Tlahui-Politic. No. 8, II/1999


Balance y perspectivas tras las elecciones presidenciales

Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Argentina, a 29 de Octubre, 1999. ARGENTINA: PL: Balance y Perspectivas tras las elecciones presidenciales.

BALANCE Y PERSPECTIVAS
TRAS LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN LA ARGENTINA
www.geocities.com/capitolhill/1872/index.htm

1) UN NUEVO GOBIERNO DE LOS MONOPOLIOS.

La Alianza se impuso en los comicios presidenciales del 24 de octubre con el 48,5 por ciento de los votos sobre la fórmula del Partido Justicialista, actualmente en el poder, que sacó el 38 por ciento.

Desde este ángulo se clausuran diez años de menemismo, lo que es positivo, aunque simultáneamente hay que decir que el futuro gobierno de Fernando de la Rúa y Chacho Álvarez será "más de lo mismo". Ese gobierno expresará esencialmente a los mismos monopolios, banqueros y el FMI que se quedaron con "la parte del león" del país durante la presidencia de Carlos Menem (1989-1999).

Dentro de la Alianza se ha fortalecido su componente más conservador y gran burgués, la Unión Cívica Radical (UCR), hegemónica por lejos dentro de la coalición vencedora. La variante de la burguesía nacional claudicante expresada por el Frepaso ha quedado muy debilitada, sobre todo por la derrota de su candidata Fernández Meijide en la pugna por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. El Frepaso, expresión burguesa y entre 1995-1997 de "centroizquierda", sirvió para "lavar la cara" de la UCR, que dos años atrás estaba postrada y en crisis, pagando el costo de haber permitido la re-reelección de Menem con el nefasto Pacto de Olivos de 1993 que reformó la Constitución.

Obviamente una política de masas como la del Partido de la Liberación no puede subestimar el dato de que la Alianza colectó 9 millones de votos. Esto demuestra que su apoyo social también hace pie en algunos sectores populares que nos interesa movilizar. Por eso nuestra política de oposición revolucionaria al gobierno de la Alianza tiene que combinar la denuncia y lucha desde el vamos, cuando asuma el próximo 10 de diciembre, con una táctica de neutralizar y atraer a los sectores hoy confundidos sobre la verdadera naturaleza reaccionaria de De la Rúa-Álvarez.

El voto mayoritario a la Alianza fue captado con la imagen de que ésta era "el cambio". Los vencedores lograron engañar, al menos parcialmente y hasta ahora, a la mitad del electorado con el verso de que debían ser apoyados como dirección para "terminar" con el menemismo.

Allí radica justamente una contradicción que debemos explotar: los de la Alianza pidieron el voto popular en aras de echar al menemismo pero no tienen la decisión de enjuiciar y encarcelar a los personeros de la corrupción. En cambio, la masa sí quiere que se haga higiene anticontinuista. Por eso debemos desplegar una política de masas que reclame la prisión a los corruptos y vaciadores del país, comenzando por el propio presidente Menem y sus ministros.

El gobierno de la Alianza asumirá debilitado porque no tendrá quórum propio en Diputados, será minoritario en el Senado y -sobre 24- tendrá a 14 provincias con gobernadores justicialistas. Entre éstas están las tres más importantes: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Lejos de higienizar la Corte Suprema de Justicia, el vicepresidente electo Álvarez declaró que espera que algunos de sus miembros den un paso al costado. ¿Y si no lo hacen?. Además, ¿quiénes serán sus reemplazantes?. ¿Acaso el hermano de De la Rúa, que fue abogado defensor de Jaime Pompas y demás angelocistas vaciadores de la provincia de Córdoba?.

La Alianza tiene una contradicción interna entre la UCR y el Frepaso. Recordemos que durante la campaña por las elecciones internas de noviembre de 1998, cuando finalmente De la Rúa se impuso a Fernández Meijide, Álvarez denunció que el delarruísmo tenía "un sistema de corrupción estructural" en su gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Ahora resulta que uno de los principales acusados de pedir "coimas" en los contratos municipales, Nicolás Gallo, será parte del futuro gabinete como ministro de Obras Públicas.

