convocados los unos y los otros a la reunión empresarial en Mar del Plata patrocinada por Idea. Menem y Roque Fernández, recibieron el agradecimiento de quienes detentan el poder económico gracias a las políticas neoliberales impulsadas por la administración saliente. También fueron aplaudidos y aprobados sus sucesores. No podía de ser de otra manera. De la Rúa y su equipo económico expresaron todo lo que deseaban oír los empresarios: enfatizaron su determinación de resguardar la "seguridad jurídica", de no hacer cambios legales que puedan herir los intereses de los poderosos, y de hacer un fuerte "ajuste", en el claro compromiso de que éste se descargaría únicamente en los sectores más débiles y pobres de la población Argentina.

TERCERA VÍA PARA MAS DE LO MISMO

Los radicales de De la Rúa y sectores del Frepaso son miembros de a la Internacional "Socialista".que postula la "Tercera Vía" de Tony Blair. Por lo cual, es valido afirmar que la Alianza caminará por esa senda en búsqueda de establecer una nueva hegemonía ideológica, política y social, fundamentada en los objetivos que han determinado las trasnacionales para la región. Ello diseña una realidad concreta: nada harán en defensa de los derechos laborales de los asalariados, serán impulsores de las determinaciones de los grupos económico nativos y extranjeros" y defensores de las prácticas antinacionales de los monopolios, propietarios mayoritarios de las empresas que formaban el patrimonio nacional. Así, las posibles esperanzas de sectores populares, que concurrieron con sus votos al triunfo de la Alianza, serán destrozadas por la realidad, a poco caminar la nueva administración. También las dudas, aparentemente lógicas de otros, tendrán la respuesta correspondiente si consideran que la burguesía Argentina tiene la capacidad y, ahora, la fuerza necesaria para no sólo dar continuidad sino para acentuar y consolidar una reestructuración del sistema de dominación, en función de sus intereses de clase, recurriendo a los aparatos represivos del Estado para lograr un disciplinamiento social e imponer "la paz de los cementerios" si es necesario, para contener todas las expresiones de lucha popular en aras de la "gobernabilidad" y de la protección a la "democracia", en su versión dictatorial al estar desvinculada de la justicia y de una real participación social.

Los fundamentos para esta regresión fueron consolidados por la administración de Menem. Así lo certifican las cifras de la antidemocracia (los ricos son más ricos y los pobres, más pobres) y un Estado concebido como benefactor exclusivo de los detentores de monopolio de las ganancias y de la riqueza, los dueños de la banca parasitaria y los propietarios de las empresas de servicios y productivas. La nueva propuestas neoliberales estarán determinadas por las exigencias de los organismos internacionales de intensificar las reforman laborales, "Ajustes al mercado" o una mayor "humanización" de las relaciones empresario-trabajadores, como dicen los renovados neoliberales de la tercera vía, serán los slogan que encubran la ofensiva contra los derechos adquiridos tras largas y penosas lucha por los trabajadores y sectores populares. Así, más pronto que tarde, estos sectores mayoritarios de la población comprobarán que De la Rúa y Menem son gemelos ideológicos engendrados "in vitrus", mediante las recetas neoliberales del imperio y sus agencias internacionales.

ACUMULACIÓN DE FUERZAS EN LA LUCHA MISMA

El gobierno de la Alianza atornillará al revés de los intereses del pueblo argentino. Por lo cual, cada vuelta de tuercas a los intereses populares y cada intervención represiva debiera significar la movilización social para detener la escalada regresiva e impedir que las políticas económicas aliancistas beneficien exclusivamente a los ricos, se continúe protegiendo a los asesinos y torturados de el período dictatorial y a los corruptos del régimen saliente y, también detener el proceso tradicional de los gobiernos burgueses de descargar los denominados ajustes sobre los sectores populares, en vez de hacerlo sobre las cofradías de banqueros y grupos económicos.

Así, movilizando y agitando entre las masas populares, en medio de sus luchas, los sectores que componen la izquierda real podrán enfrentar con éxito las maniobras aliancista-justicialistas de alinear a las organizaciones sociales y laborales tras el proyecto del nuevo gobierno; fortalecer un proceso de acumulación de fuerzas para incidir decisivamente en la lucha y procesos sociales en desarrollo; abrir nuevas perspectivas a un quehacer unitario del conjunto de las fuerzas partidarias del cambio en torno a problemas centrales, que atenazan a los sectores populares y más desposeídos, sin que ello signifique la negación de las diferencias ideológicas existentes. La lucha en común en torno a plataformas, que nacen de las aspiraciones y necesidades del pueblo, deberá ser también el escenario de la confrontación ideológica, siendo el pueblo mismo el juez supremo de la validez y justeza de ellas. Una nueva dinámica de lucha político-social, que provocará salir de posiciones defensivas, que suelen adoptar algunos sectores partidarios impregnados por el revisionismo, a un quehacer ofensivo, contribuirá decisivamente a fortalecer una organización política de clase.

Terminó el proceso electoral presidencial. Los resultados son conocidos. Las interpretaciones de ellos son variadas. Un enfoque de clase debe permitir una mejor interpretación proyectiva. La discusión en la izquierda revolucionaria está abierta. Sólo el dogmatismo ideológico podría intentar bloquearla o negarse a participar. Pero no se trata de discusión bizantinas o para establecer quién recibe la corona de laureles por haber señalado, con más aproximación, los resultados y consecuencias inmediatas y mediatas de las cifras electorales. La discusión ideológica no puede realizarse en escenarios antinaturales para los revolucionarios. Los espacios de la lucha social concreta y real, los debates de las organizaciones laborares y sociales, las asambleas estudiantiles, etc., son por excelencia los foros de discusión, exposición de pensamientos alternativos, confrontación de concepciones ideológicas, que abren surcos para la siembra de postulados revolucionarios y posterior cosecha de voluntades que se suman al torrente revolucionario. El que al hacer suyo, con renovados bríos, fuerzas y determinación, las banderas de los intereses de los trabajadores, jubilados, desocupados, campesinos, mujeres y jóvenes, etc., se convierte, no sólo en la oposición de clase al continuismo de la Alianza sino también en la alternativa revolucionaria de la lucha por el poder. Para ello, la izquierda debe acentuar lo realizado en la reconstrucción de instrumentos de lucha organizada que se expresen en propuestas políticas alternativas orientadas más allá de aspectos reivindicativos temporales y que pongan en el centro de su quehacer expresiones concretas de propuestas unitarias que fortalezcan los objetivos estratégicos enunciados. La rebelión popular, ligadas a la realidad concreta en cada una de sus ricas y variadas expresiones, puede ser una la muralla donde se estrellen tanto el falaz "consenso nacional" como el exacerbado electoralismo, que relega al cuarto de las cosas inútiles principios de la teoría revolucionaria. Fortalecer los vínculos con las masas y profundizar más en la interpretación ideológica de la realidad, son aún asignaturas pendiente de la izquierda revolucionaria, no sólo en Argentina sino que en muchos países de la región. Constatar la realidad es el primer paso decisivo para avanzar. El internacionalismo revolucionario debe impregnar más el quehacer, contribuyendo a la superación de esta falencia temporal.

From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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