Carta del Sup Marcos para Juan Gelman
Tlahui-Politic 9 I/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. México, a 11 de Enero, 2000. MÉXICO: Carta del Sup Marcos para Juan Gelman.
5.56 mm. NATO (el calibre de la mentira).
Carta 6.a.
5 de Enero del 2000.
"El tiempo resbala de las manos sin tiempo de los hombres
llena su historia, la contradice, la equivoca o la liberta"
- José Revueltas -
Para: Juan Gelman.
Latinoamérica
De: SupMarcos.
México.
Don Gelman:
Tiene días que esta carta me anda cosquilleando en las manos. Uno y
otro vientos la arrebataron, pero no la llevaron muy lejos. Hoy parece que
al fin se deja hacer y así, como empecinada lucha, con rabia y digno
empecinamiento, empiezan a salir las letras, las palabras, los
sentimientos. Tal vez me recuerde: usted me hizo una entrevista en
aquellos tiempos del Encuentro Intercontinental y me hizo hablar de poesía
y otras anacronías. Yo lo conocí a usted a través de sus poemas, en uno de
esos libros que solíamos cargar en los primeros y solitarios años de la
guerrilla que después el mundo conocería como "Ejército Zapatista de
Liberación Nacional".
Sé bien que el título sonará extraño para muchos, pero no para usted,
avezado como fue y es en su largo ir de arriba abajo levantando esos
recuerdos y memorias que algunos llaman "noticias". Como quiera, parece
excéntrico titular una carta con una medida de una bala: "5.56 mm.
NATO". Así que permítame extenderme un poco sobre el tema, después de
todo no soy sino un soldado, un soldado "muy otro", pero un soldado al fin
y al cabo.
"5.56 mm NATO" es la notación militar para referirse a la bala que usan,
entre otros, el fusil M-16 (y sus variantes A-1 y A-2), el AR-15 -ambos de
fabricación norteamericana-, el Galil israelita, la Steyr Aug austríaca, y
otras armas. La notación "comercial" es calibre.223". Sí, es la
misma bala pero una es de uso militar, muy frecuente en los ejércitos de
América Latina, y la otra es para "cacería".
La historia de esta bala es la historia de una mentira. Cuando las
grandes potencias militares incurrieron en el despropósito de "humanizar"
la guerra (primero en las Convenciónes de la Haya, después en la de
Ginebra), se acordó la prohibición de las balas expansivas
o "dum-dum". El razonamiento fue "impecable": el objetivo en una guerra
es causarle "bajas" al enemigo y por "bajas" se entienden muertos, heridos,
desaparecidos y prisioneros de guerra.
Ergo, para "humanizar" la guerra lo que hay que hacer es reducir el
número de muertos aumentando el número de heridos. Por eso se pronunciaron
por el uso de "balas duras", que simplemente perforan la carne humana pero,
si no tocan ningún órgano vital, no provocan la muerte, y, si la provocan,
no causan "excesivo dolor". De ahí que se prohibieran las balas
"expansivas" que, al perforar el cuerpo se "florean" o se fragmentan, es
decir, "se expanden", y el daño que causan es mayor que el de las balas
simples, pues no sólo afectan el lugar por donde penetran sino un área mayor.
La organización del Tratado del Atlántico Norte ("NATO" por sus siglas
en inglés) encabezada por Estados Unidos adoptó la bala calibre "7.62
mm.", que fue conocida desde entonces como "7.62 NATO". El Pacto de
Varsovia, encabezado por la entonces URSS, adoptó el mismo calibre, 7.62
mm., pero con el cartucho más corto que el del 7.62 NATO (51 mm. el NATO y
39 mm. el soviético). El arma básica de infantería que usó el Pacto de
Varsovia fue el fusil automático Kalasnikov ("AK") -cuyo último modelo,
el AK-47 prolifera en el mercado negro. Por su lado, la OTAN (y los
piases periféricos) adoptó diversas armas para el calibre 7.62 mm. x 55
mm., o "7.62 NATO". Entre ellas estuvo el Fusil Automático Ligero (FAL),
de fabricación belga, y, más recientemente, G-3 de Patente Alemana. El
ejército mexicano cambió el FAL por el G-3 y llegó a fabricarlo después de
adquirir los derechos para ello.