La principal contradicción de la Alianza está planteada entre su conducción gran burguesa y proimperialista -proyanqui y proeuropea-, y las amplias masas populares que quieren cambios positivos como mayor empleo, más fondos para la educación pública, ayuda a las provincias y economías regionales en crisis, etc. Estas son reivindicaciones que De la Rúa no atenderá y peor aún, lo más probable es que aplique un ajuste del gasto público peor al propuesto por Menem y su ministro de Economía Roque Fernández en el Presupuesto 2000. Estos querían reducir 1.800 millones de pesos del gasto y la Alianza va a hacer un recorte aún mayor, pactando con el Fondo Monetario Internacional.

Esta contradicción es la que a no muy largo plazo desgastará políticamente a la administración que asumirá el próximo 10 de diciembre y la hará blanco de nuevas rebeliones populares como las que vienen golpeando a Menem desde 1993 con el Santiagazo.

Consciente de su debilidad, De la Rúa ha lanzado convites a diestra y siniestra, especialmente hacia el justicialismo. Sus llamados a la "unidad nacional" y a las políticas "de consensos" tienen la intención de atraer al PJ y sacarlo de una posible "oposición salvaje". En el fondo esa convocatoria trasunta debilidad.

La crisis nacional e internacional es tan grave que los políticos oligárquicos más lúcidos como el mandatario electo empiezan a plantear una "reconciliación", "unidad de todos" y "políticas de Estado" para remar juntos e impedir un posible naufragio.

2) EL PARTIDO JUSTICIALISTA ENTRA EN CRISIS.

El Partido Justicialista ha sufrido una contundente derrota. Esto tiene un rasgo positivo tras diez años de vigencia del modelo neoliberal conservador encarnado en Menem-Cavallo-Fernández. Pero los frutos de la victoria los ha recogido la Alianza y esto es negativo porque tendremos que soportar un gobierno similar al que se va, que invocará sus más de 9 millones de votos. Duhalde-Ortega sacaron 38 por ciento de los votos, o sea que cayeron dos puntos respecto al piso histórico del peronismo (40 por ciento) al que sólo había descendido en 1983, cuando fue derrotado por la UCR y Raúl Alfonsín. Desde 1946 nunca la cosecha había sido tan magra. Y el motivo fundamental hay que buscarlo en la bronca popular contra el período menemista que triplicó la desocupación entre 1990 y 1995, llevándola del 6 por ciento al 18,4 y que actualmente es del 14,5 por ciento, según las cifras oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

Menem asegura que si él hubiera sido el candidato habría ganado fácilmente, lo que además de falso es de imposible comprobación fáctica. También dijo que habían perdido los que cuestionaron el modelo neoliberal, en referencia a las críticas de Duhalde. En realidad la derrota del justicialismo en la fórmula presidencial y la boleta de diputados nacionales se dio en todo el país, excepto en La Rioja, Jujuy, Misiones y Santiago del Estero. Por lo tanto el resultado adverso debe entenderse como un fracaso del conjunto del peronismo, Menem y Duhalde incluidos.

Como dice la expresión atribuida a Napoleón, "la victoria tiene muchos padres y la derrota ninguno". Por eso es explicable la polémica reavivada entre los dos dirigentes del PJ, donde uno busca echarle al otro la culpa de la derrota.

Esa polémica no será fácil de cerrar. Y como Menem ya lanzó su campaña presidencial para el 2003, lo más probable es que Duhalde se dedique a hostigarlo y ponerle "palos en la rueda", aumentando la discordia.

Mientras tanto surgen tres dirigentes de peso como posibles dirigentes del PJ. Son Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota, quienes a la vez son gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Pero este partido tendrá que hacer primero su balance de la derrota y reacomodar sus cargas internas. Durante el próximo año y medio es posible que sigan las disputas y se den cornadas entre todos ellos, en una pugna interna que la Alianza tratará de estimular desde el gobierno para debilitar al PJ como cabeza de la oposición.

