Ejércitos americanos discuten nueva doctrina represiva
Tlahui-Politic 9 I/2000. Información enviada a Mario Rojas, Director de Tlahui. Bolivia, a 21 de Marzo, 2000. BOLIVIA: Ejércitos américanos discuten
nueva estrategía represiva. Resumen Latinoamericano.
En tanto Fidel Castro se prodigaba en la inauguración de la IX Cumbre
Iberoamericana en La Habana, comenzaba en La Paz, Bolivia, la XXIII
Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), organismo creada en plena Guerra
Fría, en los comienzos de la década del 60, por iniciativa del gobierno de
Estados Unidos.
"Cualquier resolución que emane de la Cumbre, que durará dos días, será
contrarrestada por la CEA que durará cinco. Se trata de una estrategia
político-militar que fue definida con anticipación", afirmó una alta fuente
militar boliviana. Sin menoscabar la trascendencia de la cumbre en La
Habana, es evidente que los acuerdos de la reunión de La Paz, a la que
asistieron representantes de las fuerzas armadas de 17 países miembros y
seis observadores de otros que, inocultablemente están bajo la influencia
de los militares estadounidenses, han trazado una coordinación
político-militar de imprevisibles consecuencias para el futuro de los
pueblos latinoamericanos.
En efecto, en Bolivia se acordaron tácticas y estrategias que, a diferencia
de la época de su creación, sustituyen el tema de la "subversión comunista"
-encarada entonces bajo la forma de la "doctrina de la seguridad nacional"-
por las renovadas consignas de combatir el terrorismo, el narcotráfico, al
migración ilegal y la defensa del medio ambiente. Todos estos temas fueron
enfocados en una dimensión político-militar. La elección de la misma semana
para la realización de la reunión militar no puede ser vista como un hecho
casual. Esa "coincidencia" fue comentada jocosamente por un autorizado
analista político boliviano quien, entre bambalinas, señaló que "esto se
asemeja a la táctica del teru-teru, pájaro que grita en un sitio y en otro
más lejos pone los huevos".
La Amazonía y la nueva estrategia
Para alarma de algunos sectores del ejército brasileño, el problema del
control por parte de Estados Unidos de la cuenca del río Amazonas es uno de
los objetivos estratégicos que han estado en el centro, tanto de esta
reunión como de una serie de conferencias específicas preparatorias. Es así
que, entre otras, se han realizado conferencias sobre ciencia y tecnología
en Canadá, de comunicaciones en Kuwait, de logística en Brasil, y de
reuniones cívico-militares en Guatemala.
En mayo se hizo en Bolivia, por ejemplo, un ejercicio del que participaron
cuatrocientos noventa efectivos militares y civiles procedentes de
Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela,
denominado "Operaciones de mantenimiento de la paz. Sur 99", auspiciado por
el Comando Sur del Ejército de Estados Unidos. La hipótesis de trabajo se
centró en la república ficticia de Tarial, inmersa en una guerra civil
entre tres grupos en disputa, y el plan de pacificación concluía con la
realización de elecciones. En ese ejercicio, la "fuerza multinacional de
paz" se dispersa en puntos estratégicos tratando de evitar la continuación
de los enfrentamientos, mientras, a la vez, atiende la situación de miles
de refugiados en un país vecino y planifica su repatriación.
Habría sido el quinto ejercicio realizado en América del Sur y su costo -a
cargo exclusivo de Estados Unidos- alcanzó los dos millones y medio de
dólares. A nadie se le oculta la semejanza entre la situación hipotética
del país imaginario y la realidad colombiana. Y además de la alarma creada
pocos meses atrás por la versión rápidamente desmentida de una fuerza
multilateral de intervención en ese país, nada ha despejado el temor que
muchos sienten en Brasil porque, en definitiva, la compleja situación
colombiana puede ser el pretexto para una forma disimulada de intervención
en su territorio amazónico bajo pretexto de la imposibilidad del ejército
brasileño de controlarlo eficazmente y de impedir el trasiego de alimentos
y pertrechamientos militares para las FARC.
Según trascendidos -habida cuenta de la reserva que rodea estas reuniones
de militares-, en esta nueva edición de la CEA hubo una notoria alianza
entre los representantes militares de EEUU y de Argentina con relación al
futuro de la Amazonía; dos países que no pertenecen a esa disputada cuenca.
Bajo las propuestas denominadas de "Protección del medio ambiente, combatir
el narcotráfico y el terrorismo", se plantea la necesidad de la explotación
multilateral de ese vasto territorio brasileño en el que existen reservas
minerales y petrolíferas. A pesar de esta actitud, en la anterior Cumbre
sobre Medio Ambiente realizada en Río de Janeiro, el vicepresidente
estadounidense, Al Gore, eludió comprometerse en la defensa del medio
ambiente más allá de los particulares objetivos e intereses de su país.
En medios científicos se considera que en el territorio de la Amazonía está
el futuro del mundo. Por las características de su biodiversidad se trata
de una región frágil y de alta vulnerabilidad. Y cualquier intervención
arbitraria afectará la regulación del clima y las reservas biológicas. No
se sabe que ninguna de esas consideraciones haya detenido las apetencias de
los países superindustrializados del Primer Mundo. Y, claro, esa riqueza es
codiciada por las grandes potencias y en primer lugar por Estados Unidos ya
que son las grandes reservas de agua, maderas, fauna, flora, hidrocarburos
y minerales.
