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Tlahui-Medic. No. 25, I/2008
El Fuego Sagrado, una tradición viviente
Diplomado de Tlahui-Educa
Temazcal y
Medicina Tradicional Mexicana
Estudiante: Tochtletl Uwe Jürgens
Tenerife, Canarias, España, Junio
del 2007
Desde el dominio del hombre sobre el fuego, lo
acompaña como sagrado por sus rituales y ceremonias en todo las culturas y
épocas. Seguimos con este respeto y fascinación, con emoción alterada o temor en
sus llamas nutrientes como transformadoras. El origen y como sucedió que el
hombre descubrió el manejo del fuego ya es tan remoto que lo tenemos olvidado.
Dentro nuestra masa genética, cerebral, en las células y emociones se queda
grabado como memoria. Existen leyendas que jamás cuentan hoy en día, aun el
fuego es esencia de nuestro avance a todos los niveles incluso en el campo
científico.
Observamos este elemento primordial que representa nuestro
astro Rey Sol, en la cosmovisión indígena es el padre, para antiguos pueblos del
norte, los celtas y vikingos tenía atributos femeninos. También nuestra madre
tierra en su núcleo es una masa líquida de puro fuego. Sólo nos acordamos en
caso de que se abre la capa sólida y salga el magma en forma de lava.
La esencia del fuego es el proceso de transformación de una materia que nosotros
llamamos combustible generando mucho calor y luz. En la superficie de la tierra,
el fuego se alimenta del mismo oxígeno como nosotros y lo transmuta en carbón
monóxido. Los combustibles de la antigüedad fueron principalmente maderas, paja,
turba, excremento animal y más adelante aceites y cera. Sospechamos hoy en día,
que nuestros ancestros sabían recolectar y guardar la braza de un fuego natural,
hasta que encontraron el secreto de manejar a través de la frotación de pierdas
o maderas una forma de encenderlo. El beneficio de un fuego es el calor que
desprende por las noches frías, sino que ilumina la oscuridad y espanta a todos
los animales salvajes. La danza de las llamas son mágicas, como lenguas
hambrientas, nos hablan de la vida propia y nos permiten entrar en meditación.
Así daba una agradable seguridad y de ahí viene la adoración del fuego. El
hombre sabía dar luz y calor por la noche como el sol al día. Desde este momento
el fuego fue sagrado y centro de mucho rituales y ceremonias que se
desarrollaron a lo largo de la evolución humana. No perdieron la magia y respeto
a las llamas vivas de cualquier hoguera.
Mujeres y hombres de la medicina, por observación, compararon
el efecto y el proceso del fuego con el organismo humano. Lo aplicaron en la
rueda de la medicina, la más antigua base que aparece en toda las culturas. Si
entendemos esta luz y el calor del fuego por dentro, tenemos la certeza de
nuestro espíritu. Somos dios con el temperamento que emerge de nuestro interior.
Somos transformadores, mantenemos o cambiamos por nuestros pensamientos,
palabras y actos de nuestra propia vida. Sentir esta unión con el fuego nos hace
tratarlo como lo más sagrado. Compruébalo tú y obsérvalo tú mismos si es cierto
que tienes tu propio fuego y como te sientes cuando te enfrentas a una hoguera.
Todo esta dentro de ti y en cada uno que te rodea.
Aparte de adorarlo o temerlo lo usamos, hace tiempo, para cocinar los alimentos
para hacerlos más digestivos y más sabrosos, Creamos recipientes de barro y los
endurecemos gracias a él. Aprendimos a fundir los minerales para forjar metales.
El fuego mueve los motores de los coches, de los barcos y de los aviones. Es
sostén de las plantas industriales y no falta en ningún laboratorio científico.
Hoy en día, el fuego viene vía cable a casa, para encender las bombillas, para
hacer funcionar el horno y para encender el televisor, este es el fuego sagrado
de nuestro tiempos. La hoguera y su fuerza espiritual sólo es un recuerdo
romántico de parejas enfrente de la chimenea o de una fiesta de chuletas y
cerveza en la playa. Desde el cosmos el planeta se ve por su parte
industrializada muy iluminada. Pero no es una luz viva como la de los fuegos
sagrados, no saltan llamas ni pide alimento, tampoco respira el mismo aire como
nosotros.