Pero, en el auge de la III Guerra Mundial (como la llamamos los
zapatistas) o "Guerra Fría" (como se conoce en la historia actual), los
norteamericanos buscaron la forma de hacer más letales sus armas, al mismo
tiempo que burlaban los tratados que ellos mismos firmaron. Fue así como
nació, entre los años 1957-1959 y a "solicitud" del Comando de la Armada
Continental (USA), la bala de calibre 5.56 mm. (regularizada en 1964). Más
delgada que la 7.62 y mucho más rápida, la 5.56 no sólo representaba
ventajas en su acarreo (un infante podía llevar hasta el doble de parque de
5.56 mm que de 7.62, pero con el mismo peso y menor espacio), también
significaba grandes ganancias para las empresas bélicas norteamericanas
(tan "inocentes" como la General Motors, la General Electric, La Ford, etc.)
porque su aprobación significaba cambiar totalmente el armamento de toda la
infantería norteamericana (formado en ese entonces por la carabina M-1 y
M-2, el viejo Garand, y la Thompson), es decir, más ventas.
Una nueva bala significaba una nueva arma, y toda la industria militar
se concentró en demostrar las "bondades" del nuevo calibre. Para
convencer al Pentágono estadounidense, presentaron la mejor
"característica" de la bala calibre 5.56 mm: era de "punta blanda". ¿Qué
quiere decir esto? Bueno, pues que una bala del tipo de la de 5.56 mm.,
con punta blanda, se "dobla" al hacer contacto con la carne y empieza a
girar erráticamente dentro del cuerpo. ¿Resultado? Más terrible que la
expansiva, si el orificio de "entrada" de la bala era, en efecto, de 5.56
mm., el de "salida" (si es que la tenía) era hasta 10 veces mayor. Si la
bala no "salía", su efecto interno destruía huesos, músculos, órganos. En
conclusión: sin usar balas expansivas, el ejército norteamericano empezó a
usar una bala más letal, con más capacidad de matar y que dejaba con menos
oportunidad de vida al "blanco" humano que la recibía (además de que
aumentaba considerablemente el sufrimiento del herido).
Estoy hablando del auge de la "guerra fría". En ese entonces, los
Estados Unidos imaginaban el futuro escenario de guerra mundial en tierras
europeas y con los ejércitos del Pacto de Varsovia como enemigos. El
futuro "teatro de operaciones" estaba perfectamente ubicado en la larga
línea que separaba Europa Occidental de la Europa Oriental: Grandes
ciudades, amplias y rápidas vías de comunicación, muchos espacios
"abiertos", etc. Según esto, la lógica del Pacto de Varsovia era simple:
lanzar oleada tras oleada de infantes blindados hasta vencer la resistencia
enemiga. Por eso los ejércitos de los dos Pactos (el de Varsovia y la
OTAN) cambiaron sus armas básicas de infantería por fusiles de "asalto"
(gran volumen de fuego a rangos "cortos" -menores de 500 metros-). La
Guerra de Corea había demostrado las limitaciones del M-14 (versión
semiautomática del Garand M-1). Fue así como nacieron los prototipos de lo
que después sería llamado M-16, fabricado por la colt en Connecticut, USA.
Pero tanto la nueva bala como el fusil de asalto necesitaban ser
probados "en condiciones reales". Así que el gobierno norteamericano
decidió que su "traspatio" incluía el Sudeste Asiático e intervino
militarmente en Vietnam. Con los nuevos M-16 y su flamante calibre 5.56
mm, las tropas norteamericanas invadieron Vietnam y, en los combates,
probaron que el M-16 y el calibre 5.56 mm, no eran tan buenos como
decían. La bala es extremadamente veloz y ligera, así que cualquier roce
con una hojita o rama cambiaba radicalmente su trayectoria (y, como era de
esperarse, en la jungla asiática abundaban las hojitas y las ramas),
además, el fusil era muy afectado por la humedad, un deficiente mecanismo
del cerrojo provocaba que se "atascara" con la consiguiente falla en el
disparo.