Ni Menem ni Duhalde están muertos políticamente hablando. Y tampoco los tres gobernadores mencionados tienen asegurada la conducción, entre otras cosas porque se van a desgastar aplicando el ajuste del FMI en sus respectivos distritos. El final de la interna justicialista no se puede anticipar hoy. Sí podemos afirmar que los dos referentes principales han salido muy golpeados de la elección y eso anticipa un largo período de confrontación dentro de un partido que hasta hoy Menem manejó casi a voluntad. El fracaso peronista arrastró a sus aliados de la UceDé, de la Unión Bonaerense de Luis Patti quien no sacó el 15 por ciento de los votos que auguraban las encuestas, del genocida general Antonio Bussi que tendrá que superar causas judiciales para asumir una banca por Tucumán, etc.

Incluso a Domingo Cavallo, de Acción por la República, no le salió bien la táctica de apostar a un ballottage para recién allí negociar con el PJ y la Alianza, en ese orden. En otro sentido le fue mejor, al aparecer como la tercera fuerza con el 10 por ciento de los votos y ganando 7 nuevos diputados. El crecimiento de Cavallo es un fenómeno negativo pero al mismo tiempo debemos precisar que aún es tercero muy lejos de los dos primeros. De los 7 diputados sólo consiguió 1 en Córdoba, su distrito de origen.

3) FRACASO DE LA IZQUIERDA REFORMISTA.

Los resultados de la izquierda reformista fueron magros. La suma de los sufragios obtenidos por los cinco partidos que se engloban en esa categoría, pierde y por bastante diferencia frente al voto en blanco. La Izquierda Unida (Partido Comunista y Movimiento Socialista de los Trabajadores) obtuvo 158.000 votos (0,85 por ciento), el Partido Obrero 113.000 (0,61), el Frente de la Resistencia 66.000 (0,36), el PSA 43.000 (0,23) y el PTS 43.000 (0,24). La suma de todos da 363.000 votos (2,29 por ciento del total).

Los votos en blanco, para presidente y vice, fueron 576.000 (2,96 por ciento del total). Y hay que aclarar que, aunque aún no fue publicado aún el dato nacional, el voto en blanco para diputados nacionales fue mayor en aproximadamente dos puntos al voto en blanco para presidente. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, para presidente hubo 170.000 votos en blanco (3,92 por ciento) y para diputados nacionales 252.000 votos en blanco (5,82 por ciento), porcentaje que fue casi igual para gobernador (5,15 por ciento). Esta misma tendencia se verificó en las demás provincias. En cambio en otros distritos donde también se elegían gobernadores, el voto en blanco para presidente fue mayor que en esa categoría. Por ejemplo en Mendoza, los votos en blanco para gobernador fueron 5.600 (1,89 por ciento) y subieron a 17.000 para presidente (6,10 por ciento).

En ciertos distritos, aún con escrutinios incompletos, el voto en blanco tuvo mucho impacto. En Chubut fue del 8,18 por ciento para gobernador, 5,17 para presidente y 10 por ciento para diputados nacionales.

Aún no se conocen los números finales de Jujuy, donde el noticiero de América TV citó declaraciones de Carlos Santillán asegurando que los votantes no habían pasado del 65 por ciento del padrón y que había gran cantidad de votos en blanco. Veremos si fue así o no. Sería positivo que se confirmaran esas informaciones.

Hasta ahora lo que podemos asegurar es que el voto en blanco para presidente -que entre otros- propuso el Partido de la Liberación, reunió casi 600.000 voluntades, redondeando el 3 por ciento de los votos, obteniendo 58 por ciento más votos que la suma de los 5 partidos ya mencionados de la izquierda reformista.

4) VOTO EN BLANCO Y PERSPECTIVAS DEL PARTIDO.