En pueblos remotos de África, se juntan los cuenta cuentos, por la noche, al
rededor de la hoguera. Los viejos transmiten la historia tribal palabra por
palabra como aprendieron de sus abuelos. Los niños se quedan boqui abiertos, y
sus ojos brillan reflejando la luz vibrante. Allá, realizan sus danzas y
muestran su devoción a la madre tierra y al cosmos, dan gracias a la cosecha, y
piden permiso para la caza en esta luz de llamas tan viva que baila con ellos.
En los países americanos, en donde viven la tradición indígena, lo tratan igual.
Todas las ceremonias están iniciadas por un fuego que se mantiene durante los
días y noches por un "hombre de fuego". El, lo guarda y lo cuida para que no se
apague durante la celebración. Lo usan también para la purificación en la cabaña
de sudor llamada Inipi o Temazcalli. Se calientan piedras al rojo
vivo, en el fuego que luego se introducen en el espacio por donde las personas
entran con el guía. El ritual de la purificación se realiza antes de cualquier
actividad ceremonial para armonizarse consigo mismo y con la comunidad. En
México existe aparte otra tradición del fuego sagrado. Cada 52 años encienden el
"fuego nuevo" que marca por su cosmovisión el fin y inicio respecto a su computo
de tiempo, el calendario, representando los ciclos de la vida y de un ser
humano. En occidente seguimos con la tradición griega, que consiste en llevar el
fuego de los juegos olímpicos cada 4 años hacia el lugar en donde lo vuelven a
celebrar. Por tierras nórdicas se juntan en la temporada del invierno, bajo el
árbol navideño decorado con la luz de las velas. Un ritual muy antiguo en que
piden al árbol de la vida y de la fertilidad que regresare el sol, y no es una
coincidencia que caiga en el solsticio de invierno. En España, ha sobrevivido la
fiesta de San Juan coincidiendo, en el solsticio de verano, en cual, se quema
todo lo viejo y mediante un salto por encima del fuego, se deja todo atrás.
Sin embargo, la iglesia católica abusó del fuego sagrado en el edad media
durante la inquisición. Todo con el propósito de romper y quitarnos este
contacto mágico con la hoguera para dejarnos un recuerdo de temor con huellas de
susto. La mayoría de los gobiernos exigen hoy día permiso para encender un fuego
y en las ciudades tan siquiera lo admiten. Uno de los pretextos, es el temor y
la prevención de un incendio. Evitar el descuido, dificulta la concienciación y
el saber tratar el fuego con respeto y admiración.
Si queremos volver a esta magia que esta dentro nosotros, y a revivir las
hogueras con conciencia, reúnanse y empiecen de realizar un fuego sagrado con
leña. Permítanse un momento de reflexión, sin distraerse, en meditación,
contemplando la vida de las llamas. Por respeto, dejen el cigarro, el alcohol,
el móvil o cualquier aparato electrónico en casa, no coman, ni beban mientras
están con el fuego. Vívanlo en silencio, observando desde el inicio con mucho
amor y devoción hasta que se acabe la última brasa y dejen que les hable. Si
quieren, pueden hablarle al fuego, realízale una ofrenda arrojando incienso,
tabaco o hierbas medicinales, den las gracias o pidan algo de corazón. También
se puede hacer un círculo de palabra, en el cual, cada uno puede tomar la
palabra en orden y ser escuchado con atención mientras el otro habla. Para
facilitar cojan el "palo de la palabra" y pásenlo siguiendo la misma dirección,
persona por persona, y cuando le toque su turno, comparta en voz alta o en
silencio su pensamiento. Los otros no deben hacer ningún comentario, ni
murmullos. Esta es una terapia muy económica y eficaz, para recuperar el respeto
de la inmensidad de la vida y reconocer el propio fuego interior.
Tochtletl Uwe Jürgens, Junio 2007.
Curso de Etnomedicina y Herbolaria Mexicana
Mexican Ethnomedicine and Herbalist Course
Cours d'ethnomédecine et phytothérapie mexicaine
Diplomado en Medicina Tradicional de México y sus Plantas Medicinales
Diplomado en Temazcalli de México
Diplomado en Acupuntura y Medicina Tradicional de China
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