No fue nada agradable para los soldados estadounidenses ver venir una
oleada de "vietcongs" (como llamaban a los guerrilleros vietnamitas),
apuntarles con su M-16, disparar y oír sólo "clic". Al pentágono no le
importaba mayormente que algunos de sus "muchachos" perdieran la vida y los
combates en las selvas vietnamitas. Después de todo, ni arma ni calibre
tenían como escenario esa guerra, sino la futura en territorio europeo y
contra el pacto de Varsovia. Conforme avanzó la guerra en Vietnam, se fue
modificando el fusil: se reforzó la recámara para resistir la corrosión de
la pólvora, se le instaló una palanca extra al cerrojo para asegurar su
cierre, se ajustó el resorte recuperador para reducir la cadencia de
tiro. Así nacieron el M-16 A-1 y el M-16 A-2. Con el calibre 5.56 mm., y
el fusil M-16 como arma básica de infantería, el ejército de USA estaba ya
listo para la nueva guerra mundial.
Paralelamente al M-16, se desarrolló el AR-15 (versión semiautomática
del M-16), que luego habría de ser exportado a los países de América
Latina, más concretamente a sus policías y sus escuadrones contrainsurgentes.
En México, el Ar-15 es el arma predilecta de las policías de seguridad
pública estatal. Especialista en asesinar campesinos e indígenas, la
policía de seguridad pública del estado de Chiapas, probaba alegremente, en
los cuerpos morenos de sus víctimas, los efectos del calibre 5.56
mm. Cuando bajamos de las montañas, el 1 de enero de 1994, nos
encontramos con muchos AR-15 que los "valientes" policías dejaban
abandonados en su aparatosa huida, pero eso es otra historia.
Cuando el señor Zedillo toma el poder en México, previo asesinato de su
predecesor (Luis Donaldo Colosio), y fracasa su ofensiva militar de febrero
de 1995, él y el ejército federal deciden "activar" grupos paramilitares
para combatir al EZLN "sin el desgaste en la opinión pública por la
actuación directa de tropas federales" (Memorando interno de la Presidencia
a la Sedena", documento clasificado, marzo-abril 1995). Los "detalles"
fueron resueltos por el "experto", en contrainsurgencia General Mario
Renán Castillo, bajo la supervisión de su superior General Enrique
Cervantes Aguirre, por el entonces "gobernador" de Chiapas (y hoy
agregado de la embajada de México en Washington, D.C. USA) Ruiz Ferro, y el
Partido Revolucionario Institucional (PRI). El acuerdo estuvo así: el
ejército federal pondría la instrucción y la dirección estratégica y
táctica el PRI pondría "la tropa", y el gobierno estatal pondría el
armamento y el equipo. Así que, pronto, los flamantes grupos paramilitares
en Chiapas se vieron provisto de fusiles de asalto AR-15 y AK-47
(conseguidos en el mercado negro que patrocinan los militares).
"Acteal" es la palabra que define cabalmente la estrategia gubernamental
en Chiapas. Las balas que destrozaron a los 45 hombres, mujeres y niños en
la comunidad de Acteal, el 22 de Diciembre de 1997, eran, en su mayoría,
calibre 5.56 mm, algunas 7.62 mm., y una que otra calibre.22 largo
rifle. Los tres niños que, hace meses, fueron a la Unión Americana a ser
atendidos por cirujanos especialistas, presentan los efectos del calibre de
la mentira, el 5.56 mm.
El día de hoy, 5 de enero del año 2000, 30 indígenas zapatistas del
mismo municipio de Chenalhó, Chiapas, fueron emboscados por policías de
seguridad pública y priístas. Fueron atacados mientras salían a cortar su
café. Después de horas de tortura, el gobierno liberó a 27 y dejó
prisioneros a 3, acusados, dice el gobierno, de provocar la matanza de
Acteal. El ridículo gubernamental no se detiene ante el hecho de que es de
todos sabido que Zedillo es quien provocó la matanza del 27 de diciembre de
1997, tampoco ante el despropósito de querer responsabilizar a los
zapatistas, que no son sino las víctimas de los paramilitares. No, van más
allá porque la detención se da en el contexto de una supuesta iniciativa de
paz del gobierno federal que ofrece, entre otras cosas, liberar a
zapatistas presos. Y no sólo no los libera, sino que aumenta su número con
los pretextos más ridículos. Una mentira hace que hoy se sumen 3 indígenas
más a los cientos de zapatistas presos por el simple e imperdonable hecho
de ser eso, zapatistas.