Al destacar estos números del votoblanquismo no estamos adjudicándonos como Partido su resultado. Sabemos perfectamente que lo nuestro fue poner varios granitos de arena a una tendencia de la masa que desde meses atrás se inclinaba hacia el voto en blanco para repudiar a los partidos del hambre, el ajuste y la corrupción.

Pero sí podemos recalcar lo positivo de nuestra posición. Más aún, fuimos el único partido que llamó precisamente a votar en blanco y realizó una interesante campaña de agitación y propaganda, con afiches, pintadas, actos, comunicados de prensa, volanteadas en puertas de fábrica y lugares de concentración.

Hubo otros partidos como el PCR-PTP que en su propuesta electoral abrieron un amplio abanico, contradictorio, llamando al mismo tiempo a "vote en blanco, anule su voto o no vote".

Hubo intelectuales como David Viñas y Osvaldo Bayer, independientes de izquierda como Luis Zamora, actores como Oscar Martínez, etc, que proclamaron públicamente que votarían en blanco. Con ellos y muchos más debemos entablar vínculos para hacer en conjunto un balance de las elecciones y ver en qué podemos coincidir de aquí en más, con propuestas concretas y políticas propias de un frentismo popular revolucionario.

La convocatoria de algunos grupos a "no votar" se mostró errónea y alejada de la realidad. Tal como advirtió el Partido de la Liberación, la mayoría de la gente iría a votar, aún con mucho escepticismo y opiniones críticas hacia los principales candidatos. Los números indican que votó el 80 por ciento del padrón electoral, lo que implica el fracaso de los llamados al abstencionismo. La abstención fue del 19,63 por ciento, lo que supuso un aumento de dos puntos respecto a las presidenciales de cuatro años atrás. Por cierto, valoramos como expresión de repudio popular al gobierno a la mayoría de quienes no votaron o anularon su voto. A la hora del balance deben ser sumados a los votos en blanco como un sector crítico del gobierno y el sistema capitalista dependiente actual.

Si bien el resultado electoral del reformismo fue decepcionante, lo más probable es que sus respectivas direcciones traten de disimularlo apelando a datos secundarios. Por ejemplo, el PC y el MST dirán a su gente que tienen que perseverar por ese trillado camino porque "salimos primeros dentro de la izquierda", un argumento que antes criticaban cuando lo usaba el trotskista PO.

A su vez el PO dirá que creció de aproximadamente el 0,40 al 0,61 por ciento de los votos y que individualmente sigue siendo la principal oferta electoral de "la izquierda".

Los que no tienen ningún argumento para disimular su fracaso son los dirigentes del Frente de la Resistencia-Corriente Patria Libre, con sus escasísimos 66.000 sufragios. La operación de peronizar a Patria Libre, su programa y candidatos se reveló como un fiasco. Esa maniobra les ha llevado a perder militantes, simpatías y votos por izquierda, lo que provocará debates y más diferencias en su seno. Es importante que nuestro Partido establezca más polémicas francas con los dirigentes de Patria Libre, criticando su movimientismo, su nacionalismo y su electoralismo, porque seguramente en esa Corriente hay muchos militantes que tienen reservas revolucionarias.

Más allá de cómo encubran su traspié, la izquierda reformista no piensa alejarse del electoralismo sino más bien va a profundizarlo. Patricio Echegaray, incluso antes del 24 de octubre, llamó a formar un frente electoral "más amplio" que Izquierda Unida para las elecciones de Capital Federal a realizarse el año próximo. Algo similar intentaron sin éxito en Córdoba para los comicios provinciales del 10 de octubre último en torno a Unión Popular y la candidatura de Luis Bazán, quien obtuvo 21.000 votos (1,4 por ciento) pese a contar con la participación de todo ese espectro: PC, MST, Frente de la Resistencia, Frente Grande y CTA regional Córdoba. Con el argumento que alguna vez utilizó la dirección de la Corriente Patria Libre, de que las fuerzas menores tienen que empezar antes sus campañas electorales para "poder instalarse", el PC-MST-Izquierda Unida, el PO y el Frente de la Resistencia, juntos o por separado, se pondrán ya a trabajar en los temas electorales de la Capital antes que a preparar su intervención en las luchas obreras y populares.