Quien domine la explotación de ese territorio obtendrá una posición
privilegiada como potencia, y hasta tanto no lo consiga alguna de ellas
alimenta el subterfugio de la preservación ambiental, lo cual, es obvio,
puede ser utilizado con un sentido ambiguo y contradictorio. Para Brasil es
naturalmente un tema de sustancial importancia habida cuenta de la inmensa
extensión de la Amazonía en su territorio nacional. En la anterior CEA,
realizada en Ecuador, la delegación boliviana propuso la creación de un
Comité de Defensa de la Amazonía que actuará en el marco del Grupo de Río.
Ello fue bien recibido por Brasil pero, significativamente, no hubo avances
posteriores.
Bolivia al margen
Un aspecto llamativo de esta conferencia fue la total indiferencia tanto
del gobierno como del Parlamento bolivianos. Existe en este último una
Comisión de Defensa y Relaciones Exteriores que no sólo no se ocupó del
tema, lo mismo que el plenario del Congreso, sino que no tuvo ninguna
participación en la reunión, y tampoco lo hizo el ministro de Relaciones
Exteriores. La excepción fueron los discursos protocolares de bienvenida a
las delegaciones que hicieron el ministro de Defensa y el comandante
general del ejército. Después, total indiferencia.
Y a pesar del secreto con que se rodea a estas reuniones se supo que la
conferencia dedicó algún espacio a considerar la situación del capitán
general -y senador vitalicio- Augusto Pinochet, cuya detención en Londres
fue mencionada por el ministro de Defensa de Bolivia. En su discurso se
refirió al "colonialismo judicial" aludiendo al pedido de extradición del
juez Baltasar Garzón, que significa por añadidura una espina clavada en el
costado de los estamentos militares de toda Latinoamérica.
La estrategia del Comando Sur
Pero ésos fueron apenas entremeses naturales en una reunión de altos
mandos. Porque ella, como eje central, discutió la implementación, en el
próximo siglo, de una renovada arquitectura militar del "hermano mayor",
encargado pro autodecisión de la tutela del resto. En efecto, el Comando
Sur del ejército estadounidense ha asumido, a partir de este año, la
responsabilidad del control de todo el territorio para debajo de la
frontera con México. Estas actividades incluyen: entrenamiento de unidades
especiales, formación de contrapartes latinoamericanas, e incluso los
depósitos de "desechos indeseados".
Extremos que forman parte de lo que el investigador holandés Theo Roncken
ha definido como "estrategia de baja intensidad". Según Roncken, en este
contexto, al territorio boliviano -desde el Chaco, el Trópico y el
Altiplano- le corresponderían funciones de preparación de recursos humanos.
O dicho de una manera más simple, tendría que ver en el entrenamiento de
tropas.
Y eso se relaciona con que, además de una muy numerosa y desproporcionada
delegación diplomática de Estados Unidos e importantes programas de acción
social de este país, existe la Escuela de Cóndores de Bolivia dedicada a
preparar cuerpos de elite especializados en tácticas de guerra irregular y
en operaciones de comandos. Ubicada en la localidad de Sanandita, Tarija,
es un establecimiento que, similar al que existía en Panamá, recibe
personal militar seleccionado de diferentes países latinoamericanos.
En mayo, el Comando Sur envió su primer contingente de tropas, armas y
equipos en el marco de un llamado "Ejército Humanitario Nuevos Horizontes"
que debía realizarse solamente entre militares bolivianos y
estadounidenses. Así como están programados -para ser financiados por
Estados Unidos- tres cuarteles permanentes en El Chapare, donde se buscará
integrar al ejército a los hijos de los plantadores de coca a través del
expediente de la conscripción obligatoria. Nadie se llama a engaño en
Bolivia -aunque casi nadie proteste- de que esos cuarteles militares son
parte de la nueva arquitectura militar estadounidense para la región. Sin
embargo, como si se tratara de una iniciativa boliviana, una delegación
gubernamental viajó a Washington para gestionar el financiamiento de los
enclaves militares.
A pesar de la poca relevancia que se le asigna al tema entre las
organizaciones políticas y sindicales, se alzan algunas voces para destacar
aquellos sesgos contradictorios. La analista Lupe Cajías, por ejemplo,
consideró algunos de ellos: "Tres millones de dólares otorgados por Estados
Unidos para financiar esos cuarteles -mientras en la frontera del sur, los
cuarteles bolivianos no tienen luz, ni teléfono ni comida decente para sus
oficiales y menos para los conscriptos- muestran a las claras cómo se
aplica la nueva arquitectura político-militar estadounidense en territorio
boliviano. Actúan como en tierra conquistada y solo así puede entenderse el
cambio de sede de la CEA, que estaba programada para República Dominicana y
con el pretexto del huracán Mitch -que fue hace un año- se trasladó a
Bolivia".
Desde: COMUNISTES de CATALUNYA vallseca@arrakis.es
From: Comité Internacionalista Arco Iris ale.ramon@numerica.it
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