Yo sé que, a estas alturas de la carta, usted se pregunta por qué lo
tiene a usted como destinatario. Bueno, resulta que hace meses leí en la
revista PROCESO que usted derribó a un general argentino, cosa poco
frecuente, y que lo hizo con palabras (algo inaudito). La causa del empeño
de usted fue entonces tapada por el escándalo del affaire
Clinton-Lewinski (no sé si así va, el porno escrito no es mi
especialidad). Pero ahora, más reciente, es mundialmente conocida su
campaña para encontrar a su nieto (a). Ahora se sabe en todo el mundo que
su hijo y su nuera fueron asesinados por la dictadura militar Argentina
(tal vez con una bala calibre 5.56 mm.), y que el hijo(a) de ambos fue
vendido en le mercado negro de infantes que, además de la tortura, parece
ser la especialidad de los ejércitos latinoamericanos. Y esto de la
compra-venta de hijos de desaparecidos políticos, viene teniendo el mismo
efecto del 5.56 mm., no sólo penetra hiriendo, sino que gira dentro y causa
más y más daño. Como si el desaparecido heredara a sus hijos la misma
condición. Es decir, un crimen que padece la víctima... y quienes le
siguen en descendencia.
Vi su carta de usted al gobierno del Uruguay y leí la respuesta de usted
a la respuesta de ese gobierno (en "LA JORNADA"). Las leí y entendí por
qué había caído ese general argentino. Estoy seguro que nunca imaginó que
un día se iba a enfrentar a un poeta y, lo que es peor, a un poeta
necio. Porque usted es eso, un poeta (aunque a veces se disfrace de
periodista), y es necio porque ahora, en estos tiempos, así se les llama a
los que no se rinden ni se conforman.
En fin, yo lo que quería decirle es que nosotros, los zapatistas, lo
apoyamos a usted, que deseamos que lo o la encuentre, que su nieta (que ya
deben ser un hombre o una mujer hecho o hecha) merece saber que tuvo los
padres que tuvo y su historia. Y, sobre todo, merece saber que tiene un
abuelo que siempre la o lo buscó, y que nunca se rindió y que tumbó a un
general con unas palabras y que conmovió al mundo con su causa, y que el
mate ya no es tan amargo si se toma con alguien que queremos, y otras cosas
que, es seguro, usted querrá que ella o él sepan.
Y todo esto del calibre 5.56 mm., y Acteal, y los paramilitares, y su
lucha de usted, vienen a cuento porque, ahora que está la polémica de si el
segundo milenio ya terminó en 1999 o terminará hasta que finalice el
2000, algo hay que decir.
Y nosotros los zapatistas decimos que no, que ni el milenio ni el siglo
han terminado. No terminarán hasta que hay justicia y vida y libertad. No
terminarán hasta que la justicia se cumpla, se castigue a los verdaderos
culpables, y sea así imposible otro Acteal. No terminarán hasta que usted
encuentre a su nieto o nieta. No, ni el siglo ni el milenio pueden darse
por terminados con esos pendientes. Es una vergüenza para la humanidad
decir que ya entró en un nuevo milenio mientras sigue pendiente Acteal en
la memoria, y un poeta-abuelo busca a su nieto desaparecido. No terminará
nada mientras los calibres de las mentiras de este siglo y este milenio,
sigan dando vueltas dentro nuestro, destrozándonos, matándonos.
Así que, Don Gelman, esta carta era sólo para decirle que, de veras,
esperamos poder algún día decirle: ¡Feliz nuevo milenio!
Vale. Salud y que el tiempo al fin liberte nuestra historia.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Enero del 2000.
P.D. ARMAMENTISTA.- Por cierto, el arma que yo cargo es una carabina AR-15,
calibre 5.56 mm. Se la pedí prestada a un policía el 1º de enero de
1994. Claro que corría tan rápido que no alcancé a escuchar su
respuesta. Aquí la tengo, ayer servía para matar indígenas, hoy sirve
para que no los maten, o ya no impunemente.
Desde: Pakito Arriaran latinred@tao.ca
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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