Nosotros tenemos que centrar en la lucha de clases directa y no en la presentación de candidatos en campañas electorales en las que el pueblo no deposita expectativas. Debemos prepararnos a enfrentar al nuevo gobierno de la Alianza con una táctica audaz y que a la vez la vaya desenmascarando paso a paso ante su electorado, luchando contra el ajuste que se viene de la mano de De la Rúa y el FMI.

Al mismo tiempo, hay que seguir golpeando duro al menemismo en retirada, reclamando cárcel a los ladrones y corruptos que vaciaron el país. Esta es una aspiración legítima del pueblo que la Alianza va a traicionar, aún en la eventualidad de que la corrupta secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, pudiera ir presa.

Las encuestas del CEOP-diario Clarín indicaron antes del comicio que un 25 por ciento de los electores no creía que -ganaran quienes ganaran- se fueran a ocupar de resolver sus problemas concretos como el de la desocupación.

Con mucha elocuencia, el ex embajador yanqui Terence Todman, aclaró el balance que tiene el imperialismo de estas elecciones: "el candidato favorito de Wall Street era De la Rúa. Eso lo dijeron todos los diarios. Tiene una iamgen de buen ´businessman´y de predictibilidad. Por eso su triunfo no hará más que consolidar la posición de Argentina en los mercados". Tenemos que profundizar el vínculo con los sectores más avanzados políticamente de la población, con los trabajadores y demás luchadores. Y mantener la táctica de la rebelión popular rechazando las presiones electoralistas y de "unidad nacional" que pregonan la Alianza y el PJ. Va a ser importante el fortalecimiento de la Tendencia Clasista 29 de Mayo y otras corrientes combativas del movimiento obrero. Hay que ajustar cuentas con la burocracia de la Confederación General del Trabajo (CGT) que sirvió lealmente a Menem, para echarla a patadas de los gremios, impidiendo que se reacomode como "combativa" frente a la Alianza. Asimismo es posible que parte del "sindicalismo disidente" del MTA y la CTA se acerque a De la Rúa como colaboracionista. Si así fuera, la confrontación con las cúpulas de estas organizaciones llegará a una nueva altura. Si pactan con el nuevo gobierno de los monopolios se convertirán en blanco directo de las luchas de los trabajadores y desocupados.

En estos días han ocupado tierras en Quilmes y Córdoba respectivamente 400 y 200 familias muy pobres que no tienen adónde ir. El PL tiene que acercarse más a estos sectores y a otros que se aprestan a resistir el ajuste que se viene en un contexto de grave crisis nacional e internacional. A poco de andar se verá que el flamante gobierno es tan represivo como el anterior y que enviará la policía a desalojar a los humildes que toman tierras para vivir y a los desocupados que cortan rutas demandando empleo. Por algo durante su campaña De la Rúa apareció en avisos televisivos custodiado por grupos policiales de elite similares a los grupos GEO, Halcón y GEOF, responsables del "gatillo fácil" policial en la masacre de Ramallo.

Tenemos que ampliar nuestro trabajo de masas con más vínculos con los explotados y especialmente con los trabajadores, empujar la lucha obrera hacia adelante y fortalecer el Partido de la Liberación en todo sentido. La rebelión popular y el Argentinazo son necesarios también para enfrentar y derrotar a la administración De la Rúa. Serán la única manera de lograr que la crisis la paguen los monopolios extranjeros y nacionales que en la década menemista se apropiaron de las empresas y servicios públicos, ganando más de 14.000 millones de dólares. ¡Que la crisis la paguen ellos!.

Comité Central del Partido de la Liberación (PL).
Argentina, 27 de octubre de 1999

Dirección postal: Belgrano 1024 (CP 5000) Córdoba, Argentina.
Email: pl_tupac@hotmail.com Internet: www.geocities.com/capitolhill/1872/index.htm



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